Si los clubes de fútbol, por su influencia social, gozan de facto de un tratamiento especial por parte de las administraciones, sus privilegios pueden ser aún mayores cuando se hallan infiltrados por la política.
Eso explicaría, por ejemplo, que la Hacienda guipuzcoana haya hecho la vista gorda con la Real Sociedad, pese a haber constatado un desfase en su contabilidad de más de 3,3 millones de euros en los ejercicios de 2005 y 2006. Son conocidas las buenas relaciones que históricamente ha manteniedo el club donostiarra con el PNV, así como que, con excepción de las últimas elecciones, que ganó Iñaki Badiola, siempre ha triunfado el candidato auspiciado por el partido que dirige Joseba Egibar (PNV).
No parece casualidad, pues, que la Diputación de Guipúzcoa -principal acreedora también de la Real- haya mirado para otro lado para no perjudicar a una institución amiga.
No es la primera vez que la Hacienda vasca cobija irregularidades sonadas.
En 2006 ya se destapó la corrupción en la Hacienda Foral de Vizcaya, que tenía más de un centenar de contribuyentes protegidos a los que no inspeccionaba. Del examen de la identidad de esas personas quedaba claro que estaban vinculadas al PNV y al nacionalismo.
Después de que la fiscalía se querellase contra el Subdirector de Inspección y Recaudación, Juan Ramón Ibarra, por dar trato de favor a un centenar de empresas, después de trapichear con el Athletic de Bilbao unos cuantos milloncejos ( de euros por supuesto, aquí si se defrauda se hace con clase) ahora se les ocurre decir a los peneuveros que son los mejores.
Según las investigaciones de la fiscal Teresa Gálvez, el Inspector Jefe de Hacienda Ibarra manipuló los ordenadores para impedir el acceso del resto de inspectores a un listado de 117 empresas y contribuyentes, vinculados al PNV.
La Hacienda vizcaína, como el resto de los organismos tributarios forales, opera con autonomía con respecto a la Agencia Estatal de la Administración Tributaria. Es la cuarta provincia que más impuestos recauda en el Estado. Más de 9.500 millones de euros en 2002, según el último informe de la Fundación de las Cajas de Ahorros.
La investigación realizada por la Fiscalía sobre el presunto fraude de la delegación de Hacienda de Irún ha dejado al descubierto una intrincada trama de empresas y bienes inmuebles, de los que los imputados se habrían servido para encubrir la ilícita procedencia del dinero que obtenían. Los beneficios obtenido con los pagos de contribuyentes con deudas tributarias, que iban a parar a sus cuentas privadas en lugar de a las arcas forales, les permitieron hacerse con un extenso patrimonio, según la Fiscalía.
José María Bravo, ex director de la oficina,
es titular de dos apartamentos en Marbella, una vivienda unifamiliar y un hotel en el valle del Jerte, en Extremadura; una plaza de aparcamiento en Ávila y dos locales comerciales en Irún. Además, figura como propietario de otras tres fincas rústicas en el Jerte y otras dos en Huesca; y aparece como socio o administrador en 16 entidades mercantiles; entre ellas, una correduría de Irún, una aseguradora y una inmobiliaria.
En varias de estas entidades, tiene como socios o copropietarios a su esposa, María Rosa Cobos; a la ex funcionaria de la sucursal que él regía Pilar Gracenea Echegoyen, y a Pedro María Atistrain Gabilondo. Todos ellos se hallan imputados en las diligencias que se han incoado por la presunta estafa. La juez que investiga el caso ha decidido abrir un procedimiento penal contra los cuatro.
Desde 1995 y "cómo mínimo" hasta abril de 2004, los presuntos implicados constituyeron una trama a través de la que Bravo, valiéndose de su cargo, recabó los nombres de numerosas personas, entidades y empresas que habían contraído deudas con el fisco,para rebajarselas a la cuarta parte e ingresar esa cuantía en su propia cuenta personal.
Relacionado con los hermanos Bravo (uno Director de la Hacienda Guipuzcoana y además senador por el PNV, y el otro subdelegado de la Oficina recaudatoria en Irún) nos encontramos con el suceso del INCENDIO de la Torre ERROTABURU (sede de las oficinas de Hacienda)en donde aparecieron tres muertos por bala, y la destrucción de los archivos más importantes y secretos de la Hacienda Foral.
La cuestión es que el dicho incendio y los tres asesinatos se oscurecieron hasta el punto de que a fecha actual nada se sabe del tema, ni si se investigó ni si hubo resultado alguno en las investigaciones en el caso de que se llevaran a cabo.
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