05 enero 2014

Blindado bunker de datos

Los datos informáticos de bancos, gobiernos y grandes multinacionales valen más que el oro. La información más sensible e importante del mundo se esconde aquí, en este búnker suizo. Un auténtico acorazado bajo los Alpes capaz de resistir terremotos, ataques químicos, espionajes masivos e incluso colisiones estelares. Entremos...

El 'Fort Knox' de los datos está ubicado en un lugar desconocido de los Alpes suizos. Es un mordisco enorme en la montaña, una fortaleza subterránea capaz de resistir un ataque nuclear o una supertormenta solar. Está en el corazón de los Alpes suizos, cerca de la estación de esquí de Gstaad.

Aquí se guarda algo más valioso: aquí se guardan datos. "La mayor parte del dinero consiste hoy en anotaciones en una cuenta bancaria. El dinero es reemplazable; los datos, no. Por eso, ciertas informaciones no tienen precio. Y hemos creado un banco de datos. Nuestros activos no son financieros, son archivos digitales", explica Christoph Oschwald, consejero delegado de SIAG, la empresa que lo explota. 

¿Almacenar datos en una montaña? ¿Para qué?. Era una idea peregrina que se les había ocurrido hace más de 20 años. Solo el acondicionamiento de un antiguo búnker nuclear de los años sesenta, excavado por el Ejército helvético durante la Guerra Fría, costó más de 40 millones de francos suizos (unos 33 millones de euros). Pero el terrorismo global, los desastres ambientales, la crisis financiera y el espionaje masivo de las comunicaciones han convertido el Fort Knox suizo en una gran caja de caudales mundial.

Grandes compañías les confían sus datos más sensibles: farmacéuticas como Novartis, bancos como el Deutsche Bank, gigantes tecnológicos como Cisco Systems...

"Tenemos más de diez mil clientes", asegura Oschwald. Gobiernos, constructoras, multinacionales... También políticos de regímenes autoritarios que quieren disponer de un lugar seguro para guardar información con la que negociar o incluso salvar la vida.

Los honorarios rondan los diez mil euros mensuales, aunque hay cuentas de dos millones al año. Pero también ofrecen servicios más asequibles, como copias de seguridad por siete euros al mes. Y como cualquier banco suizo, no le hacen ascos a ningún cliente y garantizan la máxima confidencialidad.

Hay una pista de aterrizaje con aduana para los que deseen entrar directamente en las instalaciones, aunque también se puede acceder por carretera. No aparece en los mapas turísticos. Se llega a través de un camino forestal.

Las medidas de seguridad son dignas de una película de James Bond. Puertas de 45 centímetros de espesor y tres toneladas con las bisagras recubiertas de teflón, software de reconocimiento facial, bóvedas acorazadas... Los centinelas van armados con porras y gas pimienta; no llevan armas de fuego porque en un tiroteo las balas podrían ocasionar daños a los datos almacenados. Dispone de cinco zonas de seguridad; una minicentral eléctrica; víveres para varios meses; un sistema de enfriamiento que saca el agua de los glaciares; filtros de aire contra amenazas biológicas, químicas y atómicas; habitaciones presurizadas y a temperatura constante: 12 °C.

Incluso un hotel cuyas habitaciones espartanas parecen diseñadas para la tripulación de un submarino, apenas un par de literas y un lavabo, pero "inexpugnable", afirma Oschwald.

Las instalaciones resistirían incluso el temible pulso electromagnético, una radiación procedente de un ataque nuclear, una tempestad solar o el impacto de un asteoride y que dejaría inservibles aparatos electrónicos, satélites de comunicaciones, GPS y radares, provocando un apagón de Internet de consecuencias catastróficas que podría afectar a países enteros e incluso a continentes.

Pero tienen un talón de Aquiles... Un hacker infiltrado entre el personal podría borrar archivos o copiarlos sin permiso, como le sucedió a la NSA con Edward Snowden. El factor humano siempre es imprevisible. 

No obstante, es el almacén digital más seguro del mundo y alberga desde 2010 una de sus posesiones más preciadas: la cápsula del tiempo del proyecto Planets, en el que participó un consorcio de 16 universidades, archivos y bibliotecas europeas. Es un recipiente de metal sellado dentro del cual están las herramientas necesarias para descifrar todos los formatos de archivos que se conocen en la actualidad, algo así como la piedra de Rosetta de la era digital; el genoma de nuestros bytes...

Esta cápsula temporal contiene las instrucciones para descifrar los formatos digitales más corrientes, algunos de los cuales prácticamente han pasado a la historia, como los disquetes y las tarjetas perforadas. Otros, como CD, DVD, pendrives con conexión USB y Blu-ray son de uso habitual hoy, pero dejarán de serlo en el futuro, cuando estas tecnologías queden obsoletas. Las instrucciones contenidas en la cápsula permitirán a las generaciones venideras recuperar la información aquí archivada.

¿Cuál es la mayor amenaza para los datos digitales? "Que no son permanentes. Ya no escribimos a mano, usamos procesadores de texto. No usamos cámaras analógicas, sino digitales. No escuchamos casetes, sino descargas y mp3. No mandamos cartas, enviamos correos electrónicos", explica Andreas Rauber, de la Universidad de Viena, corresponsable del proyecto.


C. M. Sánchez

10 comentarios:

  1. Qué poquito somos y que náuseas me dan!
    Un cordial saludo,

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    1. DON XESÚS
      Mejor no podías haberlo dicho : la plebe somos marionetas en manos de quienes, unos pocos, controlan lo único importante para ellos : el DINERO mediante el control de datos. Les importa, a esos controladores de riqueza, muy poco la Humanidad, los grupos de personas o las personas.

      Sí, dan muchísimo ASCO.

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    2. Hola, Javier:
      Acabo de leer otra novela de Márkaris, Con el agua al cuello, trepidante. Y no puedo evitar que el autor intelectual de los asesinatos que se producen me caiga simpático. No sé si Márkaris podría tener en el asunto este del búnker de los violadores del mundo, argumento para una nueva novela.
      Un cordial saludo.

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    3. DON XESÚS
      Esa es la que más me gustó a mí de todas las de Márkaris. Tenemos gustos parecidos.

      Con el asunto del bunker podrían novelar todos, hasta Mario Puzo y sus mafias calabresas.

      Un saludo cordial

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  2. O sea que los grandes Bancos y las grandes industrias protegen los datos que son como ORO en exclusivo beneficio de sus dueños, al costo que resulte. Mientras los países europeos, y no digamos nada los africanos, se desangran de pobreza, aquí en este bunker esconden los tesoros de la abuela con rosario incluído.

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    1. DON LEONIDAS
      Saben que todo, todo está ahora en soporte digital y si se pierden esos datos quedan muchas entidades, desde gobiernos a empresas y bancos, completamente OBSOLETOS.

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  3. Se ha digitalizado hasta tal punto todo el modus operandi de la Humanidad, incluso en lo más nimio, que si a esos "custodios" de datos les vuelan sus claves, VOLVEMOS A LA EDAD DE PIEDRA y a vivir en cavernas.

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    1. DON TÁCITO
      Sí, volveriamos a usar las plumas de ave y las velas de sebo como si estuvieramos en el siglo XVI. O peor porque entonces disponian de archivos en forma de libros, tanto contables como de Historia.

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  4. Si hacen copias de seguridad por 7€ al mes, me parece que voy a enviarles unos disketes con ciertos datos secretos que guardo desde 1992 y que no me gustaría perder. El contenido no puedo revelarlo porque dejarían de ser secretos.
    Tiene que dar mucho cachet éso de tener datos en el Fort Knox alpino, por 7 eurillos de nada.

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    1. DON BWNA
      Pues, nada, adelante y a ser uno de los privilegiados mundiales que guarda leonardescos (de Da Vinci) secretos en el lugar más bunquerizado existente.
      Además, si añade a sus datos los nombres del complutense y el mío, dentro de 7.000 años estudiarán nuestra Civilización y apareceremos los TRES como personajes de leyenda, tipo Ulyses. Yo pago 2 euros mensuales por el alquiler desde ya.

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