28 febrero 2013

Reinas Magas

Como los pequeños cabroncetes no tienen un pelo de tontos, en cuanto pasa por delante la carroza, huelen la tostada. Creemos que los niños son gilipollas. Que no se enteran. Que podemos engañarlos con facilidad, haciéndolos cómplices de nuestros prejuicios, torpezas y limitaciones. Pero nos equivocamos.

Esos diminutos seres con cara de panoli son formidables desarrollando intuiciones magistrales y conclusiones perspicaces. Su capacidad de observación, de intuición extrema y casi animal, su honradez intelectual incontaminada por las convenciones sociales que más tarde acabarán atrapándolos, son asombrosas.

Nadie tan coherente, recto y tenaz como ellos al construir mundos propios y defenderlos, aplicar el sentido común, ilusionarse con desafíos, razonar sobre evidencias. Tan consecuentes y honrados, a veces hasta la crueldad, con el mundo que ven o creen ver. Tan próximos todavía a las reglas naturales de la vida; a esas realidades inexorables que los adultos aún no hemos podido hacerles olvidar, ni enmascarar y manipular estúpidamente para ellos. O más bien para nosotros. Para nuestra comodidad y sosiego.

Me hace pensar en esto una moda reciente relacionada con la cabalgata de la noche de Reyes: confiar el papel de Melchor, Gaspar o Baltasar a una mujer. Todo, naturalmente, como cuota políticamente correcta: un tercio de sus majestades de Oriente, para cumplir con el qué dirán. Lo que se traduce en señoras disfrazadas de varón, con barba, corona y demás parafernalia.

En los días siguientes al último de Reyes, algunos lectores y amigos me hicieron llegar cartas con sus opiniones sobre la cosa; y algunos, incluso, recortes de prensa con otras cartas publicadas en periódicos locales. Comentarios jocosos o indignados, según el talante de cada cual: mucha chufla y algún cabreo, como el de esa madre cuyo hijo de seis años, embozado con bufanda y gorro de lana bajo los que sólo podían verse sus ojos atónitos, le zarandeaba una mano gritando: "¡Mami, mami, ese rey es una mujer!".

No pasa nada, dirán algunos, por que un rey mago, incluso los tres, sea una mujer. Si ciertas señoras creen que su presencia ahí ayuda a conseguir más respeto para su sexo, pues oigan. Bendito sea. Adelante con los faroles. A fin de cuentas, una cabalgata de Reyes toca menos el rigor que el folklore.

Puestos a disfrazarse y a dar espectáculo, sería como negarse a que en las fiestas de moros y cristianos, o en las de cartagineses y romanos –pura y divertida murga sana–, haya señoras que quieran salir de guerrero almohade o legionario romano. Allá cada cual con sus fiestas, sus disfraces y sus botas de vino.

Otra cosa es cuando se trata de una reconstrucción histórica calculada y rigurosa, como Las Navas, el 2 de Mayo o la batalla de La Coruña, por ejemplo. Meter ahí a una señora de fusilero británico o de adalid navarro da el cante; quita credibilidad al asunto, porque en aquellos tiempos las señoras no andaban pegando tiros, asaltando trincheras ni dando espadazos a los infieles; y cuando ahora se escriben novelas o se hacen películas donde ocurre eso, tales películas y novelas suelen ser una imbecilidad perfecta.

El problema con los reyes magos es otro: la tradición se refiere a tres reyes varones. Y es la tradición precisamente, transmitida de padres a hijos, la que hace a los niños que aún conservan la inocencia adecuada esperar con ilusión la llegada anual de esos magos de Oriente, cuyos nombres y sexo conocen perfectamente, hasta el punto de que resulta imposible darles Baltasara por Baltasar.

Y como los pequeños cabroncetes no tienen un pelo de tontos, en cuanto pasa por delante la carroza, huelen la tostada. Y se les fastidia así la fiesta, la ilusión, la fe en algunas cosas que, para bien de la Humanidad, es conveniente conserven durante el mayor tiempo posible, antes de que la vida les demuestre lo que hay bajo el cartón y el falso armiño de cada rey, mago o no mago.

Y así, subida en una carroza, la reina Gaspara, o como se llame, puede que haga un favor enorme a la visibilización de la mujer; pero también estará reventando la ilusión, en su noche más hermosa del año, a millares de criaturas que, sintiéndose estafadas, se volverán a sus padres para denunciar, con justa indignación: "¡Papi, ese rey con barba es una chica!".

Así que ya pueden despedirse de la magia, nuestras criaturas. Darse por fastidiadas. En este país acomplejado y cobarde donde no caben un tonto, un sinvergüenza, un oportunista más, cualquier nueva idiotez triunfa que da gusto.

Habrá polémica, claro. Sentido común versus matonismo ultrarradical. Acusaciones de machista intransigente a quien no trague. En consecuencia, las autoridades dispondrán cada vez más cabalgatas con la cuota adecuada de reyes y reinas, magos y magas, camellos y camellas, pajes y pajas.

Todo sea por no discrepar. Y a los niños, pues bueno, pues vale, pues me alegro. A ésos, que les vayan dando.

ARTURO PEREZ REVERTE
Académico



10 comentarios:

  1. A mi hace bastante gracia que para hacer de Baltasar cojan a un negro (para que sea más auténtico) pero que luego metan a una moza en el pellejo de Gaspar o Baltasar.

    ¿Buscamos autenticidad o esto es un tema de cuotas?. Como dice Reverte, se debería pensar en los niños, que no son idiotas, no en un sistema de cuotas de una sociedad pánfila y descerebrada, manejada por políticos titiriteros.

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    1. SEÑOR OGRO
      Es excelente el perfil que dibuja o describe Reverte de los niños. Es auténtico.

      Lo de las cuotas femeninas en TODO, ideadas por el mayor Tonto europeo de la época en seguidismo de la lesbiana feminista LEIRE PAJIN, ha calado en el faminazismo militante hasta hacer el indio bravo.

      Que su compadre de Partido diera de verdad una paliza a su mujer, como dictaminó el Juez, no hace que consideren a Eguiguren un mal bicho, pero que Toni Cantó haya dicho lo que ha dicho supone que lo van a crucificar y boca abajo. Y además ha dicho lo que es real : que más de la mitad de las denuncias de malos tratos son falsas y con el objetivo de obtener mejores condiciones en los juicios de divorcios.

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  2. Mujeres barbudas, papá noel con tetas... ¿y eso va a ayudar a que nuestros hijos crezcan felices?, llegado el caso y vean a una mujer embarazada ese extraño engendro les sorprenderá.

    A tomar por culo feminzais, maricones y sociatas... he dicho

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    1. DON ISRA
      Me uno a tu razonamiento y grito a coro contigo =

      A TOMAR POR CULO FEMINAZIS, MARICONES Y SOCIATAS.

      Para que conste.

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  3. las reinas magas este año, propongo, la concejala de Los Yébenes, la Milá y la Kirchner, en bolas las tres, con Garzón de paje. ¿los niños espantados? como dice Rverte, q les den.
    saludos blogueros

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    1. DON JOSÉ ANTONIO
      No sé si los niños se espantarán pero los adultos, con sentido de la ESTÉTICA, saldriamos escopetados al ver a esas tres loras en pelotas

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  4. No me importaría nada que Prima Estrellita me trajera un regalo, aunque se disfrazara de Melchora y solo llevara carbón en la buchaca.

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    1. Bueno, Prima Estrellita es una excepción a todas esas loras que aspiran a disfrazarse de Baltasaras. Ya le explicaremos que para el próximo año le haga una visita portando un regalo.

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  5. Certero y directo, además de muy cierto por desgracia.

    La tonteria se nos va de las manos.

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    1. Gracias por venir, DOÑA MARIBELUCA.

      Arturo da en la diana casi siempre y hace unos días me produjo enorme sorpresa leer en un blog de los habituales (Creo que era Batiburrillo) que varios comentaristas decían que P. Reverte es un vendido SOCIATA. No lo termino de entender porque desde el primer libro que publicó le he seguido así como en sus artículos y es, para mí, la representación del tipo equilibrado anti-extremismos que a quien más caña da es a las sociatas feminazis.

      Debe de ser que las perspectivas varian según le leen los fanáticos de ultraderecha o los que "semos" liberales.

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