20 noviembre 2018

Futuro garantizado

Uno comprende que tiene que haber tontos, como tiene que haber de todo. Me refiero al tonto social, o sea. Al que normalmente llamamos tonto del haba. Al imbécil de andar por casa.

De diario. Son criaturas de Dios, como dijo San Francisco del hermano lobo, si es que lo dijo, y tampoco es cosa de pasarlos por el lanzallamas. O de pasarlos sin más. Tienen tanto derecho a existir como cualquiera.
Decora el paisaje.
Y es que un tonto en condiciones, situado en el lugar idóneo, el trabajo, la vida cultural, la política, completa la vasta y asombrosa obra de la Naturaleza. La armonía del Universo. Enriquece la vida, para que me entiendan. Sirve como referencia.Como tontómetro del entorno y como brújula para los demás.
Por eso siempre he sido partidario de tener un tonto a mano. No demasiado cerca, ojo. Un tonto es como las escopetas: lo carga el diablo. Pero tenidos a distancia y bajo control razonable, se aprende mucho observándolos.

Ciertos ambientes, sobre todo los políticamente correctos, le son en extremo favorables. Y si además se trata de un tonto de aquí, español, con todos los complejos, inculturas, envidias y estupidez congénita propios de esta nacionalidad esplendorosa y autosatisfecha de la que gozamos, para qué les voy a contar.
Los tontos españoles son tontos conspicuos, de pata negra.
Si el tonto español desapareciera como especie, la cosa sería tan lamentable como la desaparición del toro de lidia, o la del tertuliano radiofónico que con la misma soltura analiza un resultado electoral que la teoría de campos de fuerza de Maxwell.

Cuando los últimos vínculos trimilenarios que unen a nuestra ruin tropa se aflojen del todo, y castellanos, catalanes, vascos, andaluces, inmigrantes y demás vayamos cada uno a nuestro aire, como realmente nos pide el cuerpo, sólo habrá dos cosas que nos sigan manteniendo unidos: el fútbol y lo tontos del ciruelo que somos, o que podemos llegar a ser cuando la Historia, la sociedad, la tele, la moda de turno, nos dan la oportunidad. Que suelen dárnosla.

Por eso digo que estoy tranquilo con lo de las esencias. No hay como la estupidez institucional, con cátedra incluida, para asegurar el futuro. Y el nuestro está garantizado. Tenemos tontos y tontas para rato y para rata.

ARTURO PÉREZ-REVERTE





5 comentarios:

  1. He recuperado el BLOG eliminado de Tellagorri y tengo intención de seguir con él para exponer lo que ni la Prensa (vendida) ni los políticos nos exponen de forma transparente, y entendible.
    Para situar a los nuevos lectores ( o los tradicionales y sus reservas sobre este Blog), considero que el liberalismo sería la teoría política que defiende la libertad de pensamiento, actuación y elección por parte de los individuos de una comunidad cuya conducta estaría limitada por leyes que tienden a ejercer la menor coacción para que la libertad individual pueda desarrollarse dentro del bien común.
    El Estado que propugna el liberalismo es un simple guardián de la libertad política y económica, y su papel se limita a la protección de los intereses que defiende la burguesía.(No olvidar que hasta los fontaneros y electricistas son burguesía hoy en día.)
    En su origen, el liberalismo es heredero de la Ilustración

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  2. FELICITACIONES amigo Lanz por recuperar el bloc de Tella. Imagino que mantendrás la línea creada por su autor. Suerte.

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  3. Los tontos españoles son, según Reverte, de pata negra. Pero considero que los tontos BELGAS son los que se llevan la palma de tontos INTEGRALES.

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  4. Teniendo en cuenta la frase de Reverte de que "la estupidez institucional asegura el futuro", está claro que lleva razón al afirmar que tenemos garantizado para mucho tiempo un país lleno a tope de tontas y tontos.

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  5. Adelante con el BLOC, tocayo. Es una lástima que desaparezca.

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