23 febrero 2010

Nuestros "aliados" ingleses

En Bailén, el 19 de julio de 1808, dos meses y medio después del 2 de Mayo, a las águilas de Bonaparte les hicieron cagar las plumas. Por primera vez en la historia de Europa, un ejército napoleónico tuvo que rendirse después de un partido de infarto, en el que nuestra selección nacional –tropas regulares, paisanos armados y guerrilleros– aguantó admirablemente los dos tiempos y la prórroga.

También es verdad que fue la única vez que ganamos la copa, pues luego los franceses nos dieron siempre las del pulpo; o ganamos, cuando lo hicimos, con ayuda de las tropas inglesas que operaban en la Península.

Si algo demostramos los españoles durante toda la campaña fue que para la insurrección y el dar por saco éramos unos superdotados, pero que a la hora de ponernos de acuerdo y combatir organizados no había quien nos conciliara.

Paradojas de la guerra: por eso los gabachos nunca pudieron ganar. Acostumbrados a que alemanes o austriacos, por ejemplo, después de derrotados en el campo de batalla, se pusieran a sus órdenes con la policía y todo, preguntando muy serios a quién había que meter en la cárcel por antifrancés, no comprendían que los españoles, derrotados un día sí y otro también, no terminaran de rendirse nunca; y encima, en los ratos de calma, se incordiaran y mataran entre ellos mismos.

Al hilo de todo esto, un historiador británico se lamentaba hace poco de que aquí conmemoremos el bicentenario de aquella guerra con poco agradecimiento al papel que las tropas inglesas tuvieron en ella; ya que fueron éstas las que proporcionaron ejércitos disciplinados y coordinaron, con Wellington, las más decisivas operaciones.

Y tiene razón ese historiador. En batallas y asedios, Bailén y los sitios aparte, la contribución británica fue decisiva. Lo que pasa es que de ahí a que los españoles deban agradecerlo, media un trecho.

En primer lugar, los ingleses no desembarcaron para ayudarnos a sacudir el yugo francés, sino para establecer aquí una zona de continuo desgaste militar para su enemigo continental. Además, y salvo ilustres excepciones, su desprecio y arrogancia ante el pueblo español que se sacrificaba en la lucha fueron constantes, compartidos por la mayor parte de los historiadores británicos de entonces y de ahora.

Por último, las tropas inglesas en suelo español se comportaron, a menudo, más como enemigas que como aliadas, cebándose en la población civil. Eso, manifestado ya durante la desastrosa retirada del general Moore en La Coruña, se evidenció en los saqueos de Ciudad Rodrigo, Badajoz y San Sebastián.

Y no hablo de trincar unas monedas y un par de candelabros.

Sin olvidar la memoria local de los lugares afectados, donde todavía recuerdan los tristes días de la liberación británica. En Ciudad Rodrigo, por ejemplo, la toma de la ciudad a los franceses fue seguida de una borrachera colectiva –extraño, tratándose de ingleses–, asesinatos, saqueo de las casas de quienes salían a recibir alborozados a los libertadores, y violación de todas las señoras disponibles.

Wellington atribuyó los excesos a que era la primera vez que sus tropas liberaban una ciudad española, y estaban poco acostumbradas; pero la cosa se repitió, aún peor, en la toma de Badajoz, donde 10.000 ingleses borrachos saquearon, violaron y mataron españoles durante dos días y dos noches, y culminó en San Sebastián, donde al retirarse los franceses y salir los vecinos a recibir a los libertadores, éstos se entregaron a una orgía de violencia, saqueos y violaciones masivas que no respetó a nadie. Luego vino el incendio de la ciudad: de 600 casas, de las que sólo 60 habían sido destruidas durante el asedio, quedaron 40 en pie.

Habría sido ahí muy útil la feroz disciplina que, más tarde, Wellington impuso a las tropas que lo acompañaron en la invasión de Francia, cuando fusilaba sin contemplaciones a todo español que cometía algún exceso como revancha contra los franceses.

Puestos a eso, la verdad, simpatizo un pelín más con los gabachos. Al menos ellos saqueaban, mataban y violaban porque eran enemigos, tomando al asalto ciudades donde hasta los niños te endiñaban un navajazo.

Los súbditos de Su Graciosa son harina de otro costal: iban a lo suyo y los españoles les importaban un carajo. Así que, en lo que a mí se refiere, que a Wellington y las tropas inglesas los homenajee en Londres su puta madre.

ARTURO PEREZ REVERTE





NOTA DEL BLOG


El británico Graham dispuso el asedio (3 de julio) a San Sebastián, que fue tomada, al cuarto asalto, a partir del flanco de la muralla del Urumea hoy denominado y desde entonces "la Brecha", el 31 de agosto de 1813, sin que pesara sobre los asaltantes y sus mandos superiores el menor escrúpulo sobre la suerte de la población civil donostiarra.

La lluvia de proyectiles procedió de las baterías de Ulia, el Chofre, San Bartolomé e isla de Santa Clara. La soldadesca desmandada saqueó durante una semana la ciudad, mató a más de mil habitantes, sometió a tortura a los sospechosos de guardar dinero o alhajas, violó mujeres y pegó fuego a los edificios, ayuntamiento (con su archivo) y consulado incluidos.

Sólo se salvaron de la catástrofe los habitantes que se habían refugiado ya en otras localidades o en sus residencias de campo, las dos parroquias (San Vicente y Santa María), San Telmo y las 36 casas que bordeaban el castillo (hoy calle 31 de agosto) de las más de 600 casas y palacetes que componían el vecindario. El resto de la población, los barrios extramurales de San Martín, Santa Catalina, San Francisco y el Antiguo, fueron también destruidos durante el asedio.

El 8 de septiembre capituló el castillo; Wellington, sordo a la tragedia civil, permitió que Lord Lidenoch, al mando de la tropa asaltante, fuera condecorado...

Desde entonces, cada 31 de Agosto la ciudad apaga todas sus luces al oscurecer y enciende velas, para rememorar lo que hicieron los hijos de puta libertadores ingleses. Se llevaron, en interminables filas de carretas cargadas de joyas y objetos de valor, todo lo que saquearon, y los descargaron en barcos británicos sitos en el puerto.


Tellagorri

11 comentarios:

  1. Hola Tella.
    Menudo episodio nos traes hoy al blog, tan apasionante como toda nuestra historia.
    Y vaya ejército de canallas el inglés, me imagino a los pobres españoles dudando entre cuál era el enemigo y el que venía a liberarlos.
    Supongo que alguno rezaría a la Virgen: "Madrecita, déjame como estoy".

    Un placer leerte a la vez que se aprende.
    Besos.

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  2. ELENA

    En la anterior "ayuda" que prestaron a los españoles, en la Guerra de Secesión de 1700, se quedaron con Gibraltar.

    Ya ves que son menos de fiar que una cuadrilla de albano-kosovares en sábado de borrachera.

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  3. La violencia, amigo Tellagorri, ha sido la base de la historia. Sin la violencia no se hubiera podido construir la historia.

    Los descendientes de aquellos cabrones, son los actuales hooligans.


    Interesante entrada.

    Un abrazo.

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  4. Se dice que de bien nacidos es ser agradecidos, pero es que con los ingleses hay que tener mucho cuidado, porque les das la mano y te pillan como les dejes el cuerpo entero, y en menos que canta un gallo ya te hace súbdito de su Graciosa Majestad. Como bien dice Reverte, vinieron a España no a salvarnos del francés, sino porque les convenía a ellos. Y si se venció a las tropas napoleónicas, fue más por la cabezonamente que eran y somos los españoles que por los ingleses, que a la menor se creían que todo el monte era orégano.

    Agradecidos sí, pero tontos no. Gran recordatorio de Reverte y excelente la nota del dueño del blog.

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  5. Así da gusto ayudar, en lugar de tener que sacrificar soldados, armas, barcos, etc... en una invasión como dios manda aprovechamos que nos abren las puertas de casa de par en par para cogernos algunas viandas.

    Si es que no puede ser, potencias que se las han tenido entre ellos durante siglos hay demasiadas rencillas que terminan por cobrarse, hoy estás con Inglaterra contra Francia pero en unos años estamos a la inversa.

    Tella, lo de Reverte bueno, la adenda magnífica. Es esa historia de letra pequeña que no suele estudiarse pero no debe olvidarse porque explica muchas cosas.

    Ahora tengo un dilema, no sé quien me cae peor si los ingleses o los franceses (al menos estos últimos inventaron una cosita que nos puede venir bien no dentro de no mucho tiempo en las españas).

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  6. LOLA

    Estoy de acuerdo contigo en que los sucesores de aquellos cabrones de piratas son los actuales hooligans.

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  7. JAVIER POL

    Efectivamente, vinieron no a ayudar a España sino, dentro de su permanente guerra con Napo, a seguirla desde aquí, y en el entretanto sacaron su naturaleza de RAPIÑEROS.

    Gracias por el comentario.

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  8. ISRA

    Sí, todo es como lo comentas. No pusieron nada de ellos salvo algunas tropas que además eran de origen portugués con oficiales británicos al mando, y se dedicaron a hacer la guerra a Napo con mano de obra española.

    Reverte da en el clavo cuando menciona que no hay nada que agradecer, sino todo lo contrario, porque rapiñaron y saquearon con premeditación.

    Las tropas (portuguesas con mandos británicos) que llegaron a San Sebastián, vinieron desde Castilla pero, simultaneamente, se trajeron navíos de carga al puerto de Pasajes (a cinco kms de la ciudad)para cargar el botín de los saqueos y llevarselo a su puta casa.

    Y como, al parecer, no les bastaba con violar, robar y asesinar a los habitantes "liberados" de la ocupación francesa, le dieron FUEGO A LA CIUDAD.

    Hijos de puta perfectos.

    Prefiero mil veces a los gabachos porque, al menos, saqueaban con mucha educación diciendo todo eso de Merci mesdames, etc.

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  9. Me encantan los artículos de Pérez Reverte sobre todo los finales, son gloriosos cuando escribe sobre nuestra Historia, pues eso, que lo celebren los hijos de la Gran Bretaña.

    Valiente ayuda hemos tenido los españoles entre unos y otros, la diferencia es que ellos se sienten orgullosos de sus hazañas del pasado y presente, los españoles aún cargamos con la "leyenda negra inventada por ellos" y acomplejados cuando está demostrado que nuestro país tiene más Historia que esos dos países juntos, hay muchos jilipuertas y resentidos, yo no. Abrazos

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  10. PASION

    Tanto los británicos como los franceses además de sentirse muy orgullosos de su Historia, se la saben.

    Aquí nadie tiene puñetera idea de Historia de España. De cada 100 universitarios 90 ignoran si las guerras carlistas fueron antes o después de las guerras contra el Turco.

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  11. Discrepo de tu disculpa y de la de don Arturo a los franchutes. Ellos nos invadieron primero con la excusa de combatir a los hijos de la Grandísima, entonces nuestros enemigos en Portugal. España, como una de las grandes potencias se sacudía alternativamente con las otras al principio en la metrópoli y luego en las colonias ¿por qué? Por lo mismo de siempre: el vil. Luego dirá la historia quienes fueron los más primos. Más tarde los USA hundieron un barco propio para declararnos la guerra en Cuba. En mi opinión Francia nos ha puteado un poquito más por evidentes razones geográficas y estratégicas: el gobierno de Monsieur D'Estaign hizo lo imposible para retrasar el ingreso de España en la CEE, al tiempo que la gerdarmerie miraba a otro lado mientras nos quemaban los camiones de fruta. Unos y otros se creían -creíamos- el ombligo del mundo. En el incidente de Perejil un militar me comentó que el único aliado europeo que nos apoyó fue Gran Bretaña. Los demás achochinaditos ¿comenzando por quién? Ahora todos ellos son nuestros honorables aliados, porque nos interesa, a ellos y a nosotros frente a otras invasiones no menos peligrosas aunque también por el 'poderoso caballero'.

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