Las maldiciones de Arana a los trabajadores recién llegados causan asombro.
Las duras condiciones en que éstos debían vivir y trabajar, hacinados en barriadas improvisadas y pisos húmedos e incómodos, sometidos a jornadas agotadoras y a la arbitrariedad de las empresas, no despiertan rastro de simpatía o compasión en Arana, el cual los trata en bloque de malvados, blasfemos y navajeros, empeorados por el contagio liberal: “gentes incultas, brutales y afeminadas”, “vagos por naturaleza”, que arrastraban a huelgas a los laboriosos vizcaínos.
“La plaga suprema que ha caído sobre nosotros ha sido la inmigración (…) Chinos como los auténticos de la coleta y tan dañosos aquí como sus congéneres lo fueron en Norteamérica, forman, por regla general, en lo que aquí se llama socialismo”. “Son nuestros moros”. Etc.
Aunque, admite, “no hay pueblo, por abominable que sea, indotado de toda buena cualidad”, sólo consigue destacar “los muchos y abyectos vicios de que los hijos de la pedantesca y tenebrosa Maketania adolecen”, y de los que infectaban Vizcaya.
Llegados en procura de empleo y mujer, corroían la acrisolada virtud de las vascas. Las fiestas éuskaras degeneraban, y en ellas bailaban abrazados hombres y mujeres: “Conocidas son las horribles consecuencias de estos pagánicos días: quien no las conozca, no tiene más que examinar el registro de nacimientos semestre y medio después”.
Tiene por “osadía inaudita” que en tales fiestas populares se toquen piezas como “La marcha de Cádiz (…) o la gallegada (…). Repertorio digno de una banda gallega”.
O destaca sucesos como “Un maketo llamado Martínez asesinó bárbaramente, en Castrejana, a un bizkaíno llamado Arteche”. Y así incesantemente. En suma, “El maketo: ¡he ahí al enemigo!”, “Nuestro dominador y nuestro parásito nacional”.
La siembra del odio se extiende en Arana a toda la vida social. Así denuncia indignado el socorro de los vascos a los miles de afectados por inundaciones en Consuegra, o en otra catástrofe en Santander, o en pro de la guerra de Melilla, y contrasta esa generosidad con la, a su juicio escasa, mostrada con las familias de 16 marineros muertos en un naufragio en Elanchove:
“Los elantxobeses son hermanos nuestros, mientras que los naturales de Consuegra y Santander son hijos de una raza que nos odia”.
Aunque señala a los inmigrantes, siempre en bloque, como dados al LIBERALISMO, el socialismo o la masonería, la misma actividad religiosa de ellos le inspira comentarios acerbos.
De una peregrinación obrera a Roma, comenta: “O es maketa o es euskeriana (…) Si es una peregrinación maketo-euskeriana o mestiza (…) ¿por qué no se extiende más aún el compás y se forma una peregrinación franco-hispano-anglo-ruso-germano-rumano- lusitano-euskeriana? En ese caso, además, (…) ¿en qué lengua se le hablará a Su Santidad, en Euskera o en maketo?”.
O elogia como proezas las reyertas provocadas por “unos cuantos jóvenes del país”, seguidores suyos que en el Círculo Bilbaíno exigieron la expulsión de los maketos. El Euskeldun Batzokija, centro político fundado por él en julio de 1894, estatuye: “Queda absolutamente prohibida la entrada en el local de la Sociedad a extranjeros que profesen otra religión o que procedan de nación enemiga de Vizcaya”.
La aversión al maketo contaba para Sabino como una virtud imprescindible: “Ese camino del odio al maketismo es mucho más directo y seguro que el que llevan los que se dicen amantes de los Fueros, pero no sienten rencor hacia el invasor”.
“No hay odio que sea proporcionado a la enorme injusticia que con nosotros ha consumado el HIJO DEL ROMANO. No hay odio con que puedan pagarse los innumerables daños que nos causan los largos años de dominación”.
Con cierta hipocresía, justificaba ese odio en el que, a su vez, profesarían los maketos a los vascos: “ellos son los que nos esclavizan; y no contentos con esto, pues nos aborrecen a muerte, no han de parar hasta extinguir nuestra raza”. “Todos son enemigos de nuestra Patria (…) siempre encarnizados”. “Nos están carcomiendo el cuerpo y aniquilando el espíritu, y aspiran a nuestra muerte”.
Como todos los políticos que hacen del odio un instrumento crucial, Sabino lo justificaba alegando un odio recíproco y previo de los enemigos elegidos… aunque sabía muy bien lo unilateral de su incitación.
No existen testimonios del afán de exterminio de los vascos que él atribuye a los maketos, y dentro de las habituales rencillas y burlas regionales, la imagen de los vascos solía ser más bien positiva en toda España, como gente honrada y animosa, activa y fiable.
Además, durante siglos los vascos habían emigrado al resto de España (se ha calculado que un 12 por ciento de la población tienen algún apellido vasco), y a Hispanoamérica, aprovechando la ventaja del idioma y siendo admitidos como iguales, incluso con privilegios, sin haber recibido jamás un trato semejante al preconizado por Sabino para la emigración inversa.
Pero el fundador del PNV encontraba esa desigualdad de trato plenamente justificada, pues ¿qué recibían los vascos de “Castilla y sus hermanas”? Sólo vicios y perjuicios.
En cambio, los emigrantes vascos había beneficiado muchísimo a los maketos, a quienes “ayudaron a conquistar sus tierras contra los moros, a explorar el océano, a someter las Indias, a pelear contra turcos y europeos (…) Donde quiera que en España se inicien empresas de desarrollo, de vida y de progreso, allí se ve al vasco (…) Buenos Aires fue por nuestro Garay fundada; a aquella América de promisión la dio un Bolívar su libertad”.
Omite que todo eso lo habían hecho en calidad de españoles.
Desigualdad de trato, por tanto, muy natural. Después de todo, la raza vasca, “tan distinta de la española, como lo es de la china o de la zulú”, forma “la nación más noble y más libre del mundo entero”, “raza singular por sus bellas cualidades, pero más singular aún por no tener ningún punto de contacto o fraternidad ni con la raza española, ni con la francesa, que son sus vecinas, ni con raza alguna del mundo”, formando un tipo humano que “en todas partes se encuentra como el pez en el agua (…) Diríase que en la raza vasca se han perpetuado los caracteres propios de la familia generadora de todos los pueblos”. Etc.
No extrañarán los bien conocidos y ofensivos contrastes que hace el fundador del PNV entre la “raza vasca” y la maketa, tanto en los aspectos mental y moral como en el físico… aunque el mismo Sabino tenía un tipo de español corriente, y su hermano Luis, de figura poco afortunada, distaba largo trecho del ideal establecido por él mismo .
Una raza tan sobresaliente desde cualquier punto de vista, perdía necesariamente en su contacto y mezcla con cualquier otra, por lo cual “la salvación de la sociedad vasca (…) se cifra en el aislamiento más absoluto, en la abstracción de todo elemento extraño (…) desechando inexorablemente todo lo exótico”.
Pero la dura realidad era justamente la más lamentable que cupiera concebir: “Este pueblo, noble viril, temido y admirado, había de decaer y degenerar en tanto grado que viniese en este siglo a ofrecerse de esclavo al pueblo español…¡al pueblo español!... menospreciado en esta época por todos los pueblos y objeto de befa para toda nación civilizada”.
No reflejan estos textos un espíritu muy cristiano, pese a la constante invocación de Arana a la religión. No obstante denuncia a veces, hablando del mundo en general: “Es la actual la era del odio”; o clama contra las ideologías dominantes en Europa: “La bandera de bestias tremolada por la sociedad del siglo XIX”.O manifiesta piedad con motivo de la guerra de los boers, en Suráfrica: “Sabida es la inhumana crueldad con que los blancos han tratado siempre y dondequiera a las razas de color”; “Los campesinos holandeses (…) consideran a los cafres y demás vecinos negros más bien como animales”.
Pero cuando abandona tan lejanas latitudes, estatuye que “gran número” de maketos “más que hombres semejan simios poco menos bestias que el gorila; no busquéis en sus rostros la expresión de la inteligencia humana ni de virtud alguna; su mirada sólo revela idiotismo y brutalidad”. En otros momentos afirma, no sin notoria doblez: “No insultamos al pueblo español, no intentamos ofender a nadie”.
Este concepto ofrece una clave esencial para comprender el considerable éxito posterior del nacionalismo vasco. La idea de ser parte de una raza especial, una especie de “pueblo elegido”, superior a cualquier otro, y muy especialmente al “maketo”, el más abyecto de todos, seduce y exalta a muchos individuos, al proyectar sobre el exterior las culpas por las insuficiencias de la vida propia.
De ahí la dificultad de combatirla con argumentos.
Ese atractivo apenas depende del nivel educativo de los individuos, como comprobamos en el ascendiente del nazismo sobre Alemania en los años 30 y 40 del siglo XX, con ideas muy semejantes a las propagadas por Arana, y pese a ser el alemán uno de los pueblos más cultos del mundo.
En el último cuarto de siglo se ha ido creando en Vasconia un CACICATO NACIONALISTA, casi un régimen, cuyos puntos de apoyo son:
A. Un entramado de intereses económicos con una buena dosis de corrupción y amiguismo.
B.- Un clero que en buena medida antepone el mensaje nacionalista al mensaje cristiano, y es capaz de presentar a asesinos profesionales como bienaventurados “perseguidos por causa de la justicia”, o de encontrarles todo tipo de justificaciones.
C .-La prevalencia de una propaganda de odio, abierto en unos casos, soterrado en otros, pero persistente y muy intenso, contra España y lo español.
D.- El empleo del asesinato y la intimidación: un sector nacionalista utiliza el terror para tratar de imponer directamente sus postulados, y otro sector lo explota de modo indirecto, como chantaje y forma de presión para avanzar en su ideal secesionista.
Como resultado de todo ello, la población vasca disfruta de unos grados de libertad y seguridad muy inferiores a la media española.
En realidad puede decirse que la democracia AQUÍ, sobre todo en los pueblos menores, apenas existe.
La situación ha llegado a hacerse sumamente grave, con amenaza de ruptura social y perspectivas balcanizantes a medio plazo. Ello exige prestar la máxima atención al problema, antes de que se vuelva incontrolable.
Por Tellagorri
odioalmaqueto,savinoarana
El orate Arana se inventó la palabreja MAKETO y ,al parecer, la sacó de METECO. Y la RAE define meteco como :
ResponderEliminar(Del gr. μέτοικος, extranjero).
1. adj. Extranjero o forastero.
2. adj. En la antigua Grecia, extranjero que se establecía en Atenas y que no gozaba de los derechos de ciudadanía.
Otros creen que el Savino Polikarpo Arana la sacó de "Macuto" o mochila que acostumbraban a llevar al trabajo los obreros de las acerías de Bilbao con su comida del día.
ADOLF y BENITO eran unos benditos aprendices en comparación con este monstruo paranoico y sus seguidores actuales.
ResponderEliminarEs increible que haya hoy afiliados a algo montado por este alucinado cercano más a Mahoma que a un occidental
Para desenmascarar la verdadera faz de personajes como S.A. lo mejor es divulgar sus escritos. A modo de un HITLER de pacotilla (Mein Kamp),S.A. parece que escrbió con detalle sus deyecciones mentales que lo califican como quién fué, un carca inculto pero tremendamene exaltado, parnoico probablemente.
ResponderEliminarSin embargo sus ideas xenófobas calaron en pueblo vasco y han dado lugar a la aparición de otros personajes absolutamente iluminados y probablemente paranoicos como ARZALLUS.
Las perspectivas en el siglo XXI que expones al final de tu clarificador post constituyen un realista y, por tanto, pesimista canto a la deseperanza que no puedo por menos que compartir dolorosamente contigo.
Lo peor de todo es que siguen presumiendo de él, invocándole en sus discursos y no hay nadie en la judicatura que de oficio les impute por xenofobia ya que sigue siendo el padre de sus ideas, de las que presumen siempre que tienen ocasión.
ResponderEliminarAmigo FJ, el Arana (a quien yo denomino el Polikarpo) efectivamente es un antecesor de Hitler y como tal un paranoico.
ResponderEliminarToda su concepción fantasiosa y rabiosa sobre los vascos proviene de que, al perder la 3ª Guerra Carlista, los carlistones como él, que eran hacendados en tierras o propietarios de caseríos, perdieron los privilegios forales de no pagar a las Haciendas forales, y hubieron de someterse a la legislación común Constitucional en cuya virtud el caciquismo de ser los señoritos los únicos votantes y votables a cargos municipales y provinciales pasaron a ser iguales a sus inquilinos restantes habitantes.
Amigo EL ULTIMO HOMBRE LIBRE, en efecto esas ideas hace tiempo que debieran de ser tipificadas en el Código Penal y consiguiente penalización por difundirlas.
Saludos cordiales a los dos.
Gracias por los comentarios INORGANICO y ZIRAUQUI. Especialmente por la aportación del origen de la palabra "maketo" o "maqueto".
ResponderEliminarTengo que reconocer que me ha encantado este post, a pesar de que lo contado es muy serio, has conseguido arrancarme unas sonrisas, que en la situación de mis últimos días es mucho.
ResponderEliminarSaludos