25 junio 2009

Los INÚTILES treinta últimos años


Cuando mi padre nació, Einstein descubrió la teoría de la relatividad y la revolución en la Física fue total. Cuando yo era chico, se descubrieron los antibióticos y se logró un enorme avance en la lucha contra las infecciones bacterianas.

También se inventaron los transistores, que son la base de toda la electrónica, y se pasó de las válvulas a los chips, que son el origen de toda la informática a nivel de hardware.

Cuando yo era joven, el hombre llegó a la luna y desarrolló aviones supersónicos para uso comercial. Luego llegó el teléfono móvil, la red.

Pero el futuro que me prometieron en la Universidad durante los 60 realmente nunca llegó y a diferencia de lo que muchos opinan, yo estoy convencido que el progreso se está ralentizando. Que el que nació en 1940 vio durante los primeros 30 años de su vida muchos más cambios que el que nació en 1975.

Cuando estudié en la década de los 60, se pensaba que en menos de 20 años se encontraría una cura contra las enfermedades más graves como el cáncer y enfermedades virales, tipo el SIDA. Pero, al final, los avances médicos fueron minúsculos.

En los años 80 ya se había inventado la ingeniería genética, el DNA recombinado, los anticuerpos monoclonales, y se prometían en pocos años todo tipo de balas mágicas y de curas para el cáncer basadas en la capacidad de entregar a los medicamentos justo donde hacían falta. Pero, nuevamente, al final las quimioterapias de hoy siguen siendo tan brutales como antes.

Las mejoras en términos de expectativa de vida tienen más que ver con el diagnóstico temprano, con el nivel de nutrición, con prevenir enfermedades o con llevar una vida más sana. En fin, no tiene mucho que ver con grandes curas contra las enfermedades más letales. Los trasplantes ya eran comunes hace 30 años. Por ahora la sorpresa fue que nos curaron de la miopía, algo incómodo pero bastante secundario en una lista de temas sanitarios vitales.

Photobucket

A nivel de energía, ya en los 60 se hablaba de "controlar la bomba de hidrógeno" para generar energía inacabable. Pero eso no ocurrió y hoy la gran novedad parecería muy poco novedosa a una persona hace 30 años. Temas como las energías alternativas avanzaron muy poco en tantos años. Nuestra energía se genera, básicamente, de la misma manera que hace 40 años: seguimos con la energía nuclear y la quema de combustibles a base de carbón.

Los coches, salvo la electrónica, son iguales. Los motores a pistón siguen funcionando de la misma manera. Nadie inventó una turbina realmente revolucionaria, o un motor que sea original, o que un mecánico de los años 60 no pueda entender.

En todos estos años la única industria que parece realmente haber evolucionado es la informática, que se ha metido en casi todos los productos.

La informática es quizás el único campo que si una persona se educó en los 60 y no se actualizó, hoy realmente no entendería el 80% de lo que está pasando. Pero la experiencia de la gente no cambió mucho.

En los 80 ya había PCs. Sencillas, claro, pero el principio era bastante similar. Ya había internet (aún no la www) y eso quizás es el único argumento de que el futuro no era un gran engaño.

Si tuviera que citar un área en la que realmente sí que las cosas mejoraron muchísimo desde los 80 sería en internet gracias a la combinación de la ley de Moore y la ley de Metcalf (la primera se refiere a la velocidad de desarrollo de los chips que fué increible y la segunda al efecto red de Internet).

Photobucket

En todo lo demás creo que podemos llegar a la conclusión de que nuestra creatividad -que explotó durante muchas décadas del siglo XX- está bastante estancada en los últimos 30 años.

Recuerdo que cuando yo era chico no teníamos televisión, cuando yo era chico no teníamos viajes espaciales, cuando yo era chico no teníamos jets, cuando yo era chico no teníamos aire acondicionado. La vida era una caja de sorpresas porque nos tocó vivir la era gloriosa de las innovaciones y los descubrimientos.

Se sabía que el ADN hace el ARN que hace las proteínas. Ahora tenemos el genoma pero aún estamos muy lejos de entender qué gen sirve para qué cosa. Y no sólo eso, cuando yo estudiaba se preveía que en 20 años llegaríamos a entender algo de la relación entre la conciencia y el cerebro, pero seguimos haciendo experimentos primitivos en los cuales tratamos al cerebro como si fuéramos mecánicos de automóvil, parte por parte.

Photobucket


¿Y la sopa de aminoácidos que íbamos a usar para probar como había ocurrido la vida? Pasaron 30 años y los científicos siguen tratando de poder demostrar que de compuestos muertos se puede crear vida, y no lo consiguen.

Ahora ya bajamos las expectativas y no queremos hacer nada realmente nuevo en biología, sino usar células madre que realmente no entendemos cómo funcionan para hacer que ellas hagan lo que la ciencia no consigue realizar a nivel de regeneración de tejidos u órganos.

Y con respecto a las enfermedades del corazón, en los años 80 se pensaba que en pocos años descubriríamos cómo frenar el proceso por el cual se bloquean las arterias a nivel bioquímico pero luego de 25 años seguimos sin entender nada concreto sobre el colesterol y los únicos avances han venido desde el punto de vista más primitivo, desde la fontanería (plomería) del sistema circulatorio.

Ahora nos metemos como fontaneros a destapar arterias aún sin entender de donde viene la suciedad. A este punto me empiezo a preguntar si el futuro glorioso dominado por la ciencia y la razón que me prometieron cuando era joven realmente existía.

Con respecto a la música en sí, géneros como House, Hip Hop, ambient, chillout, electrónica y techno ya existían, a veces con otros nombres.
Cuando yo era joven escuchaba música clásica y Jazz y Supertramp. Pero mi no me suena rara ni diferente la música de mis hijos. No veo rara su manera de vestirse y no me parece que el presente sea diferente que en los 80.

Photobucket

Hasta empezaron a volver los cortes de pelo asimétricos y las telas utilizadas en la ropa, de las que tanto se hablaba que iban a cambiar, no cambiaron. Seguimos con el algodón, la lana, los acrílicos. La ropa gadget nunca triunfó realmente. En los 80 se usaban los walkman, ahora los ipod.

La exploración espacial tripulada de ahora parece un chiste con respecto a lo que era cuando yo era joven. Cuando tenía 30 años el hombre viajaba a la luna, mientras que ahora el tema es dar vueltas alrededor de la tierra para subirle el ego al turista espacial.

El único avance realmente se ha hecho en el área astronómico: los viajes espaciales no tripulados. Enviamos vehículos fuera del sistema solar, logramos explorar mucho más lejos, pero tampoco descubrimos nada que en los 70 no sabíamos realmente sobre la composición química de las estrellas o el origen del universo.
Photobucket

Crecí escuchando teorías como la del Big Bang y sigo escuchando teorías como la del Big Bang.

Crecí escuchando sobre las paradojas que existían cuando se hablaba de enormes distancias en el universo, distancias en las que se podía viajar en el tiempo, en que veíamos al hombre llegar a la luna por televisión un segundo más tarde del momento en el que ponían su pie en la superficie, pero no hemos encontrado nada que mejore la situación.

Vivimos en un universo que empezó hace 5.500 millones de años y que se expande, pero nuestra vida es como un microsegundo cósmico y la humanidad es cosa de minutos. Aunque haya otros como nosotros en el universo, ¿cómo vamos a hacer para comunicarnos con el resto de las civilizaciones que están a miles, decenas de miles de años luz si vivimos unos pocos años?

Photobucket

Alguien escribió en los años 60 que sí era probable que hubiera vida en el universo, pero que la lentitud de la luz hacía casi imposible que si era vida inteligente nos comunicáramos con ellos. Que si ellos decían "hola" en la época que los seres humanos no existían nosotros responderíamos siendo humanos y quien sabe a quien le responderían ellos. Que los tiempos del universo y los de la evolución de los animales están desfasados. Y nada cambió.

Quizás el problema es que en los 60, 70 y 80 teníamos como un subidón con el tema del futuro. Estábamos borrachos de un increíble optimismo porque vivíamos en un siglo en el que parecía que se había inventado todo lo que usábamos.

Que la generación nuestra entregó un mundo mejor y que la siguiente, la que ahora tiene 40 años, está entregando uno peor.

A los 5 años de empezar el siglo XX, Einstein vivía su Annus Mirabilis. ¿Dónde está nuestra oficina de patentes ahora? ¿Quién es nuestro Einstein? ¿Estamos en la primera generación en muchos años incapaz de innovar realmente? Y no hablemos de cosas tan complicadas como la teoría de la relatividad.

Recuerdo ser chaval y quejarme del torno y que mi dentista me dijera que cuando yo fuera grande él se iba a tener que buscar otro trabajo porque tendríamos una vacuna contra las caries. ¿Dónde está la vacuna contra las caries? ¿Dónde está la cura contra el catarro? ¿Dónde está ese futuro sin pobreza en el que los robots iban a hacer todo el trabajo de la gente y nosotros dedicarnos al arte y la cultura?

Lamentablemente, cuando hoy, a mediados del 2009 miro a mi alrededor, veo a la humanidad viviendo una vida insostenible basada en tecnologías que ya tendrían que ser obsoletas.

Creo que es hora de que nos hagamos una enorme autocrítica y volvamos a invertir en Ciencia, porque la lista de los problemas sin solucionar es cada día más grande. Si seguimos así no solo no tendremos futuro, sino que nos vamos a quedar sin presente.

Tellagorri

Photobucket


7 comentarios:

  1. Una genial reflexión Sr. Tellagorri. Opino igual que usted a pesar de la diferencia de edad.

    Soy de la opinión que el positivismo y materialismo en filosofía y ciencias, así como las vanguardias artísticas abstractas y el Movimiento Moderno en arte y arquitectura han atrofiado la mente del hombre, lo han convertido en un ser sólo cree en lo que ve y es incapaz de ir más allá de la descripción monótona de la realidad o la salvaje expresión de sus instintos.

    El pensamiento bastracto ha quedado reducido a cuestiones pseudo-matemáticas y cientificistas, ante el temor de encontrarnos con nuestra realidad espiritual (convertida ahora en un amasijo de vísceras y reacciones químicas).

    Un saludo. Le llevo siguiendo un tiempo pero no ha sido hasta ahora que me he atrevido a comentar.

    ResponderEliminar
  2. PFUNES

    Le estoy muy agradecido por su comentario y con el cual coincido además.
    Le ruego que no deje de visitarme y comentar (a favor o en contra) porque suelo visitar su site y es muy bueno.
    Un muy cordial saludo

    ResponderEliminar
  3. Hay una cierat ralentización,es cierto,en muchos campos,si exceptuamos las tecnologías,la informática y(ahí discrepo)la Medicina.
    Hoy mismo se estaban realizando dos transplantes de cara en España.
    Coincido eso si,con Pfunes,en que el positivismo y materialismo en filosofía y ciencias han atrofiado la mente del hombre, lo han convertido en un ser sólo cree en lo que ve.
    También es cierto que vivimos en uan sociedad nihilista,que ha perdido los referentes morales y éticos y que no tiene referentes donde asirse por que ha descartado la religión por oscurantista,carca y retrógrada.
    Me preocupa,al hilo de esto, que conceptos sagrados como la vida estén en entredicho, y estemos asistiendo a una intromisión del Estado a la hora de determinar que es un ser humano(recordemos lo dicho por la Aido) o cuando se muere(aborto y eutanasia),y sobre todo y lo más terrible, quien decide tales situaciones.

    Saludos.

    (Un post magnífico,Tellagorri)

    ResponderEliminar
  4. La vacuna contra la caries se llama cepillo, Javier.
    Yo lo dgo veinte veces diarias en mi consulta, y nadie me hace caso. Mejor para mí, dicho sea de paso.
    Más en serio, tu artículo merece una profunda reflexión sobre los ritmos del desarrollo y del conocimiento científico. Si uno se fija en la labor de Cajal, o de Claude Bernard se da cuenta de que no tiene nada que ver con la investigación actual. Y es lógico que así sea. Los mediso técnicos ahora son necesariamente más complejos, las herramientas más caras. Se podía hacer fisica con un lápiz y un cuaderno y una silla. Ahora hace falta un ciclotrón.
    Comparemoslo con el alpinismo. Los cien últimos metros de un ochomil son iguales a los cien primeros, pero mucho más complejos.

    Repito, muy interesante.

    ResponderEliminar
  5. ALFREDO, ¿ha nacido ya o no? Porque esta mañana en el listón de Blogs el tuyo tenía como título al go así como "El Milagro se ha producido" y luego en tu blog no se veía nada al respecto.
    Tranqui, que todo se llegará y felizmente, ai aún no se ha producido.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Todavía no ha nacido, Javier. Lo del listado de blogs fue porque programé una fabulosa música de T.L. de Victoria, titulada "O Magnum Misterium", y en vez de programarlo le dió por publicarlo directamente. Error informático.
    Anoche pensaba que el mundo al que traemos anuestros hijos es terrible. Luego pensé que mi padre nació durante (aunque no en) el sitio de Stalingrado, y se me pasaron los temores.
    Casi nunca los tiempos pasados fueron mejores. Las gentes fueron más valientes para afrontar sus adversidades, lo cual es muy distinto.
    Creo que podré informaros desde el ordenador de mi cuñado.

    Gracias, de corazón, por tu interés.

    Un fraternal saludo.

    ResponderEliminar
  7. Coño, que me he ido al baño, me he mirado al espejo y he comprobado, que tu artículo tiene todos los razonamientos habidos y por haber, lo imprimo y el sábado lo enmarco.
    Me he quedado de piedra.
    Siga usted por ese camino.

    ResponderEliminar