El pequeño "napoleonchu"

Si el plus petit "napoleón", mediocre y grotesco personaje, fuera investido, como pretende, la estatua de Bonaparte se vendría abajo. Sólo le ha faltado pedir que le corone el Papa Francisco en el palacio imperial.

Napoleón tenía una idea grande sobre Europa y, cuando fue derrotado, el continente volvió al absolutismo. Como él mismo escribió en Santa Elena, su gloria no estuvo en haber ganado 40 batallas, sino en haber llevado el código civil a todas las naciones donde luchó. Soñó para Europa un tribunal de casación, una moneda única, las mismas leyes, una sola nación con París como capital. Implantó la lengua francesa en sus territorios, incluso en los que se hablaba catalán.
El de ahora es un personaje que ha aparecido como una farsa. Ha vivido el imperio de los 100 días desde que se escapó de la Elba donde gobernaba, para acabar en Waterloo, pero ya es un estorbo para su propio partido y para el partido rival independentista.
Quizás, al final le darán un reloj y le prometerán un puesto en la lista de las europeas. Y ahora empezarán y volverán las escenas de los Talleyrand y los Fouché, que juraron fidelidad y luego fueron juntos a ponerse a disposición del nuevo poder.

R. del Pozo