07 noviembre 2012

Ocaso de Occidente

Los romanos se dieron a la buena vida y permitieron que los esclavos hicieran su trabajo. Después otorgaron la ciudadanía romana a los pueblos sometidos y abrieron las fronteras a los bárbaros. No es necesario esforzarse mucho para establecer un paralelo entre la Roma antigua y el hedonista mundo occidental que importa mano de obra barata del Tercer Mundo para que le haga el trabajo sucio.  ¿Recuerdan vuesas mercedes cuando criticabamos a los jóvenes de su tiempo que, además de no dar palo al agua, pasaban las noches en las plazas molestando a los vecinos, se dejaban el cabello largo como los bárbaros (crines maiores) y vestían extravagantemente con una especie de: "chalecos de piel" (indumenta pellium)?
¿No nos recuerda algo a los jóvenes europeos actuales?

Continuando con el paralelismo entre Roma y la Europa actual apuntemos que otra virtud fundamental romana, la hones­tidad (pudicitia) estaba en entredicho en tiempos romanos imperiales después de que cada generación relajara un poco más las costumbres sexuales de la anterior...

A ello se unía el drástico descenso de la natalidad, especialmente la de las clases dirigentes. Unos siglos antes, en pleno auge del Imperio romano, César Augusto abroncaba a los patricios de Roma porque se habían entregado de tal manera a la molicie y a la comodidad que ni siquiera querían tener hijos, por evitar la obligación de criarlos. Augusto afeaba a los romanos que perdieran sus valores morales y se entregaran al lujo y al sexo desenfrenado.

 Haciendo gala de nuestro refrán "donde comen tres, comen cuatro", la hidalga España se ha convertido en un permanente ejemplo para Europa y para el mundo desarrollado en lo tocante a facilidad de dar acogida a inmigrantes tercermundistas.

Hace diez años los inmigrante legales en nuestro territorio eran menos de un millón. En 2010 son seis  millones, la mayor tasa de crecimiento de la Unión Europea. l.a pohlación inmigrante registrada alcanza ya el l2 por ciento. El mayor aporte de riqueza étnica procede de Rumania y de Marruecos.

Para redondear la similitud entre el tiempo viejo supuestamente virtuoso y el tiempo nuevo claramente depravado, aña­damos que, en tiempos de los emperadores  el ejército roma­no, que una vez fue invencible y extendió el dominio de Roma por casi todo el orbe conocido, estaba prácticamente integrado por mercenarios procedentes de los pueblos sometidos, que llegaron para hacer el trabajo sucio y terminaron quedándose con el negocio y expulsando a sus amos (las invasiones bárbaras).

Hoy los ejércitos de Occidente, y no digamos el español, alistan cada vez más soldados profesionales reclutados en el Tercer Mundo.

 ¿Qué nos depara el futuro? Eso nadie lo sabe. Que Europa se precipita a su decadencia es cosa segura: pensemos que sólo so­mos el 7 por ciento de la población mundial, una peninsulita en el extremo occidental del continente euroasiático, una pilila en­cogida, de viejo prostático, que vive su decrepitud adormecida en el sueño de sus pasados esplendores, los de su dorada mocedad, cuando ordenaba y ordeñaba el mundo.

Dos devastadoras guerras mundiales y enconadas rencillas familiares nos han conducido a esta postración de la que ni siquiera la pertenencia al disciplinado Cuarto Reich alemán, capital Eleuro, parece que baste para salvarnos.

Nosotros quizá no lo veamos, pero nuestros nietos asistirán a la instauración de la civilización islámica en Europa. Es posible que esos nietos gasten barba y usen turbante o velo. Lo único discutible es la fecha en que la entidad política Europa dejará de serlo para transformarse en Eurabia. Si mantenemos al mismo ritmo la tasa de nacimientos, el feliz aconteci­miento ocurrirá hacia el año 2050.

Entonces más de la mitad de los europeos serán musulmanes y estarán en condiciones de imponer la sharia democráticamente. El futuro, mejor o peor, parece que será de los emergentes, de los que pronto alcanzarán a Estados Unidos (e incluso los superarán), o sea China, la India, Brasil y hasta puede que Rusia.

Los dioses nos lo dirán. No se me depriman. A pesar de todo, la vida es bella.


Javier Tellabeltz

Los "bárbaros" actuales

10 comentarios:

  1. Lo retratas tan bien que poco dejas para poder comentar, tan solo una cosa (por tocar un poco los OO, como siempre, jejej). Cuando César Augusto llama a los romanos a la plaza pública, lo primero que hace es ordenar que se pongan en dos filas, a la derecha los casados a la izquierda los solteros. Luego de la de los casados hace dos filas, los que tienen hijos y los que no. Señalando a la exigua fila de los casados con hijos, les grita a todos ¡Estos son los únicos verdaderos romanos! etc., pero entonces desde las filas de los solteros le replican ¡La culpa la tenéis vosotros y el Senado, por dar tantos derechos y hacer una ley de divorcio injusta que en caso de tener hijos deja en la mas completa ruina a los hombres!(Eso y la ley de herencias). ¡Como casarse entonces y tener hijos!.

    Lo he leído por ahí a no recuerdo que historiador. Inventarse derechos como el del matrimonio gay, el aborto atroche y moche, dar ciudadanía al primero que pase sea rufián, terrorista o ladrón sin oficio ni beneficio etc.
    Sí, el paralelismo con Roma es una fuente inagotable y un retrato en sepia del Occidente actual. La verdad, no deprimirse es difícil.

    Saluditos Don Tella.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. DON ROBERT
      Pero ¿hay algún tema en el que tú no seas un experto cultísimo?

      Lo de los detalles esos que enumeras sobre la actuación de Augusto ante los Optimates, no tenía ni idea de la escena que describes. Muy grata esa aportación tuya.

      Jamás los romanos regularizaron el matrimonio gay a pesar de que dentro de las costumbres normales de los aristócratas u optimates era lo habitual ser bisexual, como el propio Cayo Julio Cesar. Adriano convivía con su esclavo Antinus pero no podía casarse con él ni se le hubiera ocurrido recurrir a su poder para ello. Venía a ser como cuando en el Franquismo todo rico que se preciara se veía obligado a poner un piso a una querida. Por razón de estatus social.

      A aquellos, los romanos, los invadieron unos germánicos selváticos llegados de muy al Norte pero no les obligaron a profesar ningún culto ni costumbre. A la inversa, lo que ocurrió es que los bárbaros se civilizaron de cultura romana y adoptaron la misma para ellos.

      Eliminar
  2. Solo un matiz, en el caso de la antigua Roma este fenómeno se dió mediante una evolución natural -por así decirlo- hacia la decadencia. En el caso de Occidente se trata de lo mismo pero impulsado por un mecanismoingeniería social pura y dura.

    ¿Me prestas el post...?

    Ah, me voy ahora a comentar el de la moda femenina, adioz.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. DOÑA CANDELA

      Todo tuyo es el post para que lo puedas insertar en donde más te apetezca.

      En lo de las formas de invadir la civilización existente tienes muchísima razón : los romanos no incitaron a nadie a que los invadieran y sometieran, sino que por la fuerza de tener criados para todo entre los pueblos de menos calidad que ellos, se encontraron, es decir, fueron sorprendidos en su buena fé o vagancia por los antes vencidos por ellos.

      Ahora es a la inversa : hay toda una ingeniería de élite dentro de nuestra propia sociedad para que seamos sodomizados por los islamistas ( multiculturizarnos, llaman a eso los progres).

      Eliminar
  3. Ni siquiera podemos echar las culpas a las dos guerras mundiales ,porque encima tuvimos la suerte de que el hermano yankee nos levantara de las cenizas por el tema de la guerra fria. No, la culpa de nuestra decadencia es nuestra, de nuestras nuevas ideas y formas de vivir, del olvido de nuestro pasado, del nihilismo en definitiva.

    Habrá nuevas potencias emergentes, eso está claro, pero ojo ,porque esas potencias se van a enfrentar a males que históricamente les han sido ajenos. Veremos como sus sociedades y culturas se adaptan a unas condiciones de vida que no olvidemos, les hemos dejado en herencia en occidente. Igual se llevan un susto.


    En cuanto a la inmigración, tenemos un doble problema:

    - Una cantidad inasumible de inmigrantes, totalmente inasumible y que va a generar a corto-medio plazo una serie de problemas tremendos

    - Una calidad de inmigrantes MALA. Los hay preparados, pero la mayoría no saben sino poner ladrillos o acarrear sacos. ¿Quien va a darles de comer?. Peor, en lugar de traer inmigrantes cercanos a nuestra cultura, lo predominante son rumanos o moros: madre mia, que visión la nuestra, que rompetechos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. SEÑOR OGRO
      Lo ves como muy negro el futuro y ya te imaginas una Vitoria, perdón quería decir Gasteiz, a rebosar de marroquiés con ikurriña y cada día arrodillados cinco veces con el culo en sentido contrario a la Meca.

      Para comer tendrán que inventarse alguna reivindicación "histórica" contra la Eurabia gobernante desde Ankara.

      Los inmigrantes terminarán ocupando todos esos cientos de miles de viviendas que los Bancos están embargando y las que aún están por estrenar, que deben de ser como para alojar a media China.

      Ya sabes que en lo tocante a comer, "ya proveerá Polikarpo con fez rojo", que, como sabes, tenía todo, todo previsto.

      Eliminar
  4. Tal como lo pintas, y la verdad es que tiene todas las trazas de que el futuro sea así, Australia se va a superpoblar de europeos no islamizados.

    Como aquello debe de ser muy grande y está muy lejos, es probable que nuestros descendientes mantengan su cultura occidental por aquellas tierras.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Don Zaldum

      No estará mal. Aquel continente es inmenso y está lleno de bosques de eucaliptus y de interminables llanuras sin un alma en miles de kilómetros. Podrían nuestros nietos empezar a montar allí factorias de electrodomésticos, porque los que fabrican los chinos son muy malos.

      Eliminar
  5. De las malas costumbres romanas me enteré leyendo a Joaquín Belda en "La Suegra de Tarquino". Las malas costumbres occidentales, que acabarán con nuestra civilización me ha tocado observarlas en persona. Estoy totalmente de acuerdo con su pronóstico. Como dijo aquel político, no nos va a reconocer ni la madre que nos parió.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. DON BWANA
      Con lo que está viendo y lo que leyó sobre las costumbres romanas, ya ve el futuro que espera a nuestros nietos.

      No sé si "ni la madre que los parió" pero yo no quiero conocer esa España.

      Eliminar