05 agosto 2015

Viaje veraneo años 80

Lo cuenta Antonio Fontana y es fiel reflejo de los viajes a veranear en los años 1980.
 "Una expresión muy de mi abuela: "Hasta los topes". Otra expresión muy suya: "La intemerata".
Así cargábamos nosotros el coche camino de las vacaciones de verano: hasta los topes, como en la foto (se trata de una imagen tomada en julio de 1983). Metiendo en él la intemerata de bártulos.
En el maletero y en la baca e incluso, por aprovechar el espacio, encima del cenicero, que es donde se sentaba mi abuela mientras, como un mago, iba inventando pases de Locomía entre golpes de abanico.
Porque aire acondicionado no teníamos (ni nosotros ni nadie), lo que teníamos era calor, mucho calor. Calor y bicis y sombrilla de playa; también canario y perro, que ejercían de miembros de la familia y viajaban con nosotros. Junto con la sombrilla de playa y las bicis y el abanico de mi abuela y mi abuela.
Sin olvidar el balón de Nivea, ¿se acuerdan del balón de Nivea? El nuestro lo llevábamos inflado y nos lo íbamos lanzando mis hermanos y yo dentro del coche, que hacía las veces de hogar durante aquellas largas horas de encierro. Menudos viajecitos.
Papá al volante con cara de velocidad y ganas de compartir con nosotros el humo de sus puros, mamá diciendo "no tenemos prisa" y consultando a hurtadillas su reloj de tanto en tanto, mi abuela refunfuñando. Con lo a gusto que se habría quedado ella en casa (ella y el perro y el canario y su abanico y, seguro, el balón de Nivea).
"No sé por qué no me dejáis abandonada en una gasolinera, no me lo explico, palabrita del Niño Jesús que no os voy a denunciar", decía mi abuela. Con tal de salir del coche...
No, por más que Los Payasos de la Tele insistieran cada tarde de sábado en convencernos de lo contrario, viajar no era un placer: era un martirio. Despeñaperros, una tortura. Y el coche, una sauna. Con las ventanillas subidas, con las ventanillas bajadas, daba igual: el coche, una sauna que ni las de Finlandia.
Llegar, llegabas a tu destino. Más delgado, pero llegabas. Como recién salido de la clínica Buchinger."


10 comentarios:

  1. Recuerdo esos viajes, los recuerdo. Por cierto, sus primas acabarán poniéndome cardiaco, ¡qué barbaridad!

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    1. Qué tiempos, DON TANN.
      En aquel entonces ni había autovías ni autopistas ni carreteras sin agujeros en el asfalto.Ir de San Sebastián a Benidorm o Marbella suponía pasar la noche en algún hotel de Teruel, o de Madrid. Ahora se va en una mañana.

      Garantizo que mis primas están rebosantes de salud y dispuestas a ser cariñosas con todo comentarista.

      Un abrazo

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  2. Hasta un poco antes los de Madrid, Zaragoza y Cataluña iban a veranear al Cantábrico. Por esos años 80 se puso de moda bajar a las costas levantinas y andaluzas.

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    1. DOÑA ROSARIO.
      La moda del XIX y hasta pasados los 70 del XX era que los pudientes de zonas calurosas veranearan, hasta durante tres meses, en balnearios del Norte. A partir de los años 1970 nacieron las playas y la moda de ir a ellas de Benidorm, Marbella y demás costas malagueñas.

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  3. Puffff, he visto la foto y me ha sonado familiar. Nuestros viajes fatídicos eran de Pamplona a Galicia, pero por Castilla, que era más rapido que ir por el norte. Que calorcico, el día entero en el coche desde el amanecer hasta el anochecer.

    Cuando veo los nombres de los pueblos que pasamos automáticamente me vuelve la mente a aquellos viajes: Villafranca de Montesdeoca, Osorno (siempre haciamos la broma con el horno), Valencia de Don Juan. Aquellas carreteras secundarias que iban cuatro gatos. Hoy en día hay una autovía que cruza Castilla rápido y a media mañana puedes estar en León.

    Mi madre, para hacernos más amenos los viajes siempre nos cocinaba un bizcocho que luego ibamos comiendo durante el viaje. Y mi padre, qué santa paciencia, soportando la cinta de los payasos de la tele que llevabamos. Cuando se cansaban de los payasos, mis padres ponían otra música y como sabían que no nos gustaba Julio Iglesias nos decían que nos ponían Agosto Catedrales XDD

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    1. DON JAVICHU.
      Uséase que también has probado y sufrido con aquellos viajes de ir de vacaciones por carreteras que no se diferenciaban nada de las "calzadas" romanas, y con recorridos por esa Castilla de sol agosteño en donde hasta los lagartos se esconden.
      Lo que entonces se tardaba un día entero e incluso día y medio, ahora se hace en una mañana y con vehículos que en lo único que se parecen a aquellos es en que ambos tenían cuatro ruedas.
      Yo recuerdo que de Zarauz a Pamplona (100 kms) tardábamos casi dos horas y ahora se hace en 45 minutos.

      Tú, en el trayecto de Pamplona a Galicia, probablemente pasarías por Benavente (Zamora) para entrar en unas carreteras gallegas que eran como ahora las de Afganistán.

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  4. Los 80 fueron época de transición, por así decir, creo que extender ese tipo de viajes a toda la década es excesivo, pues a partir de mediados de la misma, ya había coches con aire acondicionada y la gente no iba con la casa a cuestas. A mí me suena más a los 60/70.

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    1. DON TRECCE.
      Sí, llevas razón. Es más apropiado este tipo de viajes para los años 60/70 hasta casi los años 1980.

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  5. En el pueblo íbamos andando hasta la balsa.... simplemente con una caña para pescar carpas o alguna rana. Veiamos la playa en fotografía o a algunos nos mandaban a Barcelona o Tarragona a casa de los primos en tren. El viaje en tren tampoco estaba nada mal, 200 km en 4 horas.... más el retraso correspondiente, porque ibas en el correo que para billete de Talgo no llegaba... bocata tortilla y cesta de morcillas, más la maleta y la guitarra, se acababan haciendo amigos porque había gente que venía desde Vigo o La Coruña.... y esto de los borregueros no se acabó hasta bien entrados los años 90, usaba los mismos trenes cuando iba de chaval en vacaciones y cuando iba ya crecidito a estudiar a la universidad, literalmente los mismos, que ya eran viejos en los 80.

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    1. DON CSC.
      No está mal. Tampoco los trenes eran una delicia de comodidad ni un oasis de perjúmenes a sobaquillos. Pero de chaval de esas cosas ni te enteras.
      Yo recuerdo que los estudiantes del País vasco debíamos de examinarnos en Valladolid y cada viaje de Donosti a Valladolid (300 kms) resultaba no menos de 12 horas. Claro que eran entre los años 1958 y 1962.

      Las vacaciones en el pueblo estoy seguro de que ahora las añoras. Tiempos felices pescando en la balsa.

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