05 septiembre 2017
El Turismo
El viajero que disfruta conociendo su destino, respetándolo y haciendo uso de los recursos hosteleros, hoteleros, culturales, naturales o de entretenimiento, debe seguir siendo bienvenido. Pero el que no lo hace así, debiera sin duda ser evitado, por no producir beneficio alguno, sino neto perjuicio.
Piénsese en el turismo de borrachera, con alto coste policial y sanitario, que demanda de urgentes y drásticas medidas que le pongan coto, arbitrando fórmulas rápidas de expulsión del país (en el caso de extranjeros) y en todo caso de pago por esa turba o sus padres (de ser menores), del coste íntegro de los servicios públicos especialmente movilizados por su culpa.
El turismo low cost, igualmente precisa de cuidada atención. Las tasas que en determinadas partes se exigen apuntan a este fenómeno, a fin de sufragar el gasto que supone el consumo de recursos de un país por quien viene de paso con la mochila cargada en origen.
También, el cobro por acceso a ciertos espacios, o la limitación de circulación por perímetros concretos. En Florencia, incluso, han llegado a hacer uso de los camiones cisterna para alejar de sus monumentos, a manguerazo limpio, a quienes se arremolinan a comer bocadillos y beber latas en sus vetustas escalinatas y plazas.
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El que lleguen turistas al país es un beneficio indiscutible que hay que proteger, pero siempre que se ponga un coto muy cercado al turismo de borrachera y al mochilero.
ResponderEliminarDON MARTIN
EliminarEse es el turismo, el de borrachera, que hay que evitar como haga falta. Con expulsiones del país o de la zona.
En mi juventud recorrí media Europa usando albergues juveniles muy baratos, durmiendo en sacos de dormir y usando el tren como medio de transporte. Jamás se me hubiera ocurrido hacer las majaderías que esos holandese e ingleses cometen en nuestro pais ahora. Los hay, porque lo he presenciado, que cada noche tratan de cargarse una farola del pueblo en donde tienen su camping.
ResponderEliminarDON ALBERT.
EliminarEse tipo de turismo, por desgracia, asola hoy en la costa vasca mediante el uso de campings y viejos vehículos caravanas.
También yo estuve en los años 59 y 60 recorriendo primero Paris y luego Suiza y Alemania mediante tren y albergues y jamás se me ocurrió levantar la voz en ninguna parte.
Además de los ingleses que van a Mallorca, son muy vigilables los alemanes y holandeses que vienen con sus caravanas y estacionan en cualquier calle haciendo sus necesidades en la vía pública o en los jardines de las urbanizaciones. En cualquier parte, da lo mismo Andalucia que País Vasco o Galicia.
ResponderEliminarDOÑA CASILDA.
EliminarTodo eso es cierto y lo tengo también comprobado. Con la excusa del surf dejan sus furgonetas en las calles más residenciales para terminar haciendo en ellas sus necesidades. No creo que en sus pueblos de origen les dejen actuar así.
Es apreciable para cualquiera que el viajero mochilero que nos viene de fuera y se asienta en un camping, se compra cada día una barra de pan y una docena de latas de cerveza y no gasta ni un euro más en la localidad. Eso no es turismo favorable.
ResponderEliminarDON MOLLARRI.
EliminarAsí es y gastan en la localidad de asentameinto menos que los comunistas en libros de Encíclicas.
Lo primordial no es lo que gasten o dejen de gastar, sino el comportamiento que tengan. Si son gente civilizada, me da igual que sean mochileros o hippies. Sin son unos sinvergüenzas, también me da lo mismo, no los quiero, aunque se gasten un millón de euros, porque además son peligrosos.
ResponderEliminarDON TRECCE.
EliminarCiertamente lo primordial del turista joven es su comportamiento entre nosotros. Y sigue habiendo muchísimos extranjeros procedentes del centro y norte de Europa que creen que se puede hacer lo que jamás les consentirían en sus pueblos.
Yo creo que en el punto medio, a veces, puede estar la virtud. Yo no tengo nada en contra del que viene con una mochila, o del que se come un bocadillo en la calle. ¿Hay algo malo en ello? ¿violan algun derecho fundamental?, opino que no.
ResponderEliminarOtra cosa son los cerdos, los vandalos, los que se emborrachan como alcoholicos solo para de seguido liarla, los que entran a las iglesias como quien entra en un supermercado , a voces. Por no hablar de violentos, etc. Con esos, sin piedad.
Y naturalmente, las facturas sanitarias, a pasarlas a sus paises, o que no se los atienda. Ya esta bien de ser los gilipollas.
SEÑOR OGRO.
EliminarSí, tienes razón, da lo mismo que sean mochileros o que se coman los bocadillos en la calle. Eso es lo de menos. Lo que no es aceptable es que, como veo cada verano en Zarauz, esos mismos tras beber en abundancia regresan a su camping rompiendo todo mueble público que hallan a su paso, desde lámparas de farolas a postes indicativos de calles.
Y la Ertzaintza acostumbra a mirar para otro lado.