El espíritu explorador y de aventura que se había desarrollado en España, hizo renacer su inquietud de siempre de llegar al Japón para incrementar su comercio.
En 1561 Fray Andrés de Urdaneta recibió ordenes de que, siguiendo la ruta de Acapulco a las Filipinas, buscara unas islas que debieran estar entre el continente americano y el chino, en especial aquellas islas japonesas ricas en oro y plata.
Sin embargo, no fue hasta enero de 1564 cuando Fray Andrés de Urdaneta zarpó del puerto Barra de Navidad con la flota de expedición dirigida por Miguel de Lagazpi, y con la orden de la Audiencia de México de que en caso de encontrar dichas islas, deberían tratar amistosamente sus habitantes, quienes ya tenían fama de ser excelentes trabajadores.
En el año de 1567, Legazpi envió al Rey de España, Felipe II el informe de que existían grandes islas en Filipinas, como Luzón y Midoro, mismas que fueron colonizadas por su expedición, y donde chinos y japoneses llegaban para fomentar su comercio.
En 1575, Juan Pacheco Maldonado informó a Felipe II sobre el comercio que realizaba Japón en Filipinas. Este era muy extenso, con variados artículos de intercambio, ya que los barcos japoneses que llegaban a Manila llevaban trigo, carne salada, cuchillería, biombos, jaulas, vasijas con dibujos de oro sobre laca, abanicos de papel, etc.
Al regresar, su carga consistía en oro, piel de venado, vasijas de barro, ahuizcle, seda cruda, vino, espejos y otras mercancías europeas que habían sido enviadas desde México. Los españoles que visitaban Filipinas, algunos de ellos nacidos en México, tenían su centro de actividades en este país. Así fue como se inició el primer contacto comercial entre México y Japón.
En 1609, ocurrió el acontecimiento histórico importante entre la Nueva España y Japón; Don Rodrigo de Vivero, Gobernador de las Filipinas en su viaje de regreso a México, naufragó frente a las costas del Japón.
Los japoneses auxiliaron a 370 náufragos y les brindaron su hospitalidad durante el tiempo que hubieron de permanecer en Japón. Asimismo, Rodrigo de Vivero fue recibido por el segundo Shogun Tokugawa en el Estado actual de Tokio, y posteriormente, se entrevistó con Ieyasu (fundador del Shogunato Tokugawa) en Sumpu, actual prefectura de Shizuoka.
En la segunda entrevista que Vivero tuvo con las autoridades del gobierno japonés, se hicieron negociaciones sobre intercambio comercial, navegación, cooperación técnica y sobre divulgación de la fe Cristiana. Vivero solicitó que en la costa oriental de Japón se construyera una factoría con instalaciones de almacenes y astilleros para los barcos españoles. También requirió que se construyeran templos para ser atendidos por los misioneros españoles, y que a todas las delegaciones enviadas por el Rey de España les fuera dispensado un trato honroso, así como que se prestara toda la ayuda necesaria a los españoles en caso de naufragio.
Ieyasu pidió a Vivero la apertura del comercio con España, y el envío de mineros especialistas en plata, pilotos y marineros de la Nueva España, ya que en esa época Japón carecía de la tecnología occidental y prácticamente se encontraba en desventaja en cuando al desarrollo de dichas técnicas.
Después de permanecer por un tiempo visitando las islas japoneses, Vivero partió con su misión y con algunos japoneses del puerto de Uraga hacia Acapulco, en el barco de San Buenaventura, de 120 toneladas, construido anteriormente en Japón.
Luis de Velazco II, Virrey de la Nueva España dio una buena acogida a los jóvenes que llegaron con Rodrigo de Vivero en México, y convocó a su consejo, en donde se discutió el envío de la expedición para descubrir las fabulosas islas abundantes en oro y plata, que suponían existir en Japón.
En esta junta se decidió enviar una misión bajo el mando de Sebastián Vizcaino, en viaje directo al Japón, para agradecer a Ieyasu e Hidetada la hospitalidad brindada a Vivero y devolver los cuatro mil ducados que Vivero debía al Japón, además del costo del barco de Buenaventura.
Sebastián Vizcaíno salió de Acapulco el 22 de marzo de 1611 y llegó a Uraga el 10 de junio del mismo año, llevando consigo la respuesta del virrey a la carta de Ieyasu, los retratos del Rey de España, de la Reina y del Príncipe, también regalos, entre otros un reloj hecho en Madrid en 1581, el primero que se vio en Japón y que actualmente forma parte del tesoro del templo Toshogu del monte Kuno.
Tellagorri
marinos vascos en japon
Vaya, marinos vascos haciendo patria, ¿quién lo diría? Seguramente cualquier peneuvero que lea este post lo negará mil veces antes de aceptar lo evidente.
ResponderEliminarMe gustan estas entradas de vez en cuando, se aprende bastante historia, y no está mal recordar el pasado a quienes no cesan en su empeño de inventarla. Además te voy a confesar que estoy ya saturada de humo, qué día de tabaco en todos los blog, se agradece el cambio de tercio.
Un abrazo.
Los vascos siempre fieles servidores de Su Majestad Católica a pesar de lo que digan los seguidores de Polikarpo. Las Islas Filipinas y los avatares que por aquellos lares sucedieron son los grandes desconocidos de la historia de la Monarquía Hispánica, los historiadores han preferido centrarse en las Indias o los territorios europeos. Esta expedición a Japón forma parte de aquellos acontecimientos tan exóticos que ocurrieron en tiempos de Felipe III, como las embajadas a Etiopía o Persia o las expediciones a Angola y el centro de África en busca de maravillosos tesoros y civilización y con la intención de propagar la Santa Fe Romana...eran los tiempos del máximo esplendor de la Monarquía.
ResponderEliminarSi le interesa el tema le recomiendo los dos tomos de "El imperio luso-español y la Persia Safávida" de Luis Gil Fernández (Premio Nacional de Historia de España en 2007)...o el interesante artículo: " Pedro Páez y la misión jesuítica en Etiopía".
Pronto trataré en mi blog la conqista de las Islas Marianas llevadas a cabo durante la Regencia de doña Mariana de Austria.
Un saludo.
Curioso que el primer reloj que se viera en Japón fuera español, y llamativo que ya en el siglo XVI los japoneses tuvieran la fama de trabajadores que aún conservan y fomentan.
ResponderEliminarDOÑA ELENA
ResponderEliminarLos peneuveros la Historia que enseñan ( y saben) pasan directamente del Paleolítico a Franco. Por tanto no tienen ningún problema porque ni Urdaneta ni Legazpi, ni Vizcaino, ni Oquendo y Churruca, o Blas de Lezo después, ni Elcano antes, EXISTEN.
Bueno, estos días hemos arremetido contra los exterminadores de derechos individuales a cuenta del humo, y ya sabes que este Blog no gusta de repetir los mismos temas de forma seguida.
¡Ah! Y en respuesta a mi amiga Elena: ya me di cuenta ayer que estabas hastiada del tema de los humos, pero es comprensible que los que sufrimos en carne propia la prohibición déspota de este gobierno de m... no la acatemos en silencio y sumisión.
ResponderEliminarEn nuestro pueblo, ya se han producido incidentes en los bares. Cuesta resignarse a que nos quiten esa parcelita de distensión con la que contábamos.
Cuídate el dedo y besitos.
CAROLVS
ResponderEliminarCreo, ahora que lo comentas, que en la actual España el gentío ignora todo lo relacionado con las expediciones a Oriente e incluso el avistamiento por primera vez por europeos de Australia a cargo de galeones españoles.
Lo relacionado con Etiopia y las tremendas vicisitudes que pasaron los jesuítas españoles en aquellas tierras, en sus viajes en dirección a la India, aún son más desconocidos. Yo he leído varios libros al respecto y es para quitarse la boina.
Incluso hubo un español, jesuíta, que estuvo de hombre de confianza y máximo rango del Emperador de Etiopia.
Otro mundo también apasionante es el de los aventureros por tierras arábicas como el famoso Benjamín de Tudela.
DOÑA ADELAIDA
ResponderEliminarSí, estaban mucho más atrasados tecnicamente que los españoles de la época y desconocían el reloj. Pero lo de "trabajadores" es tradición de esos pueblos orientales por razón de que vivían en plena esclavitud de sus emperadores. Los más sacrificados eran los chinos por su abundancia ya entonces. Usaban a millones de seres para hacer obras como la ciudad de Pekin o la Gran Muralla a lo largo de varios siglos.
Javier, no dejas de enrriquecer la comunidad de blogueros y como siempre de forma brillante nos presentas las raices de la empatia entre japoneses y españoles, en este caso marcada en sus origenes por esos valientes frailes y marineros vascos, y asi es facil de entender la atraccion que todavia hoy sentimos muchos españoles por Japon y la mayoria de los japoneses por España, yo soy un ejemplo de esa atraccion y ojala pueda hacer uno de esos viajes, hoy dia mucho menos epicos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hombre Tellagorri, los jovenes vascos no tendran ni idea de quienes eran Urdaneta, Legazpi, Oquendo o Churruca y pueden que les suene quien fue Blas de Lezo o Elcano; pero estoy completamente seguro que los jovenes españoles tampoco tienen ni pajolera idea de quienes son.
ResponderEliminarBonita foto del Wall Street donostiarra. La calle con menos vida de la ciudad a partir de las ocho de la tarde.
En ETB hicieron un documental sobre el tornaviaje de Urdaneta hace un tiempo. Estuvo bien.
Por motivos peregrinos hace muchísimo que no me paso por este blog; pero no me olvido de él, por ejemplo, el de hoy me ha gustado especialmente, la Historia pone a cada uno en su sitio. Esa otra "istoria"(sic) que se enseña en las ikastolas... es..¡vaya que sí! otra historia. Ahora estoy enfrascado con la lectura de la Nueva Ortografía de la RAE. Ignoro si el tema ha salido ya en el blog, pero por si no, recomiendo a todos que se compren el librito (40 eurazos muy bien gastados). ¡Es completísimo y muy ameno! No ocurrió así con los dos volúmenes de la Nueva Gramática, que ya comentamos que era para profesores de Filología. Sin embargo, han editado un Manual, más manejable, para quienes sean amantes de los entresijos gramaticales. Ahora bien, aunque vayan a sacar también un resumen de la Nueva Ortografía, yo recomiendo que todo el mundo tenga en su casa este, sin recortes. Tiene una redacción deliciosa. Y es lo más completo que haya visto nunca.
ResponderEliminarSi Polikarpo se llega a enterar de estas aventuras, además de los territorios franceses, reclama también lass tierras japonesas como parte de Euskal-Herría.
ResponderEliminarInteresante, ameno e instructivo.
Parece increible que unos pocos "limitados" encabezados por un Polikarpo cualquiera hayan podido influir tanto en Vascongadas, hasta el punto de eliminar la historia. Y es que, en realidad no son solo ellos los culpables, sino los que por acción u omisión han consentido que esto ocurra en nombre del poder y la codicia.
ResponderEliminar¿Acaso no les da pena mirar atrás y ver como en lugar de aspirar a alcanzar el imperio del sol, se han quedado encerrados entre las cuatro paredes de un submundo?
Bonito post Javier.
CARPAGO
ResponderEliminarNo sé si se mantiene la simpatía de aquellos japos hacia los españoles, pero, quizá por la distancia, siempre ha habido buena entente con ellos.
Que pronto tengas oportunidad de conocer Tokio.
Tienes razón : esa foto de la Avenida donostiarra la hice ayer, 4 de Enero, a las CINCO DE LA TARDE.
ResponderEliminarNo se ven ni jubilados.
El tornaviaje de Urdaneta es uno de los avances más importantes habidos en siglos. Y poca gente sabe ni quién era Andrés de Urdaneta ni a qué se dedicaba.
HABIA UNA VEZ
ResponderEliminarVaya, cuanto honor. Te he echado de menos en todo este tiempo porque tus comentarios eran siempre muy sensatos y mesurados.
No he leído esa Nueva Gramática de la RAE por temor a coger un cabreo porque ultimamente los académicos tienen el virus de Fidel Castro : "Hay que destruir la Gramática.
Ya lo adquiriré y le echaré un vistazo.
ASPIRANTE
ResponderEliminarComo bien dices, dado que el Polikarpo era bastante analfabeto en los dos idiomas (vascuence y castellano), afortunadamente no tenía idea de estas cosas porque seguro que reinvindicaba la soberanía sobre el Imperio Celeste.
DOÑA CANDELA
ResponderEliminarEn efecto, por culpa del Polikarpismo en Territorio Sioux la Historia es como leer un tebeo de Asterix.
Respecto a lo de "imperios", son muy imperialistas pues reivindican la soberanía de tierras desde Burdeos a Burgos.
Claro que prefieren un "concierto" de chistu y tamboril a uno de los que dan en Viena cada principio de año, y cada mes.