El "Bosque de Acero" de Cuenca

A sólo 70 pasos del minúsculo río Moscas existe una gigantesca araña de acero.
Sandra se quita los cascos, escupe al suelo y señala con la barbilla.
 – ¿Habéis venido por esta mierda? –Pues sí. 
–Pues yo ya ni la miro. Porque a todos les muerde levantar los ojos y comprobar que no es coña el enjambre de robustas patas blancas: 7,7 millones de euros gastados para un insecto vacío. 

En Cuenca le pusieron de nombre de Bosque de Acero, pero el caso es que no plantaron ni un árbol.

El pabellón multiusos del estudio Moneo Brock que iba a "contribuir a la solidez de la candidatura de Cuenca como Capital Cultural Europea en el año 2016" (sic) contó con una primera piedra que bendijo José María Barreda (PSOE) en 2007 y una inauguración en la que estuvo María de Dolores de Cospedal (PP) en 2010.

Algunas de las 40 puertas de cristal de esta planta poliédrica volaron como por ensalmo, y a modo de cancela hoy luce una desvencijada plancha de madera conglomerada. Aquí y allá, hay grafitis indelebles como marcas de ganadería. Los vecinos glosan con hilaridad dos eventos en la jaima más cara del mundo: una cata de vinos regional y una fiesta latinoamericana. Y ya. Hay quien recuerda un concierto fallido, porque la acústica no es la Madison Square Garden.

"No se usa por una cuestión muy sencilla, y es que el Bosque de Acero no fue pensado para el uso humano", explica Aurelio Sáinz, profesor de Filosofía e integrante del colectivo "No Pagamos de Cuenca." "Entre las constructoras y el Ayuntamiento levantaron este monumento a la especulación urbanística de PP y PSOE".
Un quiosco de casi ocho millones. Eso es lo que hicieron. Estamos viviendo las consecuencias de un modelo basado en la especulación, un modelo que ya ha hecho crac y cuyas consecuencias son terribles para la gente, un modelo que fue alimentado por las instituciones, por los poderes económicos, por todos. Esto que ves no ha caído del cielo (señala). No parece un bosque. No parece acero. Parece mentira todo. Con los 7,7 millones de euros enterrados aquí,  Porque esto, cuando llueve, se convierte en un barrizal.

El pabellón cuenta con una sala multiusos de 1.265 metros cuadrados y un restaurante, así como de una planta primera con un espacio también polivalente de 345 metros cuadrados, asociado a los usos expositivos y de restauración. Todo sin estrenar y ABANDONADO.

Por P. Simon

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