22 junio 2015

Modales cada vez más asilvestrados

La buena o la mala educación no aparecen reflejadas en las estadísticas del INE ni en los barómetros del CIS. Tampoco las valoran las pruebas PISA con que la OCDE evalúa a los estudiantes adolescentes. Y, sin embargo, es algo que nos afecta a todos de forma directa en nuestro día a día. 

Palabras malsonantes forman parte del lenguaje habitual en los medios de comunicación; el tuteo ha arrinconado a la palabra usted hasta convertirla en un arcaísmo; que un hombre o a una mujer y tenga la edad que tenga, ceda el paso o el sitio en el autobús lleva camino de convertirse en una extravagancia, que alguien acuda en camiseta a un acto solemne ya no sorprende a nadie.

El sociólogo de la Universidad de Navarra Alejando Navas advierte de un "asilvestramiento" de las nuevas generaciones de españoles. Lo atribuye al tipo de educación. Según Navas, se aprecian los ecos de la pedagogía "antiautoritaria" que se impuso en Europa en los 60 y 70, y que en España se sumó a partir de 1975. "Muchos padres educados de forma autoritaria querían para sus hijos otra cosa", explica.
"No se atreven a imponerles nada"y los jóvenes acaban creciendo "sin normas ni modales", advierte.
Hace que muchos no sepan cómo comportarse en sociedad y que en las ciudades se hayan tenido que aprobar ordenanzas cívicas que prohíban algo tan básico como orinar en la calle.
También en la vestimenta ha habido transformaciones. A la universidad en los años 60 se iba con corbata, mientras que hoy incluso se aconseja no acudir a la oficina con corbata para ahorrar aire acondicionado y crear un ambiente distendido. Los jóvenes se han vuelto inhábiles para el cortejo, para el ligue, porque les falta vocabulario.

El problema, para Alejandro Navas, es que "ya no se come ni se cena en familia", algo grave, puesto que la familia es la primera instancia socializadora. La mesa es donde los niños aprenden modales, a compartir y respetar.la opinión.
El afán por respetar la igualdad de sexos también ha alterado las costumbres y ha sembrado ciertas dudas en el trato con las mujeres. "Ahora uno no sabe cómo hacer: si le cedo la puerta a una mujer o pago yo, puede ser considerado machista. Pero si no lo hago, puedo ser un cafre".

EXPERIENCIA DEL BLOGUERO.
A mi costumbre de dar tratamiento de DON ( o Doña) a todo comentarista y en base a un mínimo decoro en el trato social público, varios "asilvestrados" comentaron que el Tellagorri es "un ridículo de mierda", y "un engreído soberbio".
Lo que da idea del sentido de los modales y del respeto al prójimo de muchos membrillos en flor, muy aptos para estar en una concejalía de "Podemos".

4 comentarios:

  1. Profesora de lengua, jovencita, que estaba esperando un papelillo que le hacía falta.
    Me pregunta si ha llegado, le respondo que no, y me dice: ¡No me jodas!

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    1. DON TRECCE
      Vaya con la "fina". Esa damisela con título de profe lo será de LENGUAS SUCIAS

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  2. El pasado domingo, playa mediterránea, dos familias "modernas", entendiendo por "modernas" las compuestas por dos padres divorciados con sendos hijos de los extintos matrimonios anteriores, y un bebé en común. La doña, obesa y con las domingas al aire (horror), gritándole al hijo de su maromo: ".... idiota, ¿te crees que me vas a joder el verano, maldito cabrón de mierda? me cago en tus muertos....", y no sigo porque no quiero ensuciar el blog, don Javier.
    ¿Educación?
    Ja. Como no sea "educación para la ciudadanía zetapé".

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    1. DON HEREP
      También yo he sido algunas veces testigo de parecidas escenas a cargo de vacaburras como la que describes.

      Esos niños ya no sufren sicologicamente por los gritos porque han logrado asimilar que así son sus "mamás", pero al mismo tiempo creen que esa es la forma NORMAL de hablar.
      Desastre de país. Cada año que pasa más ansío no SER PLEBE y estar con los que oficialmente son más élites, pero, claro, eso es imposble. Qué razón tenía Don Ortega, el de Gasset, con su libro "La rebelión de la masas".
      Un abrazo

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