18 agosto 2016

Porvenir muy negro con esta sociedad

En 2007, el prestigioso escritor de la posguerra europea Walter Laqueur publicó "The Last Days of Europe", un lúcido estudio sobre las causas de la decadencia europea.
Laqueur trata de dar respuesta a la cuestión de qué ocurre en una sociedad cuando bajos índices de natalidad sostenidos, envejecimiento, se juntan con una inmigración incontrolada.

El autor cree que Europa, dada su debilidad, jugará, en el futuro, un modesto papel en los asuntos mundiales, a la vez que muestra su certeza de que será algo más que un museo de pasadas gestas culturales, para el solaz de turistas asiáticos.
Por supuesto que España no se escapa de su agudo análisis y deja constancia de su rol en el "ESQUEMA" europeo.

Las singularidades que aquejan a España y que no comparte con ningún otro país de Europa,  hace de su situación algo particularmente grave:
- En España, a los 30 años de aprobarse una constitución democrática, el modelo de estado sigue sin cerrarse, lo que se ha traducido en una dinámica de descomposición. En un arrebato de originalidad se puso en práctica un modelo excepcional en el constitucionalismo comparado: se inventó el "estado de las autonomías".
Su materialización ha consistido en ir desposeyendo, paulatinamente y sin pausa al Estado de sus competencias, creando a la vez fronteras interiores basadas en exclusivismos artificiales y en diferentes niveles de bienestar.

- España es el único país de Europa con un terrorismo propio, de carácter secesionista, donde sus miembros y simpatizantes están en las instituciones del estado y reciben ayuda de los presupuestos públicos.

- En España, se relativiza, o se niega el concepto de nación, impulsado por un "status" de idiosincrasia política que permite la puesta en manos de exiguas minorías independentistas, resortes políticos que cualquier estado con un mínimo sentido de la supervivencia no osaría considerar, ni tan siquiera en tono de broma, su transferencia a las regiones. Ejemplo: la educación.

- Y, sobre todo, existe un hecho de enorme importancia social: el pueblo español cree que vive en una democracia consolidada.

Se instaló en la opinión pública la certeza que era madura y estaba bien informada, que había una clase política experta y con sentido de estado, que funcionaba la separación de poderes y actuaba como la fortaleza de la democracia, dado el vigor y prestigio de sus instituciones. Todo era una falacia.

A partir del 11 de marzo de 2004, España desapareció como actor estratégico y se volvió hacia si misma, como había hecho en los dos siglos anteriores.
Una ola de "catetismo" invadió el país. La fabricación de "diferencias" entre regiones se acentuó, "la España plural", a la vez que la Constitución se adaptaba convenientemente a las circunstancias.
Se apeló a la "memoria histórica", como si de la Guerra Civil al posmodernismo de principios del siglo XXI no hubiese ocurrido nada, y se articuló una política de "ampliación de derechos" que no era más que ingeniería social, al más puro estilo orwelliano.

Cualquier estado moderno que sufriese una agresión semejante habría empleado los resortes adecuados para conocer quien promovió el ataque y a quien beneficiaba, en el ámbito internacional, para actuar en consecuencia.
Pero a una sociedad que se le había inoculado el "no a la guerra", no podía concebir que alguien emplease la violencia organizada para alcanzar fines políticos. La solución fue aplicar el procedimiento penal, aunque era, a todas luces, insuficiente.

Poco se sabe de quien ordenó el ataque y a quien benefició en el ámbito internacional. La opinión pública, dirigida por su clase política y por los medios de comunicación, olvida.
Como señala Laqueur, Europa esta enferma. El bajo nivel de natalidad y una inmigración descontrolada, es un cóctel letal para el ser europeo y para cualquier sociedad.
España sufre esa enfermedad y, además, su propia deriva centrífuga, que puede acelerarse al ampliarse las desigualdades sociales por la crisis económica.
Su sociedad está enferma y su mediocre clase política es incapaz de encontrar el tratamiento adecuado ya que, sin excepciones, se embarca en una huida hacia delante, alabando el "estado de las autonomías" y evitando las referencias éticas.

Si no se reacciona, todo hace indicar que "The last days of Spain" precederán a los del resto de Europa."


12 comentarios:

  1. A poco que se observe la realidad que nos rodea y la información de los Medios, se advierte que el francés éste acierta de lleno con su diagnóstico.
    Tenemos una sociedad cateta y unos políticos capaces de vender el país a trozos en los Emiratos Arabes.

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    1. DON JENOFANES
      Como dice el Laqueur vamos directos a ser un museo cultural de un continente a punto de desaparecer como referencia mundial.

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  2. Como observa el señor Laqueur, los museos están llenos de restos de civilizaciones desaparecidas.

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    1. DON CARLOS.
      Lástima que terminemos 4.000 años de cultura civilizada en un Museo.

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  3. El modelo de Estado no se cerró porque gracias a él la pléyade de sátrapas que padecemos puede vivir a sus anchas, estirando de aquí y acaparando por allá, en un mercadeo de cortijos y privilegios que ríase usted de las taifas de la época de reconquista. Café para todos, y el poso rancio para la nación.
    De todas formas, y compartiendo mucho de lo que se dice en el libro del señor Laqueur, no creo que la caída de España preceda a la europea, más bien creo que será lo contrario, quedando nuestro país como el último bastión del Viejo Continente.

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    1. Ah, lo olvidaba... muy buena la sección de las "sonrisas". No hay nada más contagioso que ver reír a una mujer.

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    2. DON HEREP.
      Esto es más o menos parecido, como dices, a los emiratos que se crearon cuando depusieron al último califa de Córdoba, HISHAM III.
      Entonces cada cadí o gobernador se proclamó rey independiente y aquí están elevando a la categoría de CALIFA al Invicto. Con la diferencia de que al Invicto no lo depuso nadie.

      Pues yo sí creo que seremos de los primeros en irnos al guairo porque no veo otro país europeo tan desastrado como el nuestro. Ni hay básica Educación ni elementales conceptos de cortesía social Algo que los franceses cultivan optimamente.

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    3. DON HEREP.
      Gracias por la buena acogida a la viñeta marginal de las SONRISAS femeninas.

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  4. Muy interesantes los planteamientos que hace en su libro Walter Laqueur.

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    1. DON TRECCE.
      Estoy de acuerdo y creo que aporta enormes verdades sobre la realidad existente.

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    1. SEÑOR OGRO.
      El mérito de lo que contiene esta entrada corresponde al señor Laqueur, y a mi parecer todo lo que dice es de una exactitud milimétrica en relación a la realidad.

      Un cordial saludo, alavés.

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