No tiene desperdicio.
Un alemán produce de media el doble de heces que un francés. Hiperactividad de la función intestinal en menoscabo de la cerebral, que demuestra su
inferioridad fisiológica. En los tiempos de las invasiones bárbaras, las hordas germanas sembraban su recorrido de irrazonables amasijos de materia fecal. Por otra parte, también en los siglos pasados, un viajero francés entendía al punto si ya había cruzado la frontera alsaciana por el tamaño anormal de los excrementos abandonados en los bordes de las carreteras.
Como si eso no bastara, es típica del alemán la bromhidrosis, es decir, el olor nauseabundo del sudor, y está probado que la orina de un alemán contiene el veinte por ciento de ázoe mientras la de las demás razas sólo el quince.
El alemán vive en un estado de perpetuo embarazo intestinal debido al exceso de cerveza y a esas salchichas de cerdo con las que se atiborra. Una noche, durante mi único viaje a Munich, en esa especie de catedrales desacralizadas llenas de humo como un puerto inglés y apestosas de manteca y tocino, los pude ver incluso a pares, ella y él, sus manos agarradas a esas jarras de cerveza que, por sí solas, saciarían la sed de un rebaño de paquidermos, nariz con nariz en un bestial diálogo amoroso, como dos perros que se olisquean, con sus carcajadas fragorosas y desgarbadas, su turbia hilaridad gutural, translúcidos por la grasa perenne que les pringa rostros y miembros, como el aceite en la piel de los atletas del circo antiguo.
Se llenan la boca de su Geist, que quiere decir espíritu, pero es el espíritu de la cerveza, que los entontece desde jóvenes, y explica por qué, más allá del Rhin, jamás se ha producido nada interesante en arte, salvo algunos cuadros con unas jetas repugnantes, y poemas de un aburrimiento mortal. Por no hablar de su música: no me refiero a ese Wagner ruidoso y funerario que hoy pasma también a los franceses, sino de lo poco que he oído de las composiciones del tal Bach, totalmente desprovistas de armonía, frías como una noche de invierno. Y las sinfonías de ese Beethoven: una bacanal de chabacanería.
El abuso de cerveza los vuelve incapaces de tener la menor idea de su vulgaridad, pero lo superlativo de esa vulgaridad es que no se avergüenzan de ser alemanes. Se han tomado en serio a un joven glotón y lujurioso como Lucero (¿puede casarse uno con una monja?), sólo porque ha echado a perder la Biblia al traducila a su lengua.
¿Quién dijo que los teutones habían abusado de los dos grandes narcóticos europeos, el alcohol y el cristianismo?
Se consideran profundos porque su lengua es vaga, no tiene la claridad de la francesa, y no dice exactamente lo que debería, de suerte que ningún alemán sabe nunca qué quiere decir, y va y toma esa incertidumbre por profundidad.
Con los alemanes es como con las mujeres, nunca se llega al fondo.
Desgraciadamente, esa lengua inexpresiva, con unos verbos que, al leer, tienes que buscarlos ansiosamente con los ojos, porque nunca están donde deberían estar.
Desde que me volví francés (y ya lo era a medias por mi madre), entendí hasta qué punto mis compatriotas eran perezosos, estafadores, rencorosos, celosos, orgullosos más allá de todo límite, tanto que piensan que el que no es francés es un salvaje, incapaz de aceptar reproches.
Claro que he entendido que para inducir a un francés a reconocer una tara de su raza basta con hablarle mal de otro pueblo, como si dijéramos "Nosotros los polacos tenemos este o aquel defecto" y, como nunca quieren ser segundos de nadie, ni siquiera en lo malo, reaccionan al instante con "Oh, no, aquí en
Francia somos peores" y dale, dale a hablar mal de los franceses,
No aman a sus semejantes, ni siquiera cuando les sale a cuenta. Nadie es tan maleducado como un tabernero francés; tiene todas las trazas de odiar a sus clientes (y quizá sea verdad) y de desear no tenerlos (y eso es falso, porque el francés es codicioso hasta la médula).
Son malos. Matan por aburrimiento. Es el único pueblo que ha mantenido ocupados a sus ciudadanos durante varios años en eso de cortarse la cabeza unos a otros, y suerte que Napoleón consiguió canalizar su rabia hacia las otras razas, movilizándolos para destruir Europa.
Están orgullosos de tener un Estado que dicen poderoso, pero se pasan el tiempo intentando que caiga: nadie como el francés tiene tanta habilidad para hacer barricadas por cualquier motivo y cada dos por tres, a menudo sin saber ni siquiera por qué, dejándose arrastrar a la calle por la peor chusma.
El francés no sabe bien qué quiere, lo único que sabe a la perfección es que no quiere lo que tiene. Y para decirlo no sabe sino cantar canciones,
Quizá la ignorancia es efecto de su avaricia, el vicio nacional que los franceses toman por virtud y llaman parsimonia. Sólo en este país se ha podido idear toda una comedia alrededor de un avaro. Por no hablar de papá Grandet.
La avaricia la ves en sus viviendas polvorientas, con esas tapicerías que nunca se renuevan, con esos cachivaches que se remontan a sus antepasados, con esas escaleras de caracol de madera tambaleante para aprovechar el poco espacio. Injertad, como se hace con las plantas, un francés con un judío (mejor aún si es de origen alemán) y tendréis lo que tenemos.....
Si me he vuelto francés es porque ya no podía soportar ser italiano. En cuanto piamontés (de nacimiento), sentía que sólo era la caricatura de un galo, pero de ideas más estrechas. A los piarnonteses cualquier novedad los envara; lo inesperado les aterra; para que llegaran hasta las Dos Sicilias (aunque entre los garibaldinos había poquísimos piamonteses) fueron necesarios dos ligures: un exaltado como Garibaldi y un gafe como Mazzini.
Y no hablemos de lo que descubrí cuando me mandaron a Palermo. Sólo ese vanidoso de Dumas amaba a esos pueblos, quizá porque lo adulaban más 'que los franceses, que, con todas sus lisonjas, no dejaban de considerado un mulato. Gustaba a napolitanos y sicilianos, mestizos también ellos, no por error de una madre pelleja sino por historia de generaciones, nacidos de cruces de levantinos desleales, árabes sudorientos y ostrogodos degenerados, que tomaron lo peor de cada uno de sus híbrido s antepasados: de los sarracenos, la indolencia; de los suevos, la ferocidad; de los griegos, la infructuosidad y el gusto de perderse en charlas con tal de dividir un pelo en cuatro.
Y, por lo demás, es suficiente ver a esos scugnizzi que en Nápoles encantan a los extranjeros, sofocándose con espaguetis que se echan al coleto con los dedos, pringándose de salsa de tomate rancio.
El italiano es de poco fiar, vil, traidor, se encuentra más a gusto con el puñal que con la espada, mejor con el veneno que con el fármaco, artero en los tratos, coherente sólo en cambiar de pendón según sople el viento.
Claro, es que los italianos se han modelado sobre los curas, el único gobierno auténtico que han tenido desde que los bárbaros sodomizaran a aquel pervertido del último emperador romano porque el cristianismo había debilitado el orgullo de la raza antigua.
Los curas ... ¿Cómo los conocí? Me parece, tengo el recuerdo oscuro de miradas huidizas, dentaduras podridas, alientos pesados, manos sudadas que intentaban acariciarme la nuca. Qué asco. Ociosos, pertenecen a las clases peligrosas, como los ladrones y los vagabundos.
Uno se hace cura o fraile sólo para vivir en el ocio, y el ocio lo tienen garantizado por su número. Si hubiera, digamos, uno por cada mil almas, los curas tendrían tantos quehaceres que no podrían estar tumbados a la bartola mientras se echan capones entre pecho y espalda. Y entre los curas más indignos, el gobierno elige a los más estúpidos y los nombra obispos.
Tellagorri
eco escribe de alemanes france
Pues sí que se ha quedado a gusto el señor Eco, no ha dejado títere con cabeza, bueno sí, me extraña que no nos haya dado leña a los españoles. Qué filón ha dejado escapar, sobre todo con nuestra clase política, sólo con ZP y algún que otro sociata tendría para una tesis doctoral.
ResponderEliminarNunca fui a Alemania pero creo que además de beber cerveza y comer salchichas son bastante trabajadores. Y por supuesto no estoy en absoluto de acuerdo en el trato que da a los grandes músicos alemanes.
Con los franceses no acabo de conectar, no me gustan, creo que desde que le dimos "pal pelo" a Napoleón no nos lo perdonan.
También son un poco guarros y maleducados con los turistas españoles, siempre generalizando.
Los italianos son bastante parecidos a nosotros, no nos cuesta llevarnos bien con ellos, aunque es verdad, o eso creo, que son un poco maleables como dice Eco, y siempre acercarán el ascua a su sardina.
Un abrazo.
Con esta forma de hacer amigos no es extraño que no le nombren candidato al Nobel de la Paz, aunque un premio tan desprestigiado sólo es digno de Obama y ZP.
ResponderEliminarNo digo yo que no le asista la razón, pero discrepo de los gustos musicales del Sr. Eco.
DOÑA ELENA
ResponderEliminarMejor que no se haya puesto a analizar a ESPAÑOLES porque ibamos a salir bastante trasquilados.
Lo de la música y los alemanes es comprensible en un italiano ya que no concibe más sentido musical que el suyo y todas las demás músicas ( o ruídos como digo yo) le resultan de bárbaros.
Lo mismo sucede con la Literatura : a un italiano le resulta un aburrimiento, por su andamiaje macizo y muy tipo tocho, el modo de pensar los escritos de los teutones y tetonas.
Bueno, no estoy a favor ni en contra de nada de lo que dice pero me encanta esa manera de escribir alejada de la correción política y libre de trabas sociales. Es todo muy exagerado pero con un fondo de realidad.
La descripción de las casas francesas es exacta. Son cutres y horteras, por codiciosos, hasta producir sueño. Es el país en donde más se venden objetos y muebles de casas derribadas antiguas o de varios siglos de antiguedad. Cualquier palangana desportillada o cama de las de hierro de las de 50 toneladas de peso es habitual encontar dentro de las diminutas dimensiones de sus habitáculos.
ASPIRANTE
ResponderEliminarParece, como dices, un alumno aventajado del Manual de Hacer Amigos de Tella.
Creo que con la música y la filosofía alemanas exagera mucho para dar a entender lo pesados que reultan los escritos germanos en relación a los franceses o italianos.
La verdad, no lo entiendo, ¿de que trata esto?. ¿De poner a parir a todos en base a tópicos (en su mayoría ridículos)?. ¿Se trata acaso de eliminar los tópicos entre naciones (no se tampoco porque habla de razas), sacándolas a la luz y ridiculizándolas con estas grandes voces?. Autocrítica no creo que sea, y si no encontramos una razón o motivo para esto, solo sería cainismo, otra catarata más de antioccidentalismo, otro nudo para la soga que nosotros mismos nos ponemos en el cuello.
ResponderEliminarIgual estoy obtuso, pero no veo el sentido a esta catarata de barbaridades, salvo que intente anularlas precisamente sacando a la luz las tonterías que unos piensan de los otros.
SEÑOR OGRO
ResponderEliminarNo seas tan germano en la interpretación de un juego de comparaciones muy al estilo del espíritu vivaz italiano.
Escribe muy al estilo de otro gran italiano genial que se llamaba PAPINI, antes de que éste último se hiciera católico.
Las dos mentalidades más opuestas existentes en el mundo no son Oriente y Occidente, sino germanos e italianos.
Para escribir una copia de ésto por un alemán necesitaria previamente dedicar cinco tomos a la INTRODUCCIÓN del tema.
Oh que grandes verdades las que escribe Eco! casi de acuerdo de la A a la Z. Con los alemanes estoy de acuerdo al 100 %, o existe pueblo más chabacano que el teutónico, una mujer teutonica es menos sexy que Falete en tanga...de los franceses yo siento lo mismo, no darán jamás su brazo a torcer, quieren ser primeros en todo (incluso en los malo), son aburridos a más no poder y mucho más antipáticos, miran con aire de superioridad a todos pero jamás fueron los primeros y si los eternos segundones (segundones en tiempos del Imperio español, del británico y ahora con el americano ni si quiera eso...)...de los piamonteses sí que puedo hablar con absoluta propiedad pues he vivido dos años de mi vida entre ellos. El piamontés, como dice eco, es un pseudofrancés, fueron ellos los que fundaron Italia (recuérdese que los de la Reunificación es un mito nacionalista la verdad es que se produjo una invasión piamontesa del resto de Italia aprovechándose del tirón de Garibaldi, también piamontés de Niza, aunque hoy en día sería francés). Los piamonteses son muy pero que muy antipáticos y cerrados lo que deriva de su carácter provincial y no de gran ciudad (Turín la ciudad más grande apenas tiene 1 mill de habitantes), pero muy refinados en el comer y el beber, a la vez que trabajadores (recuérdese que todas las grandes multinacionales italianas como FIAT, Ferrero, Lavazza o Martini, se aglutinan en o en torno a Turín, la capital piamontesa)...los piamonteses, por su carácter provicial son racistas y tienen miedo a lo nuevo, además tienen (a pesar de ser orgullosos) un cierto carácter de inferioridad hacia sus dos grandes vecinos, los franceses y la ciudad de Milán (capital económica de Italia, Roma es una pantomima ministerial y papal)...yo en mis dos años en Turín apenas he conocido piamonteses excepto mis compañeros de trabajo (muy majos por cierto) el resto era gente de fuera (milaneses, bergamascos y gente del sur...mi novia es de Bergamo, otra ciudad particular). En Italia el país sale adelante g5racias a la cordillera norte (Turín, Milán, Bergamo, Brescia y el Veneto), el Sur es pura MIERDA, gente falsa (de esa de buena cara y puñal que cita Eco), nada trabajadora y corrupta, pero por desgracia son ellos (los italianos de pizza, pasta y mandolino) los que representan a Italia en el exterior (los de las películas de la Loren) pero que nada tienen que ver con los del Norte...yo en mis años vividos en el Norte me imbuí de ese odio hacia los sureños, por otra parte justificado...como dice Eco, napolitanos, sicialianos, etc han heredado lo peor de cada uno de sus pueblos invasores, aún así constotuyen la mano de obra de las industrias del Norte, la primera la FIAT...en Turín hay un dicho que dice que si eres de Turín eres "terrone" (que es la manera despectiva que utilizan los del Norte para denominar a los del Sur)...
ResponderEliminarSaludos.
CAROLVS
ResponderEliminarTenía muchas ganas de leer tu opinión sobre lo que dice Eco. Y veo que concuerdas con él.
Yo no conoczco al italiano pero sí al alemásn y francés y acierta en un 70% sobre ambos. Con un poco de exageración, muy al estilo crítico italiano, retrata la pesadez teutona y la soberbia francesa.
Gracias por el brillante comentario.
Don Javier, me temo que mi análisis es como bien dice, más germano que italiano: no veo vivacidad en las comparaciones de las heces, en el olor de la orina, en poner a caer de un burro a Beethoven, Wagner... Entiendo se critiquen ciertas cosas de cada pueblo, pero la verdad es que este estilo me supera.
ResponderEliminarDicho esto, me sorprende no distinga entre un frances, de un parisino. Por lo que tengo oido son dos seres muy distintos.
SEÑOR OGRO
ResponderEliminarEn efecto, el francés de Paris es el buen gusto personificado en la comida y la bebida, en el Arte, en el Esprit Fine para seleccionar lo elegante y alejado de lo cutre, etc., y el francés restante es bastante próximo a lo descrito por Eco : jactancioso, soberbio, codicioso y especialmente hortera en sus viviendas y modo de comer.
Conozco a un buen número de gabachos que en la calle, en su indumentaria, parecen todos de la élite de las finanzas y en su viviendas son como los gitanos de las cuevas de Sacromonte de Granada.
Cáspita, tenía entendido que el frances medio es bastante hospitalario, mientras que el parisino es soberbio, chulo, prepotente y desagradable hasta la médula.
ResponderEliminarPero hablo de lo que me cuenta un amigo que ha viajado ,no de primera mano.
Vaya, cómo está el patio, curso acelerado de hacer amigos, justo con los que tienen que tirar de nuestro carro...
ResponderEliminarCon los alemanes tengo sentimientos encontrados, por un lado amo un idioma que va a las mil maravillas con mis ansias anexionistas, y es que es escuchar cualquier canción en alemán (inclusive villancicos) y me dan ganas de invadir Polonia. Otra cosa es el temor que le tengo a la mujer germana, y es que una mujer que puede llevar 250 jarras de cerveza de 10 litros cada una con una sola mano, si me suelta media hostia viste a mi familia de luto.
Cosa distinta es nuestra nunca suficientemente odiada Francia, ellos caminan peligrosamente en el filo que separa al cromagnon del homosexual locaza, no tienen término medio, por lo que tíos normales no los busques porque no los hay. Otra cosa son ellas, bellezas delicadas envueltas en aromas sugerentes de suaves y aterciopeladas pieles... y cuando usan esa lengua (si, me vale cualquiera de las dos, y si van juntas susurrándote en ese precioso idioma mientras te hace una demostración de sus habilidades...°
De los italianos poco sé, por lo que no opino, pero un país que aportó las Mamma Chicho no puede ser del todo malo.
U. Eco caricaturiza magistralmente a alemanes, franceses e italianos en este estupendo artículo; conozco bastantes alemanes y franceses y pocos italianos pero leyendo este post veo la genialidad de la descripción de Eco.
ResponderEliminarEn España, se tiene una imagen estereotipada de los alemanes, como paradigma de laboriosidad, inteligencia etc. el trato diario con muchos descubre su zafiedad que se manifiesta sin rubor en la costa mediterránea los meses de verano; recordar ese espectáculo es inmediato mientras se lee esta descripción.
SEÑOR OGRO
ResponderEliminarEl frances, en cualquier ubicación es soberbio y chulo, mira por encima del hombro a todos los habitantes del Mundo, especialmente a los hispanos.
Respecto a lo que dices, siempre son más chulos los de Bilbao y Madrid que los de Ondarroa y Móstoles.
ISRA
ResponderEliminarYa ves que el Umberto se ha leído mi Manual. Pero creo que es muy valiente.
Has descrito perfectamente a los teutones. Y respecto a las teutonas tetonas que citas, siguiendo la teoría de Eco, excrementan más que una granja completa de vacas lecheras cada una de ellas.
Les francaises son para mirarlos y no hacerles el mínimo caso porque siempre creen que les vas a pedir un favor. Pero, ahhhhh, las francesas con sus estilos y clase, siempre que tengan menos de 40 años. Luego se ponen barrillonas y un sombrerito lleno de hortensias en la cabeza.
F.J. EUGENIO
ResponderEliminarVeo que coincides con la descripción de ECO. Respecto a los alemanes, basta, como dices, verlos y oirlos en cualquier playa española para observar que son tal cual dice Don Umberto.
Mi seguido amigo, he de reconocer que he leido muy pocas piezas con un ejercicio tan istrionico de la ironia y la hiperbole, pero a diferencia de Eco, estas, en ningun caso creo yo, te permiten ocultar tu amor por tres partes de tu evidentemente extensa geografia personal. Felicidades y un saludo
ResponderEliminarCoincido con la descripción de U. Eco, en cuanto caricatura descriptiva del "alemán masa".
ResponderEliminarCreo que en un comentario mio anterior sobre el tema de los alemanes, decía que donde se aprecia una notable superioridad de algunos alemanes es en los estamentos superiores, por ejemplo, directores de departamento de investigación, etc. allí puedes encontrar individuos totalmente diferentes y que ejercen su magistratura con auténtica brillantez.
CARPAGO
ResponderEliminarGracias por lo que dices y, al parecer, se nota mucho mis preferencia por determinadas gentes y lugares.
Un muy cordial saludo
Estoy de acuerdo con la forma en que el Sr.Umberto Eco expone su visión sobre nuestros vecinos del norte, la verdad es que los ha calcado, a poco que uno haya visitado los tres países citados, y observando la vida y costumbres de los mismos, te das cuenta de los estereotipos que se nos venden, casi todos falseados, de los alemanes, diré que son demasiado sosos, muy equilibrados socialmente, muy apegados a la familia y a las tradiciones, no entiendo un país que aman por encima de todo el jamón ibérico, y la juerga cuando están fuera de su casa; y con la cantidad de cerdos que tienen, no son capaces de aprender a curar jamones, claro, ellos los ahuman, y con el clima que tienen frió,podrian hacer los mejores jamones ibéricos, eso si, no tienen encinas, las podrían plantar y hacer la mejor reserva de jamones ibéricos de Europa, en cuanto a los franceses, aparte de sosos, metepatas, mucha grandeur, pero poca sustancia, eso si, muy arraigados con lo suyo, y despotrican de todo lo que no sea de su región, incluso entre ellos mismos, y de los italianos, ahhh la mama, solo conozco Roma, pero en ningún sitio me he sentido como en casa como en esa ciudad tan preciosa, por la gente tan cercana, eso si, un poco fantasmillas, y que casualidad, que la mayoría de gente con la que hablé, estaban enamorados de Benidorm, tienen un carácter parecido al nuestro, pero entre ellos, tienen muchas diferencias, igual que aquí.
ResponderEliminarUn saludo
¡¡JOOOOOOOODEEEEEEEEERRRRRR Y Como LA HA CAGA'OOOOOOOOO IL SIGNORE ECOOOOOOOOOO!!
ResponderEliminar¡¡Menudo COMPLEAJAZO DE INFERIORIDAD SOCIAL Y NACIONAL, TIENE IL POVERO SIGNORE!!!
Claro que si SE EStudia Su Ámbito Espacio Temporal, Se entiene Perfectamente...
¡Y que PELOTILLERO DEL TÍO! Como los Alemanes, les Zurraron la Badana a los Franceses Primero y a los TRaidores Italianos Después, pues ¡Hala! A decirles que Son Unos Cagones Miserables y que Sus Genios Son Unos TENEBROSOS BORRACHUZOS DE CERVEZA "GEIST", Marca que No Conozco, Por Cierto y Que Sus Pintores y Músicos No Valen Nada...
Luego, Como los Franceses les Zurraron en las Fronteras y eran "ANti BENITOS", Pós A ponerlos POr las Nubes!
¡Lo que Hace la Edad, Querido Hermano Javier y la Compaña...!
Desde Este Momento, Il Signore Eco, Conservará su Prestigio y el Lugar de Sus Obras en Mis Estanterías,Antes de Estos Lamentables Comentarios...
En Fin, Querido Dom Javier y la Compaña. Aprovecho para FELICITAROS A VOS Y A TODOS ESTAS FIESTAS DE NAVIDAD Y DESAEAROS UN MEJOR AÑO QUE EL QUE SE VA!
SAludos, Abrazos Brindis y ¡¡RIAU RIAU!!
DON MANUEL
ResponderEliminarSu comentario rezuma conocimientos y razonamiento que tira por la borda todos los tópicos sobre los tres analizados por Eco.
A los dos primeros, tras haberlos conocido, hay que saber "tratarlos". Nada más efectivo que la indiferencia y muestra de ignorarlos con el germano, abordamiento con visos de superioridad a los gabachos y mano de santo.
Algunos comentaristas han solido decir que cuando van de turistas a la France, los tratan mal y con chulería. Eso es lo habitual y la culpa la tienen los que se acercan a ellos con cierto complejo. El gabacho se transforma en servicial en cuanto le hablas como si fueras su "señorito"
Yo acostumbro a verlos casi cada semana porque estoy a media hora de Biarritz y los lacteos los compro allí o en St. Jean de Luz. Y no les doy tiempo a reaccionar como "franceses". Tampoco hay que preguntarles nunca por una dirección de carretera porque te la darán, de cien veces 90 de forma erronea por joder. Método que en mi pueblo usan muchos cuando ellos preguntan por lo mismo aquí.
Hace unos días en St. Jean de Luz estaba buscando un hueco en un parking público aire, y un mutiko me hizo señas de que había uno libre. Y cuando fui a meterme descubrí que en el suelo pintado tenía, ese hueco, la señal de "inválidos". Típico de ellos, procurar que te joda la policia con una multa.
EMINENCIA OLD NICK
ResponderEliminarCuidado con el cava, sea catalán o extremeño, y mucho más con el champagne aunque sea Moet Chandon brut o Don Perignon (éste último ya te jode de entrada porque cuesta 150 euros la botella más barata), durante estos días en que nadie sabe lo que celebra salvo los dedicados a odiar las religiones.
Feliz Navidad y que en el 2011 consigas escribir sin letras Mayúsculas en el inicio de cada palabra.
Dos cosas me llaman la atención en el escrito del Sr. Eco: en primer lugar que las deposiciones de un alemán doblen a las de un francés. ¿Está llamando cagones a los unos o estreñidos a los otros?
ResponderEliminarEn segundo lugar su falta de oído (la del Sr. Eco) si no es capaz de captar la armonía de un Bach y llama chabacano a un Beethoven.
Lo prefiero en la novela de misterio.
BWANA
ResponderEliminarSerá eso que dices : llama excrementadores gigantes a los alemanes, y no le gusta la música germana.Prefiere a Rossini, Bellini, Donizetti, Verdi y Puccini.
Creo que H. Eco no le hace justicia a los alemanes ni a su música... comparativamente con los franceses que, en todo caso, irían estreñidos con lo que se explica su comportamiento habitual y su curioso sentido de la higiene personal. Por lo que yo conozco, el alemán es familiar y extrovertido y eso sí, beben como cosacos.
ResponderEliminarDe todas maneras, Eco da un repaso muy divertido a teutones y gabachos (odiados en levante por comerse crudas hasta las crías de los erizos, esquilmando las reservas). En cuanto a los italianos, su ego es sencillamente inaudito.
Dejando de lado los tópicos de franceses y alemanes y algunas percepciones indecorosas sobre la música, Eco da la talla en su dimensión literaria, que es la que me interesa. Tan corrosivo como mordaz, tan hilarante como irreverente, Eco se despacha y lo hace al modo que a mi me gusta. Un diez.
ResponderEliminarDOÑA CANDELA
ResponderEliminarEco realiza una valiente radiografía con inmensa ironía y fotografia a los habitantes, en general, de los tres países.
Respecto a la laboriosidad y sentido familiar de los teutones, es más propaganda de ellos que otra cosa. Como son muy lentos de reflejos mentales precisan de más horas para entender lo que los latinos comprendemos a primera vista u oída.
Espíritu familiar dices pero hace ya muchos años que descubrí que ese concepto de ellos es ajeno al nuestro.
Sobre la música es muy dificil de discutir con un italiano, inventores de la Opera que luego trataron de copiar los germanos, y cuyo sentido musical es mil veces superior al de cualquier otro europeo. Personalmente prefiero, siendo un rústico en esto como soy, a Verdi o a Rossini que a todos sus Bachs y Beethoven.
Creo que su música, y no entiendo nada de ello, es más apta para marchas militares.
Igual al alemán trasplantado a Levante se le va un poco la lentitud jaja!
ResponderEliminarMe encanta Verdi.
¿Habéis leido la novela?. Yo la acabaré, Dios mediante, este mediodía a más tardar. Quinientas cincuenta páginas de estructura bastante compleja. Prometo crítica. No es "El nombre de la rosa", ni siquiera "El péndulo de Foucault", aunque tiene toda la pinta de haber sido compuesta con los recortes que sobraron cuando documentó esta última.
ResponderEliminarSaludos cordiales
me encantó el "publica libremente el post" y luego el "abstenerse de hacerlo...." (de publicar? o de publicar libremente? Es que éstos deberían hacerlo sin libertad o simplemente abstenerse de hacerlo?)
ResponderEliminarMe pregunto si me lo perdí yo o te lo perdiste tú... pero en las páginas finales Eco nos recuerda que él sólo repite lo que sus personajes, reales, dijeron. Así que tal vez no se mofe de alemanes o italianos, sino de quienes escribían pensando generalizar y de aquellos que siempre han pensado construir la conjura universal... y luego en tu post, no dijiste nada de los judíos... ¿politically incorrect? Saludos!
SEÑOR ANDARYEGO
ResponderEliminarSi de lo que se trata es de buscar inexistentes patas de gatos, vas descaminado.
En este Blog se admite a todos los TOLERANTES y se ruega no comentar a los INTOLERANTES. ¿Estás en alguno de los grupos de intolerantes señalados, como son falangistas, comunistas, islamistas y vaticanistas?
Respecto a ECO el post se limita a copiar la opinión que el escritor da sobre esos países, sin entrar a detallar la novela ni su argumento de EL CEMENTERIO DE PRAGA.
Por tanto no se silencia ni se censura NADA.