13 julio 2014

Abismo sostenido por niños esclavos

El mundo avanza a tal velocidad que amenaza con regresar a sus orígenes. Al ver a unos infelices muchachos. la mayoría niños, trabajar doce horas diarias en unos yacimientos que cuando menos se espera se desplomarán sobre sus cabezas ahorrando a sus explotadores el trabajo de enterrarlos, no cabe por menos que preguntarse qué hemos hecho tan rematadamente mal para que nuestro futuro esté en sus manos.

Cuando el presidente de una multinacional envía un mensaje ordenando que se realice una transferencia por internet, lo envía gracias al esfuerzo de esos niños. Cuando el piloto de un avión confía en su GPS a la hora de conducir a trescientos pasajeros a la seguridad de un aeropuerto perdido en una diminuta isla, lo consigue gracias al esfuerzo de esos niños. Cuando un sofisticado satélite observa la Tierra en­viando información sobre la dirección y la fuerza de un huracán, guarda su posición en el espacio gracias al esfuerzo de esos niños.

Dentro de unos años la humanidad no será capaz de desenvolverse sin ellos. Los medios más rudimentorios, palos. troncos, pi­cos, palas, escoplos. martillos y unas manos que no han tenido tiempo de aprender a escribir, constituyen la base sobre la que se asienta la fabulosa tecnología pun­ta del orgulloso siglo XXI.

¿Cómo se explica? ¿Acaso hemos sido tan inconscientes como para no darnos cuenta de que corremos ciegamente hacia el abismo?

COLTAN
Hace poco más de treinta años alquien, nadie sabe exactamente quién, comprendió que un metal casi desconocido, el tantalio, poseía propiedades físico­ químicas casi mágicas, puesto que era mucho mejor conductor de la electricidad y el calor que el cobre, a la par que dúctil,, de gran dureza, con un alto grado de fusión e inoxidable, ya que tan solo lo ataca un ácido fluorhídrico que apenas existe en la naturaleza.

Nunca se le había prestado una especial atención hasta que a la luz de dicho hallazgo los fabricantes de toda clase de aparatos electronicos encontraron el cielo abierto.  Ganar dinero, ganar prestigio, ganar tecnología, ganar cuotas de mercado ... De la noche a la mañana los mostradores se abarrotaron de nuevos productos que atraían a millones de clientes fascinados por la idea de comunicarse con el resto del mundo por medio de un aparato que podían llevar a todas partes y cabía en la palma de la mano. Con el nacimiento del nuevo siglo nacía de igual modo un nuevo concepto en la forma de relacionarse. La carrera se fue acelerando hasta alcanzar un ritmo de vértigo.

La industria armamentista no tardó en comprender que con la naciente tecnología conseguirían que un misil disparado a cientos de kilómetros impactara con pre­cisión milimétrica sobre un blanco determinado, aunque con frecuencia un error humano en el cálculo arrasara un hospital o destruyera un edificio cercano causando cientos de víctimas.

Los terroristas tampoco tardaron en comprender que el móvil les serviría para detonar bombas a distan­cia.

Por si ello no bastara, el ochenta por ciento de las reservas mundiales se localizaban en un solo país, la República Democrática del Congo, y eso venía a significar que el futuro de las nuevas tecnologías que se habían apoderado de la voluntad de los seres humanos se asentaba en un remoto punto del corazón de África. El problema estaba servido.

La República Democrática del Congo debería ser una nación de una prosperidad apabullante, ya que cuenta con la tercera parte de las reservas  mundiales de estaño, uranio, cobalto, petroleo, oro, inmensos bosques  y el mayor potencial de energía hidraúlica conocido. No obstante, el noventa por ciento de sus habitantes malvive por debajo del umbral de la pobreza, e incluso de la miseria. Por ello se han convertido en una presa codiciada por las grandes potencias, que han encontrado la forma de despojarlos de sus riquezas provocando un sinfín de guerras disfrazadas de enfrentamientos fronterizos o tribales que han costado la vida a casi cinco millones de seres humanos.

Estados Unidos, Francia, Holanda, Alemania y Bélgica, así como las empresas fabricantes de aparatos de tecnología punta, Alcatel, Compac, Del/, Ericsson, HP, f BM, Lucent, Motorola, Nokia, Siemens, AMO, AVX, Hitachi, lntel, Kernel o NEC, no parecen dispuestas a permitir que sea el gobierno del Congo quien imponga sus precios y decida a quién vende el COLTAN y a quién no, por lo que se limitan a aplicar el viejo dicho de "a río revuelto ganancia de pescadores".

Su estrategia consiste en sobornar a una falsa disidencia interna para que provoque alborotos al tiempo que incitan a los países vecinos, Uganda, Ruando y Burundi, a intervenir militarmente y aprovechar la violencia para ir expoliando los yacimientos de forma desca­rada.

Ese es exactamente e! punto en que nos encontramos ahora: ansiedad por el futuro incierto, peligro ante la evidencia de que la sociedad que nos han construído tan chapuceramente puede derrumbarse sobre nuestras cabezas, y confusión frente a unos brutales acontecimientos que nadie se siente capaz de explicar con la suficiente claridad.

Y es que la esencia del demoníaco juego que se plan­tea en la República Democrática del Congo estriba en que ha sido diseñado con la intención de que nadie consiga ganar, nunca. Ni gobierno, ni hutus, ni tutsis, ni ugandeses, ni ruandeses ni las mismísimas Naciones Unidas que acu­dieran al rescate.

Es la guerra por la guerra, sin perseguir otro objeti­vo que aquel que han perseguido todas las guerras no religiosas desde la noche de los tiempos: obtener un beneficio ilícito.


POST DATUM
Cualquier día, en cualquier momento, puede producirse un "agujero negro de telecomunicaciones" por causa de un impacto de meteorito en satélites, los cuales a su vez inutilizarán las torres de control, etc. etc. y dejarán de funcionar los ordenadores, los móviles, la televisión, los Bancos, la electricidad, la calefacción, el agua caliente de los grifos, las bombas de las gasolineras, etc. y la sociedad volverá a la época de los monasterios del siglo X.
Los únicos felices lo serán los catalufos de ERC y los de Bildu, así como los de Pableras y Maduro.
El Planeta medievalizado, de nuevo.
En todos los países hay ya más móviles que personas  y muchos los consultan cada tres minutos como si esperaran encontrar protección en ellos a sus miedos. Y si pierden el dichoso movil  pierden parte de su identidad  puesto que en él guardan claves de cuentas bancarias, documentos, etc.
Jamás ha estado ninguna sociedad en ninguna época tan indefensa a lo imprevisto en forma de "chip" como en estos momentos.



 

18 comentarios:

  1. Hola,Javier:

    Noticia desgarradora. La verdad, me había olvidado de la explotación de estas criaturas en la recogida del coltán.
    Recordemos también la explotación de los niños del textil, y otras gentes, que trabajan a veces hasta 16 horas aldía. En Bangladesh, donde se produjo aquel accidente fabril, los trabajadoras cobraban 30 euros al mes. Mucha de la mercancía fabricada lo era paa marcas españolas.
    Un cordial saludo

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    1. DON XESÚS
      Lo terrible es saber que estamos siendo vigilados y controlados a cada minuto del día por empresas.

      Los datos de más de 500 millones de personas se estudian al instante en servidores inmensos. Un reportaje del New York Times desvelaba que en Arkansas 23.000 procesadores trabajan sin descanso para recopilar y analizar información para la empresa Acxiom. Pero Acxiom no es más que uno de los muchos gigantes invisibles que se alimentan de esta industria casi secreta.

      Hasta que un informe del Senado de Estados Unidos los sacó de su anonimato: denunció el poder que nueve empresas de "data brokers" están acumulando desde la oscuridad. Y la denuncia puso en evidencia lo que algunos sospechaban: que conocen y controlan todo sobre los usuarios.

      Son Acxiom, Corelogic, Datalogix, eBureau, ID Analytics, Intelius, PeekYou, Rapleaf, Recorded Future. Pero no importa mucho, porque ni tú ni nadie había oído hablar de ellas, aunque ellas saben todo de casi todos. El número de teléfono, la dirección y otros que asustan: las veces que ves un vídeo en Youtube y qué vídeo era, el tipo de coche que conduces, las enfermedades que padeces, si te gusta cazar, el tipo de hotel que eliges para pasar las vacaciones, cuál fue el champú que decidiste comprar en tu última compra.

      Saludos cordiales

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  2. Mas que un impacto de un meteoro, lo que temen es una explosión solar, que siga de tal forma y potencia, nos mande como dice, al medievo.

    De los crios que decir, es tremendo, pero hay que decir que es obvio en sociedades donde solo pueden aspirar a la subsistencia, y ello con los gobiernos mas corruptos sobre sus cabezas.

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    1. SEÑOR OGRO
      Sí, he puesto "impacto de meteoro" como podría ser cualquier otra imprevisible e imparable destrucción de lo que sustenta todo el entramado de las telecomunicaciones mundiales. Y en tal caso, nada improbable, nos vamos al medievo directamente.

      Lo de los niños, como dices, es un asunto eterno mientras haya organizaciones, gobiernos y empresas a anteponer el BENEFICIO por encima de todos los demás valores humanos.

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  3. Este mundo es una tarta, y mientras no nos demos cuenta de que para que otros puedan comer aunque sea una pequeña porción, otros tenemos que reducir un poco nuestra ración, aquí no va a haber solución alguna.

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    1. DON ULTIMO DE FILIPINAS
      Esa propuesta tuya es utópica porque jamás los hambrientos han mejorado por razón de apretarse el cinturón los opulentos. La clave está en que por obtener unos beneficios unos pocos EXPLOTAN miserablemente a todo el que pueden. Va en la condición humana y hasta animal.

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  4. Es la vergüenza, la miseria y la muerte que se esconde tras el progreso.

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    1. DON TRECCE
      Muy bien dicho. No debiera de ser así pero cada vez más el progreso lo están basando en la explotaión miserable de los más necesitados, especialmente desde que todo está globalizado.

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  5. Me permito añadir que el capitalismo es el sistema que MAS ha hecho por paliar este tipo de desgracias. No puede ser casual que donde prima el socialismo impere la ruina, y con ella la explotacion infantil.
    Y tampoco puede ser casual que merced al capitalismo haya mas clase media que nunca.

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    1. SEÑOR OGRO
      A efectos de moi no era necesario en absoluto explicar lo que muchos sabemos que es obvio.

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  6. Comparto tu opinión y también la del Señor Ogro.

    Lo veo además de muy difícil solución porque hacer trabajar a los niños- y más en esas condiciones- es tan inhumano como contraproducente puede resultar no permitirles hacerlo en aquella miseria.

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    1. DOÑA MARIBELUCA
      La solución es dificil en tanto en cuanto que la masa humana compra todo lo que NO necesita para nada y dentro de ese capítulo se hallan las tecnologías de sentarse en una mesa de un café una pareja y comunicarse por mensajes, en vez de por viva voz. Idiotaizados totales.

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  7. Muchos seres humanos, ávidos de fortuna, carecen de escrúpulos con tal de mantener llenas sus carteras por el procedimiento que sea: estafar, robar o aprovecharse de las desgracias ajenas.
    Lamentable.

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    1. DON BWANA
      Ante la marabunta de gentío atontado del todo por las televisiones y los internetes, unos pocos se hacen poderosos y codiciosos, tal como comenta. Para producir con sudor de niños unos paratos absurdos que no se utilizan para el fin creado de hablar a distancia, sino para jugar con sus juegos,, o mandarse mensajitos cada tres minutos aún hallándose juntos.

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  8. ESpera, Javier, espera... con un poco de suerte, no tendremos que esperar ningún "cataclismo" venido de fuera. Los arsenales militares de las grandes potencias cuentan con lo que viene a llamarse EMP (Impulso Electromagnético) que también freiría tanta tecnología y dependencia consentida.
    ¿Imaginas qué sucedería en un apagón total si ya hoy, al fallar el WhatsApp, ya son millones quienes se vuelven, literalmente, locos?

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    1. DON HEREP
      No estaría mal que durante una temporada la Humanidad se quedara sin internetes ni televisiones merced a la explosión o funcionamiento desmesurado de esos EMP, friendo, como dices, todo lo que se sostenga a base de chips electrónicos.
      Al carajo con los misiles, los satélites de predecir huracanes, los móviles y las conexiones de correo electrónico, de forma que tu Banco o el mío vieran como desaparecían de sus cuentas unos cuantos miles de milllones de euros, evaporizados por las ondas.

      Y el gentío a freir huevos o zanahorias con carbón, al tiempo que se iluminaba con velones de sebo. Quizá entonces hasta alguno cogería un LIBRO para pasar el tiempo.

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