GIBRALTAR
Pese a que a la firmeza española en la reclamación ha conocido episodios de indudable torpeza (como la visita al Peñón, en 2009, de Miguel Ángel Moratinos como ministro de Asuntos Exteriores o la constitución del llamado Foro Tripartito) la comunidad internacional ha venido amparando a España en el contencioso.
El gran hito en este sentido hay que buscarlo en la resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas de diciembre de 1967: en un contexto en el que las potencias comenzaban a otorgar la independencia a sus antiguas colonias, la ONU estableció que cualquier descolonización del enclave británico debía abordarse mediante las negociaciones bilaterales entre los Gobiernos español y británico.
La resolución partía del principio de que "toda situación colonial que destruya la unidad y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de Naciones Unidas". En definitiva: España llevaba la razón.
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