TENIENTE CORONEL |
-El general tenía las dos características principales para ser un hombre frío: complejo de Edipo y maltrato paterno. Nos callamos. Y al fin prosigue:
-Lo sé con total certeza, porque Franco perdió un testículo en África, pero además hay un detalle de su anatomía que nadie conoce y que explica su idiosincrasia : tenía una fimosis muy acentuada, el prepucio muy cerrado, lo que me permite deducir, por mi larga experiencia en estos casos, que su vida sexual fue inactiva, que después de engendrar a su hija, que era inequívocamente suya, no volvió a tener relaciones sexuales ni con su mujer ni con nadie...
-Pero ¿no se puede corregir este defecto?
-Se le aconsejó una operación muy sencilla y se negó porque el sexo no le interesaba, sublimaba sus deseos en el ansia de poder y pudo permanecer casto toda su vida. ¡La ambición, en su caso, sustituyó al orgasmo!
Francisco Franco Bahamonde nació el 4 de diciembre de 1892 en medio de una galerna endemoniada que sacudía la ría de Ferrol y de la celebración con morteros del día de la patrona de artillería, santa Bárbara, una fecha muy apropiada para aquel que, según contó él mismo, sólo se sentía a gusto "en medio de una batalla con el arma en mano".
Cuando nació, su padre, el iracundo y alcoholizado Nicolás Franco Salgado, estaba en una casa de putas.
Las paredes de la casa de la calle María escondieron el secreto de ese padre que llamaba "Paquita" y "marica" a su hijo a causa de su voz atiplada, consecuencia de una sinusitis crónica, que maltrataba a su mujer embarazada y que incluso llegó a romperle el brazo a su hijo mayor al encontrarlo masturbándose.
A los 14 ingresó en la Academia de Infantería de Toledo. A este primer viaje fuera de Galicia lo acompañó su padre, que se quedó en Madrid a vivir con su amante abandonando madre, hijos y hogar. El odio al padre, el amor sin límites por su madre, y el desastre de Cuba, marcaron a "Paquito" para siempre.
DE CAPITÁN con un moro |
La Legión, que organizó junto al mutilado Millán Astray, estaba formada por la escoria de la sociedad, a los que Franco permitía todas las bestialidades. Cuando fue a visitarle su antiguo compañero de Academia, Vicente Guarner, entró un sargento a comunicar que habían detenido a dos legionarios por una falta menor. "¡Que los fusilen!", dijo tranquilamente Franquito.
Se giró con fiereza hacia Guarne y espetó: "Y tú cállate, ¡no sabes qué clase de hombres son!".
Sólo cuando la Legión pacificó a sangre y fuego el Protectorado, Franco pudo ir a Oviedo a casarse con su novia, Carmina Polo. Pero no fue la única chica a la que había pretendido, y a todas ellas les escribía versos y postales. Sin embargo, su primera (y única) pasión carnal fue la belleza oficial de Ferrol, Ángeles Barcón, quien después lo recordaría con nostalgia.
Con el nacimiento de su primera y única hija, Carmen Franco y Polo, Nenuca, Franco creyó volverse "loco de alegría", según confesó. Franco se distraía haciéndole muñecas de trapo mientras la niña se acurrucaba en sus brazos para ver películas de Popeye.
Decidió participar en el golpe tan sólo tres días antes de la fecha señalada, cuando mataron a Calvo Sotelo. La primera decisión que tomó fue fusilar a su primo hermano Ricardo de la Puente: "¡Había agujereado los depósitos de los aviones para que no pudiéramos utilizarlos!", justificaba. Pero lo más doloroso para él fue asistir con impotencia a la muerte de su amigo y segundo, Miguel Campis, a manos de Queipo de Llano. Hasta siete veces le pidió clemencia. Nunca pudo perdonar a Queipo, quien, a espaldas de Franco y para vengarse de sus desprecios le llamaba "Paca la culona".
En la dura postguerra, y sobre todo después de que las fuerzas del eje perdieran la guerra, repudiado por las potencias occidentales, imperaba en la familia del caudillo la austeridad cuartelera y el espíritu legionario. Franco, sobre su mesa de despacho en el Pardo, tenía dos fotografías. Una de ellas era de Mussolini y Clara Petacci colgados por los pies después de ser salvajemente asesinados por los partisanos; la otra, de Alfonso XIII con sombrero en el muelle de Marsella yéndose al exilio. Y Franco decía: "Si quieren echarme, tendrá que ser así", señalando la foto de Mussolini, "porque yo al exilio, como ese, no pienso irme nunca".
Poco a poco se le fue despertando a la mujer de Franco el gusto por las antigüedades, las casas, el lujo..., aunque Franco parecía no advertirlo. Él exigía que le cambiaran el forro de las chaquetas y usaba unos zapatones de Segarra tan bastos que le hacían heridas en los pies.
Carmina logró imponer el más acendrado nacionalcatolicismo en la corte de El Pardo. Sin embargo, después de tanta muerte, unas irrefrenables ansias de placer lo arrasaron todo. ¿Y la atracción irrefrenable del mismísimo caudillo por una folklórica sevillana? ¿Y por Sarita Montiel, a la que llamaba "violeterilla"? De los rumores no se salvaba nadie, hasta a la monja teresiana que cuidaba a Nenuca se la encontraron en la cama con el chófer.
¡Incluso el pobre Carrero Blanco tuvo que sufrir los desvaríos de su insatisfecha esposa! Nicolás Franco, el hermano mayor, vivió un amor demente y vicioso por una jovencita Cecilia Albéniz, a la que sin embargo desvirgó Luis Miguel Dominguín, gran conocedor de los secretos del entorno de Franco.
Carmina le tuvo que suplicar a una embarazada Lola Flores que se casara con El Pescaílla, a Dominguín, con una también embarazada Lucía Bosé y fue la generalísima también la que expulsó de España a Encarna Sánchez por haberse quedado con el dinero de unos festivales benéficos.
Lo de Franco y Juanito fue amor a primera vista. Giménez Caballero me contó que "a nadie, exceptuando a su mujer e hija, ha querido Franco como a Don Juan Carlos". Y el mismo nieto, Francis, que adoraba a su abuelo, reconoció que "él nunca se metió en nuestras cosas... sólo se ocupaba del Príncipe". Tanto, que hasta le buscó una princesa a su medida, porque fue Franco el que eligió a Sofía: "Las princesas griegas están muy bien para Vuestra Alteza", le dijo en el jardín de Meirás.
Don Juan Carlos preguntó vagamente: "Son dos, ¿no? Sofía e Irene", a lo que el caudillo respondió magnánimo: "Escoja Vuestra Alteza". Don Juanito dijo: "Pues Sofía". Cuando Don Juan Carlos se fue a Estoril, maniobró de manera que su ingenuo padre creyó que había sido él el artífice de esa boda. Años después, el Rey le reveló a su mujer con amargura: "¿Dura tu juventud, Sofi? ¡Me hubiera gustado ver cómo te bandearías tú entre esos dos viejos!".
Para Franco, la guerra duró mientras vivió él, una existencia cada vez más mermada por las enfermedades. Fue incluso trágica la manera en la que fue descubriendo que padecía Parkinson. Larga agonía Sus últimas sentencias de muerte contra cinco muchachos acusados de múltiples y nunca probados crímenes se cumplieron en septiembre de 1975. Txiki Paredes Manot, el menor de todos ellos, cantó el Eusko Gudariak en el cementerio de Collcerola, la boca contra el suelo, mientras el sargento que comandaba el pelotón le daba el tiro de gracia.
Después ya fue una carrera imparable hacia la muerte. La última estación de su viacrucis fue una sala del hospital La Paz, con el bip bip de los monitores y olor a pudrimiento. El Príncipe lloraba por los pasillos y Nenuca le dijo a su marido: "Cristóbal, déjalo morir en paz".
intimidades franco
No se, puedo equivocarme, pero me da la impresion este libro tiene que ver mas con la cronica rosa que con rigurosidad histórica.
ResponderEliminarSEÑOR OGRO
EliminarBueno, hombre, es un compendio de INTIMIDADES de un personaje histórico, y como tal escapa a lo rosa, a lo azul o lo verde.
Si un médico afirma que el personaje perdió un testículo en guerra no tiene ningún sentido darle ningún matiz de ningún tono salvo el real. Respecto a lo que cuenta del padre Nicolás es sabido por muchas fuentes que era así.
Aquí no se cuenta pero sí en libros de Umbral y Campmany que a punto de lío estuvieron la Polo y su cuñado Serrano Suñer, precisamente casado con la hermana de la primera, y que tuvo una hija con una marquesa y la tal era la que luego fue famosa secretaria de Suarez : Carmen Díaz de Rivera.
Respecto al trato de Franquito con los legionarios y en Africa está demostrado que hasta fusiló a uno porque dijo que no le gustaba la comida.
Oye, que hasta San Prudencio, patrón de Alava, meaba delante de un arbol.
Pues creame que pienso que si hubiera conocido a la de la foto (cuyo nombre ignoro) lo mismo se había operado de tan molesta dolencia.
ResponderEliminarDON CHAFACHORRAS
EliminarEn efecto, entre Africa y Ferrol no tuvo oportunidad de conocer a Prima Salomé y perdió la ocasión de operarse de fimosis.
No se puede tener todo. Y además la conyuge que tenía era como un sargento de Artillería que no le perdía de vista en ningún momento.
Y venga, y dale...qué brasas todos con Franco (además lo del huevo ya se sabía, igual se cree que ha descubierto la pólvora esta tía)
ResponderEliminarQue nos cuente las batallitas de Jorge Javier que seguro que tampoco anda bien de la pichula.
DOÑA MARIBELUCA
ResponderEliminarEs que, aún a riesgo de cabrearte un poco, a fecha de hoy Franquito era un gigante EN COMPARACIÓN a lo que se ofrece al ciudadano en el Mercado.
Ya sabes que cuando alguien te dice que una chica es guapa o que un tío es muy inteligente lo primero que hay que preguntar es : ¿En comparación con quién?
Jorge Javier debe de carecer de los tres elementos básicos de unos genitales masculinos y ésta no creo que tampoco tenga la pichula como parece podría tener prima Salomé que se halla en Portada.
Si fuese cierto lo de la pérdida de un testículo, qué no habría hecho con los dos! A lo mejor aún lo teníamos con nosotros y el país no se descuadernaría.
ResponderEliminarTambién se decía durante su tiempo de África que era un hombre muy austero y que "ni una copa, ni una misa!
Un saludo
Eso es lo primero que se le ocurre a uno : que con un huevo nadie le tosió en 40 años, con que si hubiera tenido dos aún lo teniamos en el Pardo.
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