11 marzo 2018

No hace mucho.....

La opresión queda patente en el contrato que deben firmar las solteras que aspiran a ejercer como docentes, que "las señoritas maestras" han de observar.
Casi todo está prohibido para ellas si quieren impartir clase en una escuela pública.
Si se casa, la maestra perderá su contrato de inmediato, al igual que si un inspector la pilla bebiendo cerveza, vino o whisky.
Entre las ocho de la tarde y las seis de la mañana la "señorita maestra" no podrá salir de casa. Tampoco se la autoriza a viajar en coche con hombres que no sean su hermano o su padre, ni a "pasearse por las heladerías del centro de la ciudad".
En ese país rigorista también imponen a las maestras severas instrucciones de atuendo: nada de colores brillantes, los vestidos no deben quedar más de cinco centímetros por encima de los tobillos, la señorita ha de protegerse con al menos dos enaguas y queda prohibida la frivolidad casquivana de teñirse el pelo.

Pues bien, el país de todas esas normas no es ninguna satrapía arábiga embrutecida por el wahabismo, sino el EE.UU. de hace tan solo 94 años. Las exigencias referidas están consignadas en un contrato de trabajo para las maestras fechado en septiembre de 1923.

Luis Ventoso


12 comentarios:

  1. Se nos olvidan las cosas pero esto me recuerda a cuando, siendo yo un chaval, ninguna mujer se atrevía en nuestras ciudades a entar sola en una cafatería o bar y pedir una bebida alcohólica. Por supuesto mucho menos encender un cigarrillo. Estoy hablando de los años 1960, de cuando Kennedy era Presidente de usa, De Gaulle lo era de Francia y Elvis Presley estaba en el apogeo de su popularidad.

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    1. DON LUIS MARY.
      Cierto todo lo que dices. Conocí esa época y las féminas vivian como ahora en Arabia Saudí sin que a nadie extrañase.

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  2. Igual de TAPADAS de cómo van ahora las del burka, circulaban muchas monjas por las calles. Con unas"alas" blancas que tapaban toda la cabeza, vestidas de negro hasta los pies. Y los curas y frailes llevaban, inevitablemente, sotanas hasta el suelo y una especie de sombrero de ala ancha en la cabeza al que llamaban "tejos", así como una especie de capa españolas rodeando el cuerpo y a la que llamaban "manteo".

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    1. DON ZUBIMENDI
      Efectivamente aquellas monjas poco se diferenciaban de las actuales islamistas del burka. Menos mal que se limitaba su vestir a las monjas y no a todas.
      Los curas parecían drácula con sus manteos y sombrero amcho en la cabeza. Y todo eso hace apenas unos 40 años. Lo que demuestra que las costumbres cambian ultimamente muy de prisa.

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  3. La gran revolución en las costumbres y moda vino de británica Mary Quant, allá por 1965, inventora de la minifalda.

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    1. DON TRINO
      Entonces se liberaron las mujeres de sus vestiduras medievalizadas, y un poco antes la modista Chanel las había liberado de los corsés y sombreros como pamelas, menos en Reino Unido en donde aún muchas siguen vistiendo como entonces.

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  4. Y ahora a sus sucesoras las quieren armar para defenderse de los pirados que entran en los colegios pegando tiros.

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    1. DON ULTIMO
      Esa es una cencerrada, de las muchas, del Trump. Porque no creo que las maestras admitan ir a clase con un rifle como el que usaba John Wayne en las pelis del Oeste.

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  5. Está claro que las costumbres eran otras, pero comparar aquella epoca con lo que viven ahora las mujeres en paises wahabitas.. en fin. A mi me cuentan mis padres historias de mis abuelos, y tengo muy claro que si bien la mujer tenia vetada la entrada a muchos sitios, de sumisa nada. Vaya que si mandaba.

    Y la comparacion de monjas con las del burka.. oigan. Una monja puede dejar de serlo en cualquier momento, y nadie ira a darle unas hostias o matarlas por dejar la religion. Seamos un poquito rigurosos que nos pasamos de frenada.

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    1. SEÑOR OGRO
      Yo te puedo garantizar que tus abuelas de sumisas no tenian nada porque eran las que gobernaban cada casa, y no se vestía ni comía nadie nada que no organizara ella. La diferencia radicaba en la calle.

      Respecto a las monjas ten en cuenta que se habla de VESTIDOS no de ideas. Claro que una monja podía irse del convento pero ello no es obstáculo para que tuvieran unos hábitos y cubrimientos muy similares a las moras de ahora.

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  6. Así era, en efecto y pobre de la que se saliera del tiesto.

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  7. DON TRECCE
    Siendo así, lo curioso es que en 70 años hemos avanzado eb ese tema más que en los dos mil anteriores.

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