En el aeropuerto suizo de Ginebra, de un avión llegado de Madrid descienden tres españolas de entre 50 y 60 años. Visten de manera elegante, con estilos distintos. La distancia que las separa del aeropuerto a la sede del UBS, siglas de Unión de Bancos Suizos, es de unos escasos 6,7 kilómetros.
Esta delegación del UBS es especial. Administra lo que en inglés denominan Wealth Management (gestión patrimonial). Es decir, es el lugar donde se atiende a los clientes exquisitos, a aquellos cuyos patrimonios suelen superar largamente los dos millones de euros.
Las madrileñas piden sacar todo el efectivo de la caja de seguridad que al menos una de ellas tiene a su nombre. Su gestor patrimonial personal, un discreto empleado del UBS que suele hablar la lengua del depositante, las acompaña hasta una bóveda acorazada. Infranqueable si se quisiera forzar. La leyenda dice que un obús apenas lo mancharía de ceniza. Dentro, distintas cajas de seguridad. Abren la suya. Sus movimientos quedan grabados.
Extraen fajos de billetes de 500. Horas después, retretes y tuberías del banco quedan obstruidos. Los fontaneros descubren la razón. Trozos y trozos de billetes de 500 euros los han taponado. Las autoridades del banco comprueban que la caja de caudales de las madrileñas está vacía completamente. Mas su aventura no había terminado.
Se le ordena a un fontanero que rompa el cuenco. Y descubre que aún hay mucho dinero en la taza, relata un testigo. Fueron cuatro horas de trabajo. Todos se dan cuenta de que lo sucedido era más que un misterio.
A finales de junio, un abogado español, en representación de los dueños del dinero, hace saber a los investigadores la disposición de sus clientes a correr con todos los gastos que han provocado los atascos en sus baños. Era, en apariencia, la única vía de investigación abierta.
Billetes de dinero, auténticos, sólo se destruyen cuando la existencia física del mismo representa un problema para su dueño. Es entonces cuando es preferible destruirlo antes que esconderlo.
M. Mucha
Joroba con las madrileñas esas. Véte a saber cual era su objetivo porque la mente femenina es más complicada que los teoremas de Einstein.
ResponderEliminarDON PEPEC
EliminarExtraño suceso, sí. Y muy complicado de deducir la causa.
Podría ser que sea un asunto de herencias y que esas señoras pretendieran perjudicar a alguien o algunos con su acción.
ResponderEliminarDON CARMELO
EliminarClaro, podría ser un tema de familias en guerra por herencias.
Al hilo del anterior comentario se me ocurre que las tres señoras buscaban jorobar a sus maridos, maridos ricos. Podría ser.
ResponderEliminarDON ZUBIMENDI
EliminarTambién podría ser eso que comentas.
Pues a mí se me ocurre que sus maridos supieran que Montoro andaba tras un dinero negro y enviaran a sus esposas a destruirlo a tiempo. Cualquiera sabe la causa de esa acción porque hoy en día todo es muy enredado.
ResponderEliminarDON CABALLERO.
EliminarTampoco sería extraño que fueran "fugantes" de la mano exterminadora de Montoro.
Buen guión para una película con Carmen Maura como interprete..
ResponderEliminarDON JUAN CARLOS
EliminarCierto. Se podría hacer una gran peli de la mano de Carmen Maura con este argumento.
Me parece un poco absurdo destruir dinero que acabas de sacar de un banco para ocultarlo..aunque yo que se..dudo me vea en una de esas.
ResponderEliminarY ademas... 3 señoras.. no una, 3. Es taaaaan raro. En fin.
SEÑOR OGRO
Eliminar"Difisil" de averiguar qué movió a esas tres madrileñas a sacar el dinero del Banco y tirarlo en varios retretes.
Muy raro, rarísimo, tal como dices.
Seguro que tiene una explicación, otra cosa es que, desde nuestras modestas economías, la comprendiéramos.
ResponderEliminarDON TRECCE.
EliminarSí, explicación o causa la tiene que tener pero, como dices, quizá nuestras economias no terminen de comprender lo que se cuece a ese nivel de riqueza.