Los que huímos de "La Navidad"

Cada vez hay más alérgicos al muérdago, a los villancicos y a los Papá Noel que cuelgan de los balcones. Individuos a los que este último no les deja regalos, sino soledad, nostalgia y, en el peor de los casos, lexatines y prozacs.
Este sentimiento no es nuevo. La Navidad, creada por la iglesia en el siglo IV d.C., ha estado muy presente en España desde entonces, aunque cada vez se celebre de una forma más pagana. Fue con el final de la dictadura franquista cuando la sociedad comenzó a evolucionar hacia un laicismo que, sumado a la pérdida de pudor a la hora de expresar nuestras opiniones, ha permitido que haya quien exponga su disconformidad con la que consideran la época más triste del año.
Se genera una comparativa entre lo que tuve, lo que tengo y lo que iba a tener... algo que evoca nostalgia. Las expectativas son las principales culpables de que se sufra en Navidad.

Otras razones que desequilibran la balanza a favor de los que no reciben con júbilo la Navidad son la falta de recursos de quienes no pueden permitirse subir al tren del consumo; el exceso de tráfico y de aglomeraciones tanto en la calle como en los centros comerciales; las disputas familiares; y, cómo no, su polo opuesto: el sentimiento de soledad.

Sólo un 26% de los españoles asegura que adora esta festividad y un 6% se manifiesta claramente en contra diciendo que odia estas fechas.Este mismo sentimiento despiertan los anuncios de perfumes, juguetes infantiles, etc, que inundan los espacios publicitarios de radios y cadenas de televisión y que no agradan al 63%.