Dice Manuel Ramirez que
"Tengo para mí que, en el pensar y en el decir de todavía gran parte de los españolitos que andamos viviendo la hora actual como podemos (con crisis o sin ella), no se manifiesta con precisa nitidez el paso del siglo XX al siglo XXI.
Nos hemos agarrado a los preludios de Obama porque posiblemente poco más hay que reseñar. Y no es que en su precedente siglo XX no se dieran acontecimientos motivadores del llanto: auge efímero del totalitarismo, dos terribles guerras mundiales, otras muchas parciales y algún que otro férreo dictador, con Hitler y Stalin a la cabeza. Aunque, entre nosotros, de este último y el archipiélago Gulag o la persecución de Troski no haya interesado últimamente hablar mucho. Ya se sabe: cada uno usa y hasta manipula la historia, el pasado, según convenga al presente y según sea más eficaz como arma arrojadiza contra el enemigo en un momento dado.
Allá donde el hombre ha logrado poner su voluntad y, con ella, sus manos, siempre lo que encontramos es lo efímero, lo relativo que, claro está, de inmediato tendemos a disfrazar de absoluto y permanente. Parece que los españoles somos expertos mañosos en este menester.
Lo cierto es que de lo que solemos oír hablar es de "antes y de ahora". Tal como "antes eso no pasaba". O "antes no se veían estas cosas" que ahora desagradan. O "se ha perdido el concepto de esto o aquello".
Y estimo que para nadie constituye novedad si aclaramos que ese "antes" se puede referir a los años sesenta y comienzos de los setenta del siglo pasado. Es decir, a la etapa tecnocrática del régimen de Franco.
El franquismo duró cuarenta años, impregnando de su mentalidad a muy distintas edades. El régimen de estructura autoritaria caló hondamente en gran parte de la sociedad española. No hablamos de ideología, sino un débil conjunto de aportaciones a las que unía una lealtad inquebrantable y un catálogo de negaciones.
En la España de nuestra hora conviven y han de seguir conviviendo quienes, por lo que fuere, vivieron, creyeron y hasta sirvieron al pasado del franquismo. Sin rebuscar en los pasados personales de nadie. Sin preguntar si se estuvo a favor o en contra.
El franquismo duró muchos años, basado en gran parte en la apatía política como signo de todo régimen autoritario. Con el pro y el contra. Y en tan extenso tracto, se concedieron honores. Se realizaron obras públicas que ahí están.
En ese inmediato pasado, renunciando unas veces y sin cambiar de bandera otras, estábamos todos los españoles. Gran error, por todo ello, el de quienes se empeñan en nuevas divisiones y en el rastreo del ayer. Entre otras razones porque no sólo quienes obedecieron a Franco tienen "su ayer". También quienes a él se opusieron.
Y se opusieron muy pocos, principalmente gentes cultas y liberales con muchos redaños. Los hoy tan vociferantes destructores de estatuas de Franco, eran serviles y acomodaticios todos ellos.O sus padres.Ni Garzón ni Bermejo ni ZP ni ningún figurón de los de ahora dejaron de disfrutar de las prebendas que disfrutaban sus padres por ser "leales e inquebrantables al Régimen".
A mi me produce risa tonta ver hoy a un obispo falangista, y que por tal razón lo hicieron obispo, convertido en el asesor de los etarras y de los Ibarreches, tal cual pasa con el emérito SETIÉN. O al "valiente abertzale" y presidente del parlamento vasco ATUCHA desobediciendo al Tribunal Supremo en no disolver al grupo batasuno, cuando él era uno de los "Procuradores en Cortes" elegidos a dedo por el mismísimo Franco en atención a a quellos que más lealtad le expresaban. Y así hasta muchos millares de actuales cargos públicos.
¿Creen que para los demás han pasado 300 años y ya nadie se acuerda?
Por Tellagorri
parecen,siglos
Es vergozosa la poca memoria de la gran mayoría, escudada y escoltada de un gran apatía. Que nadie les mueva el plato de la mesa que ellos siguen come que te come esté quien esté. Encima la práctica totalidad de los medios de comunicación, que en otros paises ponen blanco sobre negro, aquí se dedican a bailarle el agua al que lleva el bastón. La gente no se mueve del sofa mientras pongan fútbol y mira quién baila.
ResponderEliminarPátetico por que yo, aunque quede feo y esté mal visto, amo a mí país.