En temas económicos y políticos, nada mejor que buscarse una excusa recurrente. Cuanto más estúpida, absurda y parda, mejor. Pase lo que pase, haces uso de ella y todo el mundo asiente y se aborrega ante tan suma realidad, como por ejemplo:
Cuando la invasión de Iraq en el año 92, entrabas en un bar, pedías una caña y al ir al pagar el camarero te decía una cifra treinta o cuarenta pesetas mayor que la semana anterior. Ante tu cara de sospecha, y con todo el morro te soltaba: "Es por culpa de la guerra de Irak". Dicho esto, todo el mundo se despreocupaba y creía a pies juntillas que la cerveza la distribuían por oleoducto.
En la actualidad es el tema de la supuesta crisis el que manda. Tanto es así, que hasta se uiliza demencialmente para realizar justificaciones macabras: «Pere Navarro achaca a la preocupación por la crisis el aumento de muertos en carretera» (elmundo.es)
Me gustaría saber que opinaría el director general de Tráfico, si un día un exaltado le pegara un tiro en la cabeza y ante lo policía lo achacara a "tener quebraderos económicos por culpa de la crisis". Después de todo sería una buena excusa.
LOS MONÁRQUICOS A LA VIOLETA
En España no hay ni de lejos una mayoría de gente a favor de la vuelta de la República. Sencillamente, no está entre las prioridades de la gente. No condiciona el sentido del voto ni está habitualmente en las conversaciones de los bares. En España si no se habla de algo en los bares, es que no existe, es muy minoritario o es un tema que resulta incómodo.
Sin embargo, a veces parece que los monárquicos, los pocos que hay, están empeñados en que ocurra lo contrario. Es lo que me vino a la cabeza al leer en La Vanguardia la crónica firmada por Mariángel Alcázar. La periodista es una de esas personas que llevan cubriendo tanto tiempo las noticias de la Casa Real que han terminado por infiltrarse mentalmente en la institución. Tienen tanto respeto por las personas a las que siguen que en este caso son más de la Casa Real que de la empresa en la que están empleadas. Lo segundo es accesorio, lo primero es una misión.
Alcázar viene a describir el libro de Pilar Urbano como una trampa tendida por una periodista que es numeraria del Opus Dei "dispuesta a conducir a Doña Sofía por el buen camino". No es una frase aislada. También dice que que la reina "evidentemente no es del Opus Dei, pero en manos de Pilar Urbano, a veces, podía parecerlo" (en relación al primer libro). Y que Urbano "aprovechó la ocasión para tirarle de la lengua" o que "la condujo al terreno de su ideología religiosa". Más que la descripción de una entrevista, parece un interrogatorio. ¿Nadie oyó en la Zarzuela los gritos de dolor de la reina cuando era torturada?
Pero eso no es todo. No es lo más importante que una cronista real describa a la reina como una persona, digamos, no muy inteligente. Hay algo aún mejor. Esta periodista describe lo que ocurrió en la Zarzuela al recibirse el contenido del libro y la impresión que da es que hay clubes de fútbol de segunda división que están dirigidos por gente profesionalmente más preparada que la que rige los destinos de la Casa Real.
En primer lugar, el jefe de la Casa Real no se había enterado de nada sobre los numerosos contactos de la reina con Urbano. Me refiero al contenido de las conversaciones. Ni las había grabado, como mínimo para que el resultado de ellas quedara bien reflejado en el libro, ni al parecer había preguntado a la reina sobre ellas.
Y cuando ve el libro se queda obviamente sin palabras. Se produce una discusión y ganan los que están a favor de dar luz verde, que parecen ser "las personas más próximas a la Reina". Y al final, después de toda la polémica, "el Rey está que se sube por las paredes". No me extraña, porque se habrá dado cuenta de que está al frente de una banda de funcionarios tan poco competentes como descoordinados.
Por Iñigo Sáenz de Ugarte
Cuando la invasión de Iraq en el año 92, entrabas en un bar, pedías una caña y al ir al pagar el camarero te decía una cifra treinta o cuarenta pesetas mayor que la semana anterior. Ante tu cara de sospecha, y con todo el morro te soltaba: "Es por culpa de la guerra de Irak". Dicho esto, todo el mundo se despreocupaba y creía a pies juntillas que la cerveza la distribuían por oleoducto.
En la actualidad es el tema de la supuesta crisis el que manda. Tanto es así, que hasta se uiliza demencialmente para realizar justificaciones macabras: «Pere Navarro achaca a la preocupación por la crisis el aumento de muertos en carretera» (elmundo.es)
Me gustaría saber que opinaría el director general de Tráfico, si un día un exaltado le pegara un tiro en la cabeza y ante lo policía lo achacara a "tener quebraderos económicos por culpa de la crisis". Después de todo sería una buena excusa.
En España no hay ni de lejos una mayoría de gente a favor de la vuelta de la República. Sencillamente, no está entre las prioridades de la gente. No condiciona el sentido del voto ni está habitualmente en las conversaciones de los bares. En España si no se habla de algo en los bares, es que no existe, es muy minoritario o es un tema que resulta incómodo.
Sin embargo, a veces parece que los monárquicos, los pocos que hay, están empeñados en que ocurra lo contrario. Es lo que me vino a la cabeza al leer en La Vanguardia la crónica firmada por Mariángel Alcázar. La periodista es una de esas personas que llevan cubriendo tanto tiempo las noticias de la Casa Real que han terminado por infiltrarse mentalmente en la institución. Tienen tanto respeto por las personas a las que siguen que en este caso son más de la Casa Real que de la empresa en la que están empleadas. Lo segundo es accesorio, lo primero es una misión.
Alcázar viene a describir el libro de Pilar Urbano como una trampa tendida por una periodista que es numeraria del Opus Dei "dispuesta a conducir a Doña Sofía por el buen camino". No es una frase aislada. También dice que que la reina "evidentemente no es del Opus Dei, pero en manos de Pilar Urbano, a veces, podía parecerlo" (en relación al primer libro). Y que Urbano "aprovechó la ocasión para tirarle de la lengua" o que "la condujo al terreno de su ideología religiosa". Más que la descripción de una entrevista, parece un interrogatorio. ¿Nadie oyó en la Zarzuela los gritos de dolor de la reina cuando era torturada?
Pero eso no es todo. No es lo más importante que una cronista real describa a la reina como una persona, digamos, no muy inteligente. Hay algo aún mejor. Esta periodista describe lo que ocurrió en la Zarzuela al recibirse el contenido del libro y la impresión que da es que hay clubes de fútbol de segunda división que están dirigidos por gente profesionalmente más preparada que la que rige los destinos de la Casa Real.
En primer lugar, el jefe de la Casa Real no se había enterado de nada sobre los numerosos contactos de la reina con Urbano. Me refiero al contenido de las conversaciones. Ni las había grabado, como mínimo para que el resultado de ellas quedara bien reflejado en el libro, ni al parecer había preguntado a la reina sobre ellas.
Y cuando ve el libro se queda obviamente sin palabras. Se produce una discusión y ganan los que están a favor de dar luz verde, que parecen ser "las personas más próximas a la Reina". Y al final, después de toda la polémica, "el Rey está que se sube por las paredes". No me extraña, porque se habrá dado cuenta de que está al frente de una banda de funcionarios tan poco competentes como descoordinados.
Por Iñigo Sáenz de Ugarte
Me ha gustado el post, que gran verdad es el ejemplo que pones de la subida de una las cañas. El Sr. Pere Navarro como entenderás no es de mi agrado, pero no porque sea del PSOE y aunque lo hiciese bien seria blanco de mis críticas. Lo es porque desde que ocupa el cargo no ha hecho otra cosa que criminalizar a los conductores, eso sí, después de desplumarlos. ¿Por qué nos empeñamos en poner en el cargo a gente que no está relacionada con el mismo?, como sabréis Pere Navarro no tiene ni permiso de conducir.
ResponderEliminarRespecto a lo de la Reina es ya todo un escándalo, se está linchando a la periodista por una cita veraz, pero todo eso da igual, la Casa Real luego devuelve los favores con alabanzas a Zapatero.
P.D: Algún día me explicaras el origen de las pinturas tan bonitas que exhibes, me imagino que son tuyas, pero no lo sé con seguridad.
Saludos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa propaganda es siempre lo que cuenta: en el primer ejemplo, porque siempre se hablaba de la guerra de Irak (y, por ende, de Aznar) como culpable de todo; en el segundo, porque lo que interesa no es respetar que la Reina tenga sus ideas y libremente las haya expresamente, si no que esas ideas no son políticamente correctas.
ResponderEliminarAhora bien, si queréis ver un ejemplo de los efectos de la propaganda, nada como ver este vídeo. En él una señora de raza negra dice que está feliz, porque sabe que "una vez que gane Obama las elecciones, no va a tener que preocuparse ni de la hipoteca de su casa ni de la gasolina de su coche, porque él la va a ayudar".
Lo malo de la propaganda no es sólo que muchas veces sea falsa, si no que encima hay personas que tienen tan poco capacidad crítica, que encima se la creen.