15 julio 2015

Pobres niños actuales en vacaciones

Nuestros padres, en vacaciones de verano, no nos veían el pelo ni sabían dónde estábamos. ¡Ni falta que les hacía! Lo único que querían era perdernos de vista durante un rato. Aquello no nos causó ningún complejo infantil ni tuvimos que acudir al psicólogo ni tan siquiera se nos diagnosticó ningun estrés postraumático.
Jamás vi a mi padre preocupado un solo segundo por si yo o alguno de mis hermanos nos aburríamos.
Ése era problema nuestro.


Las cosas han cambiado mucho en estos últimos 40 años. Si antes estábamos educados bajo un lema grabado a fuego en nuestras mentes "No molestar a los mayores", ahora parece que el leiv motiv es justo el contrario: "Molestad a los mayores, si es posible cada cinco minutos".
Los padres nos hemos convertido en responsables de cada minuto de ocio de nuestros hijos o nietos y nos hemos transformado en un gran parque temático, obligados a buscar actividades cada media hora.
Si el niño se aburre un rato porque se ha cansado de la tableta o de la consola, cundirá el pánico, será una auténtica tragedia y la madre recurrirá a los siete grupos de whatsapp para reclutar a algún amiguito del equipo de fútbol, las clases de violín o de yoga.
Con este panorama, planificar las vacaciones para que no quede ni un minuto libre al azar puede convertirse en una misión imposible.
Y eso que la gama de campamentos de verano es ahora interminable. Antes, bastaba con apuntar a tu hijo a un campamento deportivo de nivel básico. Pero ahora si tu vástago se limita a jugar al fútbol o al baloncesto en vacaciones será un don nadie, un infeliz al que no le dará la media para entrar en la Universidad.
Si tu retoño no va a un campamento con inmersión en inglés y clases de tenis, pádel, natación, golf, atletismo, patinaje sobre hielo y voley, no se sentirá realizado. Si no tiene cursos de piraguïsmo ni salto en tirolina, nunca será un hombre de provecho.
Y si no incorpora la programación o la robótica, tu hijo será un fracasado. Por supuesto, si no lo puedes complementar con una au-pair o una cuidadora bilingüe que hable al niño en inglés o alemán aunque tenga sólo dos meses de vida, tu hijo nunca estará entre los elegidos ni se lo rifarán en las mejores universidades ni tan siquiera tendrá un puesto de trabajo nada más terminar la carrera.

La feroz competitividad que se ha instalado entre los padres ya no sólo afecta a los estudios en el colegio, sino también a las actividades extraescolares y veraniegas en una carrera eterna por optimizar el tiempo y ser más y más verdugos de los niños.

(Cris Vaquero)


13 comentarios:

  1. D. Javier:

    Perdone que haya borrado el comentario inicial, pero es que me di cuenta de que había metido la pezuña en muchas teclas inconvenientes, así que voy a corregir los errores de mecanografía.

    Después de leer esta veracísima y por eso mmismo, triste entrada, me dan ganas de montarme una empresa de campamentos de verano para niños cabrones, en los que enseñarles supervivencia (algo), porque no voy a entrenar locos que luego me apiolen como a un conejo con las técnicas que yo mismo les haya enseñado.

    Pero creo que con el gusanillo que películas sanísimas como las de Rambo o las de desaparecido en combate hacen surgir en los jóvenes, el negocio, puede ser redondo.

    Y los papás, ¡locos de contento,oiga!.

    Abrazo gordo.

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    1. DON TANN.
      Nada que disculpar por borrar comentario personal.
      Muy buena la solución que propones para que los "niños no se aburran en vacaciones" a tenor de lo que piensan esos majaras de padres.
      Sólo nos faltaba que los niños se nos vuelvan rambos o RAMBOCITOS.

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  2. Yo llevo a los crios a un "campus de verano" organizados por los Marias. No tiene nada de competitivo, y si mucho de diversion para ellos, yo la verdad estoy contento con el tema.

    Dicho esto, decir que antes la situacion era otra. Cuantos dias y horas en los pueblos de mi padre y mi madre, corriendo por aquellos lares. Ahora vamos a los pueblos mucho menos, para alguna celebracion y poco mas. Es una pena, pero se ha perdido. .

    Mas me preocupa la moda de apuntar a crios de 5-6 años a.. karate!... es algo que no puedo entender. Mis amigos me intentan hacer verlo, pero no me llega, porque entiendo, se que un crio es un crio, ve lo que ve, y para él, el karate es.. pegar!.

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    1. SEÑOR OGRO.
      Bueno, eres un padre sensato, alavés de pro. Pero los hay, y cada vez más, que martirizan a sus niños, en vacaciones, con 14 horas diarias programadas para hacer hasta ballet.
      Nuestra infancia de verano la pasabamos jugando a nuestro aire o robando cerezas de los árboles a los casheros, o meditando sobre los efectos de pegarle fuego con una cerilla a una pelota de trapo. Y los padres no tenían la mínima idea de qué haciamos siempre y cuando los dejaramos en paz. Y ninguno de los que yo conozco de aquella época ha salido ni terrorista ni economista. Gente de lo más normal.

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    1. DON TRECCE.
      Es, como dices, una ridícula moda de papás que no se han enterado de que los niños disfrutan mucho más jugando a su aire, lo cual no impide que sean de mayores unas eminencias o unos bandidos.

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  4. Buenos días D. Javier,

    Yo pienso que gran parte del problema se solucionaría simplemente con que los críos tuvieran un mes más de clase. Más que nada por dos motivos. En primer lugar, porque creo que las vacaciones de los críos son excesivamente largas y al final ellos mismos son los que piden volvera clase y en segundo lugar por el problema que usted menciona, el qué hacer con ellos durante el verano.

    Los currantes firmantes, en su mayoría asalariados por cuenta ajena, contamos con un mes de vacaciones al año que tenemos que distribuir como buenamente nos dejan. Por otro lado, estos cursos de verano, campus, etc... tienen unos precios astronomicos, entre 500 y 800 euros al mes por niño (no digamos si encima se quedan a comer). Eso hace que las familias numerosas no nos podamos permitir estas cosas.

    Total, que yo debo de ser esos padres "a la antigua", que como usted dice, mis hijos hacen lo que yo hacía cuando tenía su edad. Reconozco que a mi los Sanfermines me "solucionan" la papeleta durante 9 días, pero el resto... toca que se busquen la vida... rato de tareas, bicicleta, piscina, amigos...

    un saludo

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    1. Hola DON JAVICHU.
      Comprendo lo que explicas y sé que es un problemón estar trabajando mientras los niños están de vacaciones, pero hay padres que se pasan y creen que teniendo niños super-ocupados en materias deportivo-intelectivas, muy caras por cierto, luego van a presumir de hijos lumbreras.
      Lo que tú explicas de tu particular situación supone mucho sentido común el no endeudarse hasta las cejas con clases que no sirven para casi nada.
      En mi época nos las arreglabamos los niños de maravilla y los padres no se enteraban ni por dónde andabamos. Exclusivamente en vacaciones porque el resto del año viviamos como una disciplina familiar muy similar a la militar.

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  5. Y en septiembre.... al psicologo, con stress infantil... que es lo que tiene eso de hacer jornadas maratonianas, que cansa.

    Es una lástima que ni siquiera ahora en los pueblos podamos soltar a los chiquillos sueltos como estábamos los padres, pero es que si haces eso te arriesgas a que te detenga la guardia civil (o los mossos d'escuadra o los ertxainas). En la ciudad supongo que aún lo tienen más difícil....

    En mi casa dejamos a los peques por la mañana en el polideportivo donde les organizan juegos y entretenimientos, y por la tarde todos a la piscina municipal que es un recinto cerrado y luego al parque con su madre que en verano hace jornada solo de mañanas.

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    1. DON CSC.
      Sí, expones una situación que nunca se daba : la de que si dejas a los niños a su aire los variados polis que disfrutamos son capaces de detener a los padres por abandono de hijos menores.

      La planificación que has montado me parece la adecuada pòrque probablemente no tengas ni otra opción.
      Personalmente lo que me produce urticaria es la vida de esos niños siempre sometidos a la disciplina de un centro (clases de judo, de tennis, de inglés o de música ibicenca) y que están deseando volver a la normalidad del horario lectivo docente.

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  6. En nuestra infancia, me refiero a la de vuestra merced y la mía, no contábamos con esos juguetes eléctronicos de hoy día, pero no nos aburríamos por la infinidad de juegos que teníamos a mano. Simplemente, jugando a las canicas, al escondite o con las tapas de las bebidas, lo pasábamos fetén. Lamento que todo éso se haya perdido y que los chavales se aburran.

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    1. DON BWANA.
      Así es. Teniendo una pelota o unas canicas o algunos amigos con los que organizar un juego cualquiera, incluso las famosas tapas de gaseosas, eramos los reyes de la pista.

      Ahora, al parecer, como en las casas no hay madres porque trabajan, planifican a los niños todo tipo de cursos e incluso el aprendizaje del ukelele para que no se aburran. Pobres chavales.

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