26 marzo 2016

Bajo autopista

Como personajes extraídos de una novela, los habitantes de una populosa villa miseria de Buenos Aires miran al cielo y sólo ven cemento y algún que otro haz de luz. Desde los tejados se cuela en sus cerebros, día y noche, un martilleo constante.
Bienvenidos a Bajo Autopista, el barrio de emergencia por cuyo techo transitan cada día miles de vehículos que cruzan la autopista más céntrica de la capital porteña.

Abajo, en las abigarradas calles del barrio, la vida transcurre sin prisas, casi se podría decir que plácidamente.
Bajo Autopista es uno de los barrios de la Villa 31, una de las áreas marginales más populosas de la capital argentina, con más de 60.000 habitantes.
Ubicada a unos metros de la estación de tren de Retiro, en pleno centro porteño, desde sus azoteas se vislumbra a pocos metros la lujosa Avenida Libertador.
Fundada en los 40 del siglo pasado, la villa fue extendiéndose de su espacio original y el trazado elevado de la autopista Illia no fue inconveniente para los pobladores. Las construcciones ilegales se fueron adaptando a la autopista y la mediana natural que divide los carriles es de hecho la única entrada de luz de una parte del barrio.
Sin papeles ni leyes. Así es la vida en Bajo Autopista y en el resto de la Villa 31, una zona marginal donde junto a los pobladores argentinos se entremezclan comunidades de varios países sudamericanos (Perú, Bolivia, Paraguay) y donde reinan las bandas de narcotraficantes peruanas.

El paco (residuo de cocaína) es moneda corriente en el barrio. Lo reconocen los vecinos y lo asume la policía.

 (C. G. Calero)


"El Arquitecto"

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