17 diciembre 2017
FERNANDO GARCÍA DE CORTÁZAR
El socialista francés Manuel Valls insiste en que deberíamos respondernos qué significa ser español. ¿Usted tiene una respuesta?
Ser español, como ser francés, implica un sentimiento de pertenencia a una misma comunidad, la conciencia de compartir valores y tradiciones semejantes y proyectar un mismo porvenir. Lamentablemente España es la única nación europea que sigue interrogándose sobre su existencia en vez de esforzarse por continuar construyéndose. Aunque nos incomode reconocerlo, vivimos en un país asustado que siempre ha sido algo extraño. Esta debilidad del sentimiento nacional nos diferencia de todas las naciones de nuestro entorno, donde la pertenencia a una comunidad se da por sentada y se recibe gozosamente como una herencia cívica.
¿Y de dónde viene esa debilidad?
Lo que resulta verdaderamente escandaloso, porque responde a una dejación de responsabilidades de los gobernantes, es que los españoles hayan carecido de una idea de nación que les garantice seguridad en momentos como éstos, y que permita enfrentar la ofensiva separatista desde una posición de superioridad intelectual, mayor eficacia política y mejores recursos de veracidad histórica.
España ha vivido unas décadas prodigiosas, de superación de traumas históricos, de desarrollo económico, de extensión de las libertades... ¿Por qué esta permanente crisis de autoestima?
Si Reino Unido es el país europeo al que menos le afectan las visiones que sobre él se dan desde el exterior, España es, por el contrario, la nación a la que más le influyen las opiniones que sobre ella se dan más allá de sus fronteras. De todas formas, la miopía que impide el reconocimiento de los logros de nuestro país y su posición en la cabecera del mundo tiene que ver con las turbulencias de España en su historia más reciente. Es el único país de su entorno que en pleno siglo XX ha tenido una guerra civil y una larga dictadura que han pulverizado el marco político, mientras en Europa convivían el liberalismo, la democracia cristiana y la socialdemocracia, con una misma idea de civilización, de cultura y de Estado nacional.
Usted se ocupó de ello en 'Los mitos de la Historia de España'.
Todas las historias de todas las naciones están trufadas de mitos, muchos de ellos nacidos al calor de la falta de libertad, la obsesión étnica o la ausencia de conciencia crítica. La historia en el siglo XXI no debería pasar por el mito ni por el saqueo nacionalista o regionalista sino por el ejercicio público de la razón y la metodología científica. La historiografía española goza en general de buena salud pero el problema se plantea con especial virulencia en comunidades autónomas cuyos gobiernos están embarcados en explícitos proyectos de construcción nacional, en cuyo caso la negación histórica de la nación española se convierte en objetivo prioritario y para ello se recurre al despliegue de toda una sarta de falsedades.
La burguesía catalana podía tener pulsiones regionalistas pero nunca como hasta ahora había atentado de una forma tan consciente contra sus propios intereses.
En la cultura nacionalista, el pasado es sólo un arma de destrucción intelectual masiva. El sistema educativo en Cataluña ha sido durante estos años una forja de almas templadas en el discurso identitario. A la Iglesia catalana no ha tenido necesidad de comprarla por su querencia natural a la magia de la nación, a la sacralización del proyecto nacionalista y a la satanización de la inserción en España.
El mito de Cataluña como ejemplo de modernidad frente al arcaísmo castellano es uno de los más arraigados de nuestra prolija mitología.
Ni Cataluña fue solo moderna y europea, ni la burguesía catalana fue progresista, ni el autoritarismo o el imperialismo de corte fascista fueron creados en la rural y decrépita Castilla como desean imaginar los nacionalistas catalanes del siglo XXI. Tras la Guerra Civil, media España ocupó a la otra media, lo que quiere decir también, muy a pesar de quienes han inventado una Cataluña exclusivamente republicana, que media Cataluña ocupó a la otra media. Porque la Guerra Civil, como en el resto de España, supuso el ensañamiento de catalanes contra catalanes. En Cataluña muchos sintieron con alivio la derrota republicana. Las historias de los nacionalistas catalanes olvidan que la Cataluña de Companys y el anarquismo armado aterró a la gran burguesía y a las clases medias; y que quienes militarmente terminaron por aplastar la utopía revolucionaria fueron recibidos con entusiasmo por muchos catalanes, alguno de los cuales, como Francesc Cambó, financió a Franco.
Se suele señalar que las zonas de Cataluña donde el independentismo es hegemónico son aquellas de fuerte arraigo carlista, ¿es una coincidencia?
En absoluto, el nacionalismo, como hijo del carlismo, prendió con fuerza en las zonas donde se atrincheraron las fuerzas contrarias a la España constitucional. El catolicismo fundamentalista, la demonización de un liberalismo progresivamente abierto a los sectores populares, el miedo a la modernización social y política que experimentaban los Estados europeos de la época, incluido España, constituyeron las principales señas de identidad de la ideología carlista, que se adueñó de una parte de la Cataluña rural. Donde hubo carlistas, hubo curas y hay independentistas. Alrededor de casi todos los nacionalismos conservadores se apiñan los curas en tal número y con tanta fogosidad que no pocos politólogos vienen destacando la importancia de la contribución cristiana a la propagación de dicha ideología. Se esgrimen distintos argumentos.
RAFA LATORRE
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G. Cortazar era uno de los DOS curas de Vasconia que llevaban escolta en los años del plomo. El y el otro jesuita y penalista Beristain. Creo que es uno de los mejores historiadores de España y su profesión es la de catedrático de Historia en la Universidad de Deusto.
ResponderEliminarNo sobra una sola letra en todo lo que dice.
G. Cortazar era uno de los DOS curas de Vasconia que llevaban escolta en los años del plomo. El y el otro jesuita y penalista Beristain. Creo que es uno de los mejores historiadores de España y su profesión es la de catedrático de Historia en la Universidad de Deusto.
ResponderEliminarNo sobra una sola letra en todo lo que dice.
DON JUANCHO
EliminarGracias por la información.
Ya había leído un par de libros de Historia de este jesuita y son los más objetivos que conozco. Y nunca dejo de leer sus "terceras páginas" del ABC cuando inserta un artículo.
Me quedo con un párrafo brillante y verdaderamente cierto :
ResponderEliminar" el nacionalismo, como hijo del carlismo, prendió con fuerza en las zonas donde se atrincheraron las fuerzas contrarias a la España constitucional. El catolicismo fundamentalista, la demonización de un liberalismo progresivamente abierto a los sectores populares, el miedo a la modernización social y política que experimentaban los Estados europeos de la época, incluido España, constituyeron las principales señas de identidad de la ideología carlista, que se adueñó de una parte de la Cataluña rural.
Donde hubo carlistas, hubo curas y hay independentistas. Alrededor de casi todos los nacionalismos conservadores se apiñan los curas en tal número y con tanta fogosidad que no pocos politólogos vienen destacando la importancia"
Me quedo con un párrafo brillante y verdaderamente cierto :
ResponderEliminar" el nacionalismo, como hijo del carlismo, prendió con fuerza en las zonas donde se atrincheraron las fuerzas contrarias a la España constitucional. El catolicismo fundamentalista, la demonización de un liberalismo progresivamente abierto a los sectores populares, el miedo a la modernización social y política que experimentaban los Estados europeos de la época, incluido España, constituyeron las principales señas de identidad de la ideología carlista, que se adueñó de una parte de la Cataluña rural.
Donde hubo carlistas, hubo curas y hay independentistas. Alrededor de casi todos los nacionalismos conservadores se apiñan los curas en tal número y con tanta fogosidad que no pocos politólogos vienen destacando la importancia"
DON MARTÍN
EliminarEn efecto tanto en el Maestrazgo (Cataluña y Castellón) como en Navarra y Vasconia el CARLISMO dejó un poso nefasto de integrismo a cargo de curas trabucaires dedicados a sus fuerismos e iglesias. Y después se apoderaron los secesionistas de las ideas carlistas radicadizándolas.
CIERTO :
ResponderEliminar"Tras la Guerra Civil, media España ocupó a la otra media, lo que quiere decir también, muy a pesar de quienes han inventado una Cataluña exclusivamente republicana, que media Cataluña ocupó a la otra media.
Las historias de los nacionalistas catalanes olvidan que la Cataluña de Companys y el anarquismo armado aterró a la gran burguesía y a las clases medias; y que quienes militarmente terminaron por aplastar la utopía revolucionaria fueron recibidos con entusiasmo por muchos catalanes, alguno de los cuales, como Francesc Cambó, financió a Franco."
CIERTO :
ResponderEliminar"Tras la Guerra Civil, media España ocupó a la otra media, lo que quiere decir también, muy a pesar de quienes han inventado una Cataluña exclusivamente republicana, que media Cataluña ocupó a la otra media.
Las historias de los nacionalistas catalanes olvidan que la Cataluña de Companys y el anarquismo armado aterró a la gran burguesía y a las clases medias; y que quienes militarmente terminaron por aplastar la utopía revolucionaria fueron recibidos con entusiasmo por muchos catalanes, alguno de los cuales, como Francesc Cambó, financió a Franco."
DON ARISTIMUÑO
EliminarEso que cuentas no tiene vuelta de hoja porque es la realidad que fué. Pero los nacionalistas y los zurdosos lo desvirtuaron hasta hacer parecer que la Guerra Civil fué una guerra entre vascos o catalanes contra castellanos.
España es la única nación europea que sigue interrogándose sobre su existencia en vez de esforzarse por continuar construyéndose. Aunque nos incomode reconocerlo, vivimos en un país asustado que siempre ha sido algo extraño. Esta debilidad del sentimiento nacional nos diferencia de todas las naciones de nuestro entorno, donde la pertenencia a una comunidad se da por sentada y se recibe gozosamente como una herencia cívica.
ResponderEliminarTanto el Carlismo como los curas y luego los nacionalistas y los curas han odiado a fondo siempre al LIBERALISMO.
ResponderEliminarY lo denominaban o bien anarquismo o bien masonería. Y esa mentalidad aún persiste entre nazios y la extrema derecha.
DON PEDRO
EliminarLo que comentas es algo palpable y que sigue aún vigente. La IGLESIA en general ha odiado siempre el libre pensamiento de las gentes. Eso que los ilustrados iniciaron y que en el Mundo Occidental se denomina LIBERALISMO o defensa de la libertades de pensamiento, de expresión, etc.
Al igual que ahora en Cataluña, los peneuvistas siempre han dicho que fueron "invadidos" por los "españoles", y la realidad es, como apunta Cortazar, que en la guerra civil los que se enfrentaron a los peneuvistas fueron VASCOS carlistas.
ResponderEliminarAl igual que ahora en Cataluña, los peneuvistas siempre han dicho que fueron "invadidos" por los "españoles", y la realidad es, como apunta Cortazar, que en la guerra civil los que se enfrentaron a los peneuvistas fueron VASCOS carlistas.
ResponderEliminarDON LUCIANO
EliminarSí, abundas en lo que comenta Don Aristimuño y aquí la guerra civil fué entre vascos, al igual que en otras regiones de España.
Los mayores adoctrinadores del secesionismo han sido en Vasconia, desde 1960, los curas y los frailes conventuales o de colegios.
ResponderEliminarDON ARMANDO.
EliminarHasta tal punto que hubo que habilitar en el franquismo una prisión exclusiva para curas vascos en Zamora.
Son tantas las cosas que han sucedido por la cobardia y mediocridad de los gobiernos centrales.. tantisimas... que para arreglar el desaguisado, haran falta superar autenticos conflictos con todas las mesnadas que han convertido la mentira historica en una forma de vida.
ResponderEliminarEs para llorar, porque si reconocieramos todos nuestra historia, lo bueno y lo malo, y tirasemos en una direccion, no tengo dudas seriamos punteros en lo que hay que ser puntero. Lejos de ello, abandonamos la raiz, inventamos la Historia para satisfacer mentiras locales y convertimos lo secundario en motivo de ofensa o de privilegio.
En fin, solo queda seguir luchando, pero con estos gobernantes tan miserables, esta complicado.
SEÑOR OGRO
EliminarEs que la Historia de España, a partir de Felipe IV es una linea continua de cobardias de los gobernantes y no ha terminado. Por eso hoy los jóvenes no saben ni lo que significa pertenecer a una comunidad histórica de intereses territoriales, culturales y de usos y costumbres y a las que denominamos naciones-Estado. Todo lo contrario de lo que sucede a franceses e ingleses y gringos.
Un verdadero deleite leer o escuchar a D. Fernando García de Cortazar. Pone verdadera pasión en el relato de cualquier fragmento de la história. Ya podríamos tener una invasión de pedagogos como él en todo el país.
ResponderEliminarDON JUAN CARLOS.
EliminarAsí es. Un auténtico placer leer a Fernando G. Cortazar. Observo que conoces muy bien al personaje.
Lúcido análisis de un brillante pensador.
ResponderEliminarDON TRECCE
EliminarSiempre me resulta un gran analista y objetivo historiador. Y siempre ha vivido amenazado por los etarras y por los obispos etarristas de Vasconia.