Es uno de esos proyectos que el ciudadano medio no suele conocer, pero muchos países están pendiente de él: de hecho, la UE no solo lo ha calificado como proyecto de interés europeo, sino que además ha hecho una inyección de 578 millones de euros para su desarrollo, la más grande otorgada en un proyecto de estas características a nivel europeo.
Tras la puesta en servicio en 2015 de la línea subterránea Santa Llogaia-Baixas por los Pirineos orientales, la futura interconexión entre España y Francia a través del golfo de Vizcaya, la primera submarina entre ambos países, ha sido desarrollada por Inelfe (una empresa conjunta entre Red Eléctrica de España y Réseau de Transport d’Électricité, su homóloga francesa) y presume de cifras: una inversión de 1.750 millones de euros, un trayecto de 370 kilómetros, un cable submarino de 270 kilómetros, una potencia de 2.000 megawatios, una integración de 4.322 gigavatios-hora de energías renovables en el sistema al año, un ahorro de 395 millones anuales en costes de generación eléctrica (principalmente para España y Francia) y una reducción de 3,2 millones de toneladas anuales de emisiones de CO2, entre otros.
Francia es muy poderosa en producción de energia eléctrica. Por lo que esa colaboración nos va a resultar muy beneficiosa.
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