El hotel Baron de Alepo nunca ha cerrado sus puertas desde su inauguración en 1911. El hotel está en pie, desde fuera las paredes de piedra no han perdido su majestuosidad, y por dentro, pese al desgaste de la guerra y al impacto de varios artefactos en su planta superior, tiene tanto que contar que la historia borra las heridas del presente.
El conflicto estalló en el interior de Alepo en el verano de 2012 y hasta el pasado diciembre no callaron las armas en una ciudad que quedó partida en dos.
El Baron quedó en la zona bajo control del Gobierno, pero a pocos metros de la línea del frente. La fachada principal miraba a la Siria del presidente Bashar Al Assad, la posterior a barrios orientales como Bustan Al Qaser, controlado por diferentes grupos armados que aspiraban a derrocar al régimen.
Todos los presidentes sirios, excepto Nureddin al-Atassi, han dormido aquí al menos una noche y Hafez al Asad, padre de Bashar y creador de la Siria moderna, estableció incluso su cuartel general.
La dueña lleva en el bolsillo las llaves para abrir la habitación 202, "en la que durmió Lawrence de Arabia y que era una de las más solicitadas" o la 203, también muy popular entre los viajeros porque aquí se quedaba Agatha Christie cuando viajaba al país a acompañar a su segundo marido, que era arqueólogo, David Rockefeller, Charles de Gaulle o el aviador Charles Lindburgh aparecen también en la lista de huéspedes.
Allí siguen la barra de madera maciza, los taburetes y el legendario mueble bar. El tiempo parece parado, pero el lugar habla y llora por los recuerdos de un pasado que será complicado recuperar viendo el panorama actual de la guerra en Siria
Inmensa suerte la de ese edificio del hotel. Y gran mérito de los dueños por mantenerlo abierto y en funcionamiento durante estos años de guerra.
ResponderEliminarDON PEDRO.
EliminarRealmente es un milagro (¿de Alá? el que ese hotel no haya sucumbido en forma de escombro en esa guerra interminable entre moros.
Me encantan los hoteles de aquella época que coincidía con los de la Belle Epoque europea. Hoteles con magnífico lujo decorativo.
ResponderEliminarDOÑA SOFIA.
EliminarEfectivamente los hoteles de aquellas fechas, 1912, los hacían con mucha decoración y gran altura de techos. Resultaban y resultan muy dignos y señoriales.
Buen historial de clientes ilustres el que le adorna : Lawrence de Arabia, Charles Lindburgh, David Rockefeller, Charles de Gaulle, etc.
ResponderEliminarDON CABALLERO.
EliminarYa pueden los dueños del establecimiento presumir de clientela selecta en otras épocas.
Hay otro hotel de esa antiguedad también, y muy famoso en los años del Orient Express, en Estambul, el Hotel Pera Palas. Y sigue en funcionamiento. Claro que en Estambul no han tenido guerra alguna desde 1918.
ResponderEliminarDON VILLAR.
EliminarSí, el PERA PALAS de Estambul ya lo conozco y es igualmente un residuo de aquel periodo de los grandes duques rusos y las grandes fortunas. Hoy está muy abandonado aunque funcione.
Buen historial y mucha historia entre esas paredes. Dicho eso, que me esperen sentados, parece no será en esta vida que pueda visitar zonas controladas por la morería, cada día mas retrógada, cada vez mas permeable a la locura y el odio.
ResponderEliminarSEÑOR OGRO.
EliminarLo dices en plural y más acertado : QUE NO NOS ESPEREN a ninguno de los dos en ese hotel. Para moros ya nos bastan con los que venden paraguas, mariconeras, relojes y mecheros por las calles de todos los pueblos de España.
Muy interesante,pero que no me esperen en ese hotel en los próximos veinte años.
ResponderEliminarBuena pesca de bonito nos ofrece Vd. en su cabecera.
DON BWANA
EliminarEs un clásico de la Belle Epoque y debiera de darse un garbeo por Alepo para comprobar la calidad de las decoraciones del hotel.
La pesca de atún debe de ser muy dura dado el peso de los bichos, aunque por lo que nos ofrecian los NODOS sabemos que el Invicto pescaba CACHALOTES con una sola mano.