¿Pero se traduce de algún modo esto en la práctica?
Bien, echemos un vistazo al índice de libertad económica que elabora anualmente la Fundación Heritage, que analiza 157 países de todo el mundo. En la edición de 2008, recientemente publicada, observamos que los modelos federalistas y secesionistas ocupan los primeros puestos de la tabla.
El ranking lo lidera nuevamente Hong Kong, que formalmente se constituye como República Administrativa Especial de la República Popular China, tras su descolonización por el Reino Unido en 1997.
Le sigue Singapur que, durante la II Guerra Mundial cayó bajo el dominio del Imperio Japonés. Posteriormente, en la década de los 60 se constituye como república independiente tras secesionarse de la Federación de Malasia.
El tercer puesto es ocupado por Irlanda, constituido como país independiente del Reino Unido en la primera mitad del siglo XX. Mientras que el cuarto y quinto puesto son ocupados por Australia y EE.UU, respectivamente, ambos con sistemas políticos federales. Es más, el modelo federal de Canadá (puesto 7) y el cantonés de Suiza (9), superan incluso en libertad económica a la avanzada economía liberal de Reino Unido.
Letonia, una república ex soviética alcanza el puesto 12. Todo un avance si tenemos en cuenta que hace menos de 20 años sufría el yugo impuesto por Moscú. También cabe destacar las posiciones que ocupan los denominados paraísos fiscales. Pequeñas entidades políticas que aprovechan su autonomía tributaria para atraer un gran volumen de capitales que, a su vez, redunda en el bienestar económico de sus ciudadanos: es el caso de Luxemburgo (15), Islas Mauricio (18), Barbados (21), Chipre (22) o Bahamas (24), por poner algunos ejemplos. Todos ellos por delante de España, que se sitúa en el puesto 31 del ranking.
Por el contrario, los países comunistas, de poder gubernamental fuertemente concentrado en pocas manos, reflejan la ausencia total de libertad individual y pobreza económica. Así, los últimos puestos de la tabla corresponden a Corea del Norte, Cuba y Zimbabwe. Otros casos preocupantes son los de Venezuela (148) y Bolivia (123), cuya regresión en el índice es creciente, y cuyos gobiernos comunistas pugnan en la actualidad por borrar del mapa todo atisbo de autonomía regional en sus respectivos países.
¿Casualidad? Lo dudo. En la actualidad, el sistema político español está viviendo un proceso de transformación y profundo cambio que, en la práctica, modifica de forma sustancial el funcionamiento del Estado.
En la actualidad, las comunidades autónomas ingresan un 33% del IRPF, un 35% de IVA y un 40% de Impuestos Especiales. Pero la reforma del modelo de financiación autonómico, aún por negociar, incrementará dicha participación en los impuestos estatales, al hilo de la senda marcada por el Estatut catalán. Los tramos se elevarán al 50% del IRPF y de IVA y al 58% de los Especiales.
Las comunidades autónomas gestionan ya más recursos que el propio Estado en materia de gasto. Así, el gasto público regional, en cuanto a operaciones no financieras, aumentará de media un 6,03% en 2008, hasta alcanzar los 164.396 millones de euros. Esto supone un 7,76% más que el gasto que contempla los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el presente ejercicio: 152.560 millones.
Sin, duda, alguno dirá que tal proceso también se está traduciendo en una regresión de las libertades individuales y en el auge de nuevas trabas administrativas y fiscales al libre mercado en ciertas comunidades autónomas. Y no les falta razón.
Según los últimos datos oficiales, los vascos disponen de una PIB per cápita de 30.600 euros, duplicando casi la de los extremeños y andaluces. Le siguen Madrid (29.900) y Navarra (29.500).
Por el contrario, Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha, receptores netos de los recursos tributarios de las comunidades autónomas más ricas, siguen ocupando los puestos de cola en este ámbito. Su PIB per cápita sigue siendo inferior al 80% del PIB per cápita medio español (situado en 23.396 euros).
La España de las Autonomías ofrece así un escenario político favorable para el desarrollo y puesta en práctica de medidas liberales..., y NO políticas semi-nazis como lo vienen haciendo en el País Vasco y en Cataluña.
Y todo ello, gracias a un principio económico básico: la libre competencia. Sólo que, en este caso, no se aplica sobre empresas o individuos, sino sobre entes administrativos, cuyo fin, no olvidemos, es igual al del resto: la mayor obtención de beneficios (impuestos) a través de la captación de clientes (contribuyentes). Luxemburgo, Mónaco, Irlanda, Andorra o Gibraltar constituyen hoy en día claros ejemplos de las premisas aquí expuestas.
Lástima que a los políticos de algunas autonomías de España les importe un pimiento la riqueza de sus habitantes y que sus objetivos sean convertirse en Jeques o Rajás con poder absoluto sobre sus subditos. Con lo que todo lo especulado más arriba sobre el tema se viene al traste ya que el PNV y ERC con CIU o BNG lo que de verdad quieren es ser como Afganistán o Palestina (en el mejor de los casos volver a los años 1800), en vez de como Suiza, Canadá o EE.UU.
Por Tellagorri
Descentralizados
No hay comentarios:
Publicar un comentario