16 febrero 2009

Los "PAKTOS" del Partido Nazionalista Vasco o "Basko"


En 1979, durante el debate previo de la ponencia del Estatuto vasco, un sector del PNV se mantuvo inflexible en su postura de incorporar al texto una disposición transitoria que permitiera la celebración de un referéndum a favor de la autodeterminación en el momento en que el futuro Parlamento vasco lo considerase oportuno.

Haciendo suyas las tesis de la oficina política de ETA (el ser para decidir), los peneuvistas pretendían declararse dueños del destino de toda la comunidad vasca (integrada al cincuenta por ciento por nacionalistas y constitucionalistas ) al margen del Gobierno de Madrid, el Parlamento español, la Constitución, el futuro Tri­bunal Constitucional y todas las instituciones depositarias de la voluntad popular de vascos y españoles.

Tras un duro enfrentamiento, la propuesta se retiró. Pero du­rante el largo enfrentamiento dialéctico, el dirigente socialista Enrique Múgica, sin poder contenerse por la cerrazón de sus ad­versarios políticos, le dice al diputado de UCD Julen Guimón, hoy fallecido:
-Estos peneuvistas no escarmientan. Como siempre, an­dan buscando un baño de sangre.

Luego vino la dura discusión del Estatuto, donde el Partido Nacionalista, sin ser la fuerza mayoritaria ni mucho menos, im­puso a todos los demás partidos su tesis. O jugamos como digo yo, o rompemos la baraja. Cuando vienen a Madrid a presentar­lo en el Congreso de los Diputados, que debe decidir su discusión y aprobación, Carlos Garaikoetxea y Xabier Arzalluz amenazan al Parlamento soberano de la nación:

-Aquí no se toca ni una coma.

En un ejercicio de benevolencia, se les respetó. Las amenazas sin cuento del PNV unidas a la acción de ETA, que inició una "limpieza étnica" de concejales, alcaldes, diputados, dirigentes de UCD y empresarios afines al centro derecha español, a los que se pretendía "expulsar" de Euskadi, bien por las buenas o en una caja de madera y con los pies por delante, lograron el efecto pre­tendido.

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Y es que el clima de violencia no tenía parangón en la recien­te historia de España.

Una gestión de un enviado especial del Rey de España con un intermediario de la banda armada para tratar de integrar a los terroristas en el Estatuto fue Contestada meses des­pués con un atentado al jefe del Cuarto Militar del Rey y se saldó con la muerte de un coronel, un sargento y un conductor, y con heridas graves al teniente general Joaquín Valenzuela.

El PNV repudiaba de puertas afuera los asesinatos de mandos de las Fuerzas Armadas, pero uno de sus miembros más señalados le dijo a la banda armada, según aparece en Zutabe (revista de Eta): "A pesar de no estar de acuerdo con la lucha armada de ETA, criticando es­pecialmente las acciones contra militares, llego a aceptar que en determinados momentos puede resultar políticamente rentable su utilización, sobre todo todo visto el rumbo que están tomando los acontecimientos en Euskadi y la cerril actitud del Gobierno cen­tralista".

En este contexto con unos asesinando y otros incitándolos, cuando el Rey sancionó el Esta­tuto de Guernica, el 18 de diciembre de 1979, la mayoría de los es­pañoles entendieron que se acababa de firmar un "pacto históri­co" entre los nacionalistas y el resto de los vascos y españoles. Este acuerdo, sellado con la sangre de muchos inocentes, ponía fin a una serie de Contiendas -las guerras carlistas- 'que habían aso­lado especialmente el norte de España durante el siglo XIX.

A finales de la década de los cincuenta y durante la de los se­senta, el irredentismo vasco representado por los viejos rescoldos del carlismo; el sector más joven y radical del PNV, azuzado por los dirigentes de los grupos escindidos Aberri, Jagi Jagi y Acción Nacionalista Vasca; algunos gudaris (tropas del Gobierno Vasco del 37) con mala conciencia por su papel en la guerra civil y por la "traición" de los aliados que no li­beraron al País Vasco de las garras del franquismo y del resto de España, y un amplio sector del clero vasco montaraz, adobado con algún matiz de la Teoría de la Liberación, paren a la Bestia: ETA.

Nacida como una excrecencia del nacionalismo, la banda te­rrorista no ha sido la organización abanderada contra el franquis­mo, en contra de uno de los mitos creados por la izquierda.

Siem­pre y en todo momento se ha definido como un grupo armado revolucionario cuya meta era invariablemente la emancipación por la vía de la confrontación armada, la vía insurreccional o la estrategia del diálogo, según los distintos períodos, de Euskal He­rría (Pueblo vasco)para crear aquí un Estado independiente, euskaldún, es decir, donde sólo se hable euskera, y socialista, al margen de lo que ocu­rriera en el resto de España.

Por eso, a partir de su V Asamblea, sus dirigentes se preocu­paron de cortar de raíz las corrientes marxista-leninistas e inter­nacionalistas, cuyos militantes fueron tachados de "españolistas y "revisionistas" y acabaron siempre escindiéndose.

La banda terrorista entronca así con el nacionalismo y el car­lismo irredento, dispuesto a teñir de sangre sin causa aparente el País Vasco, y con el aranismo, que hace de la lengua el elemento básico para romper cualquier vínculo entre vascos y españoles.
ETA, sin embargo, sin engañar a nadie ni ocultar en ningún momento su proyecto racista, xenófobo y excluyente, sabe apro­vecharse de la cobertura y el apoyo que le prestan las fuerzas de­mocráticas que luchan contra el franquismo para matar, extor­sionar, aniquilar enemigos políticos.

Así, con la aquiescencia y el aplauso de una parte de la socie­dad que la dejó actuar sin movilizarse en su contra, sin sentir el dedo acusador o el rechazo moral de un amplio sector del dero vasco, con la ayuda encubierta de un sector del PNV que aportó su ayuda económica y en ningún momento dejó desasistido a te­rrorista alguno, la Bestia sobrevivió a la muerte del guardia civil José Pardines, al Consejo de Guerra de Burgos, e intentó provo­car una insurrección popular con el asesinato del almirante Luis Carrero Blanco, dentro de su estrategia de entonces: acción-re­presión-acción.

A finales de la década de los se­senta y en los setenta, cuando se empieza a preparar el futuro de España ante la muerte inminente del dictador, la banda armada plantea reiteradamente, en varias ocasiones y con diversos inter­locutores, a los partidos vascos la creación de un Frente Común en contra de España. "República o monarquía, democracia o dic­tadura, el denominador común es que todas las formas de Estado o de gobierno son enemigas del pueblo vasco", escribe ETA.

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Por razones de oportunismo electoral, por no querer embar­carse en aventurismo polltico y por el temor a que la vía insurreccional que proponen los pistoleros fracase, como así ocurre, el PNV opta por presentarse a las elecciones.

Pero a la Bestia se le ha dado ya suficiente pienso, tiene detrás un amplio respaldo social social peneuvista que le aporta decenas de madrigueras donde esconderse, y Eusko Gastedi (la "sección juvenil" o Frente de Juventudes" del PNV) actúa de: "nave nodriza", dispuesta a abastecer de pistoleros a sus comandos mil veces destruidos y vueltos a reconstruir.

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ETA da así el gran salto cualitativo. De ser un simple grupo terrorista al estilo de la banda Baader Meinhof alemana o las Brigadas Ro­jas italianas, pasa a convertirse en un grupo revolucionario con todo tipo de apoyos políticos, sindicales, culturales e insticucio­nales. Ya no hay quien la pare.

Es el ejército del PNV en la sombra, con el que mantiene per­manentes vasos comunicantes, aunque se está formalmente en desacuerdo en los métodos, pero nunca jamás en los fines. Se lo dice Xabier Arzalluz al presidente del Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo, y se lo repite, años más tarde, Carlos Garaikoeexea a José María Aznar en el palacio de la Moncloa tras el Pacto de Lizarra.

En 1977 el PNV suscribe con el resto de las fuerzas políticas un pacto para dejar atrás una historia de desencuentros, de guerras y de sangre. Es el Estatuto de Guernika.
"Hemos conseguido con el Estatuto vasco el máximo de funciones y faculta­des que creemos señíala la Constitución", dijo el día de su apro­bación en el Senado el dirigente vasco Julio Jáuregui Lasanta. Falsa afirmación, como todas las del PNV.

En 1997 se ve el rostro verdadero. Fue la orden más cruel, despiadada e inhumana que grupo te­rrorista haya dado nunca: "Hay que poner toda la fuerza posible en levantar a un concejal del PP, dando un ultimátum de días para que los presos estén en Euskadi. En relación a este tema [se­cuestro], hacerlo lo antes posible, y si no podéis secuestrarlo o hay un problema en el intento, le dais "kostu" y a por otro. De todas for­mas, intentar levantar a uno".

Estas instrucciones, transmitidas por los jefes de la banda ar­mada a todos los comandos en febrero de 1997, iban a cambiar la reciente historia del País Vasco. El 10 de junio, el comando "Viz­caya" secuestra a Miguel Ángel Blanco, concejal de Ermua, y lo mata dos días después.

El PNV, que ve peligrar su granero electoral por el lógico levantamiento popular que provo­có un asesinato tan despiadado, decide echarse en manos de los enemigos de la libertad y estampar su firma al pie de un pacto "entre nacionalistas" que plantea Eta para la construcción de un Estado vasco independiente y la expulsión de los representantes de los partidos políticos constitucionalistas.

El Pacto de Lizarra fracasa y las elecciones autonómicas del 13 de mayo de 2001 se encargan de darle la puntilla. Con apenas 24.069 votos de diferencia, la coalición PNV-EA, ganadora de los comicios, carece del respaldo popular suficiente para iniciar la secesión del País Vasco de España y poner rumbo a los Balcanes.

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Pero de la misma manera que entre los periodistas suele de­cirse "no dejes que la realidad te estropee un buen reportaje", PNV y EA no están dispuestos a que los votos de menos del cincuenta por ciento de las papeletas escrutadas acabaran con el sueño vir­tual, utópico, imperialista y criminal de una Euskal Herría unida (Guipuzcoa, Vizvaya, Alava, Navarra, Rioja, Cantabria y Gascuña francesa).

Tellagorri

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5 comentarios:

  1. Javier, deberías escribir un libro sobre todos esto, es muy interesante el conocer detalles que se nos escapan a la mayoría.
    Saludos

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  2. Gracias, Julio, por la estimación meritoria hacia mis conocimientos, pero casi todo lo referente a País Vasco está en montones de libros.

    Lo que sucede es que uno, siendo ya bastante anciano, dispone de muchas informaciones sobre el tema (que además le afecta de lleno), y considero que en medio de los habituales post debe de informarse también sobre Territorio Sioux.

    Por otra parte, tengo una web de Historia Vasca desmitificando todas las invenciones y mentiras que han inculcado a la juventud y a la infancia.
    Se denomina HISTORIA VASCOS y VASCONES, bajo el alias de Zaldumbide, y lo visitan muchos de los que viven aquí. Espero que sirva para poner en duda a algunos sus adquiridos conocimientos sobre el tema y en los colegios vascos.
    La URL es
    http://vascon.galeon.com/

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  3. Interesantísimo artículo.

    No te conocía. Ya estoy entre tus seguidores. Nos veremos a menudo

    Saludos!!!

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  4. hola , gracias por agregarme , muy interesante tu blog , un saludo

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  5. Amigos MIKE y RIDDICK gracias por la visita. También creo que nos veremos porque voy a visitar con frecuencia vuestros blogs.
    Saludos

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