22 noviembre 2008

MONOARGUMENTO de "intelectuales" de Izquierda : FRANCO


Una parte esencialmente folclórica de la izquierda española quedó fielmente retratada en su cheka favorita, el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en el acto de apoyo a los tejemanejes histórico jurídicos de Baltasar Garzón.

Allí estaban los mismos de siempre: inasequibles al desaliento, el retén de vigilancia ideológica de la confusa sociedad española volvía de nuevo a los medios para ocuparse de un asunto por el que, sorprendentemente, aún no había habido manifestación oficial.

No se aburren de verse. Son los mismos, igual de pesebreros, igual de aburridos, igual de rencorosos. No se cansan de proclamar siempre las mismas soflamas.

No se ruborizan por decir cursilerías. Son los mismos y siguen mostrando su mismo perfil intolerante, suficiente, insufriblemente sectario.

Los miembros de este sindicato de intelectuales nacidos casi exclusivamente para la lectura de comunicados no podían dejar pasar la oportunidad de evidenciar una de sus características más acentuadas: la nostalgia del franquismo.

Hace treinta y tres años que murió el hombre sobre el que, por lo visto, han girado sus vidas y no consiguen olvidar su nombre. Cuando no es por una cosa es por otra, pero cada cierto tiempo Franco vuelve a ser la argumentación central de su quehacer: ahora lo ha sido merced a la iniciativa disparatada del juez Garzón y su Causa General, la que él mismo ha tenido que abandonar después de apercibirse del ridículo que le esperaba.

Convencidos de que aún se puede ganar la Guerra Civil o de que aún se puede meter en la cárcel al pasado, los nostálgicos de Bellas Artes acariciaban la idea de encarcelar simbólicamente a esa mitad de España que es "facha", según criterio de Paco Ibáñez, uno de los incansables firmantes de todo lo que le echen.

En virtud de ello se les disparó el relé y en lugar de echarse la fotico de todos los saraos, dejaron correr la lengua sin la habitual y necesaria prudencia que se le exige a todo portavoz de conciencias.

En su permanente escenificación del odio, estos vigilantes del confín de las ideologías llegaron a decir que el auto de Garzón debería ser un anexo a la Constitución o que deberían quemarse determinados libros de historiadores al parecer no excesivamente afines a sus ideas.

Lamentablemente, a Cristina Almeida se le ha recordado la ideología y ejecutoria de su progenitor, por lo visto exactamente no de su misma tendencia, y el papel del mismo en aquellos años de la posguerra en Badajoz, con lo que se evidencia el error de volver sobre el pasado con el ansia de ajustar cuentas y de pedir explicaciones a los hijos del comportamiento de los padres.

Garzón, en cualquier caso, puede estar satisfecho: no ha prosperado su sainete pero ha conseguido que una colección de antiguallas sostenga que sus textos son una magnífica y trepidante novela de acción. Y que lo hagan con esa escenificación asamblearia que tanto rejuvenece.

No ha podido encarcelar a Franco, que ya está muerto, pero al menos ha sacado a unos cuantos fantasmas a la calle, que no es poco para el frío que hace.

Por Carlos Herrera

Photobucket

COMENTARIO del BLOGISTA : ¿Porqué será que los ciudadanos normalitos son los que nada tienen que ver con el franquismo, mientras que los rabiosos izquierdistas, odiadores y buscadores de odios, son siempre hijos de destacados franquistas?.

Basta saber que casi todos (no conozco ninguna excepción) son de familias franquistas, y pongo a modo de ejemplo a la propia Cristina Almeida, a ZP (cuyos tres abuelos de cuatro era franquistas y el "republicano" era un franquista comprado, y que su padre vivió en el franquismo ocupando cargos que sólo se permitía a los muy adictos al Régimen), a Bono, a Fernandez de la Vega (hija de un jefe falangista destacado :Wenceslao), a Arzalluz (hijo del mayor golpista a favor de Franco en la provincia de Guipuzcoa y chofer del General Solchaga), a Alfonso Guerra (toda su juventud metido en el Frente de Juventudes), al Obispo Setién, protector de etarras (designado Obispo por Franco merced a que destacaba como cura falangista), y a toda esa caterva de "periodistos-tertulianos" que proceden de familias muy bien vistas y remuneradas en vida de Franco, como es el caso típico de Enric Sopena, ese ex Opus y ex falangista, vomitando odio en cada letra de sus intervenciones.

Las únicas excepciones destacadas de antifranquistas en vida del "Caudillo" lo fueron el difunto sindicalista Rubiales, Semprúm, Enrique Múgica (actual Defensor del Pueblo) y una media docena más de comunistas ya fallecidos.

En los listados del famoso Tribunal de Orden Público (el tribunal franquista que perseguía a los contrarios al Régimen) no figura ningún nacionalista vasco ni catalán, ni ningún miembro de la clase dirigente actual, ni del gremio de periodistas.

¿Porqué se empeñan en tratar de engañar al gentío con sus fantochadas "izquiedistas" en un país en el que siempre se termina sabiendo todo de todos?

En la Alemania de Adenauer y en la Italia de postguerra era imposible hallar personas que dirigieran el país que no tuvieran antecedentes nazis y fascistas. Y en España sucede lo mismo.

Si en tiempos de Franco las familias de todos estos sinverguenzas de la Memoria Histórica vivían muy comodamente y les dieron a ellos estudios universitarios e incluso con masters en Universidades extranjeras de lujo, ¿porqué esa necesidad de querer parecer lo que es más falso que la palabra de un peneuvero?

Por Tellagorri

Blogalaxia Tags:

Photobucket

4 comentarios:

  1. ACLARACIÓN : Lamento no haber incluído, entre los perseguidos por Franco como activistas a los actuales escritores Sanchez Dragó, Pío Moa y Federico Gimenez Losantos, que sí probaron las cárceles franquistas.

    ResponderEliminar
  2. Lo mejor de todo es ver el reportaje que emitió Intereconomia donde el “Charlas” les entrevistaba.
    La argumentación fueron los insultos y las descalificaciones, no se podía esperar menos de ellos.
    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Gracias por la información, Julio. Ya es hora de que se desenmascare a toda esa cuadrilla de mamandurrios bajo cualquier estandarte.
    Siempre están vendidos al sueldo del gobernante de turno y para colmo les obsesiona aparentar que son lo más "liberal-ecuánime" de la civilización.
    Y tienen la desfachatez de querer ser algo cuando se venden por tres garbanzos de escaso valor.

    ResponderEliminar