HIJO DE YOYES |
La Audiencia Nacional acaba de cursar la orden. El sanguinario Kubati, condenado a 1.200 años de prisión por 13 asesinatos, debe ser liberado. Cuando el dictamen llega a Puerto I (Cádiz), el pistolero tiene listas las maletas.
A esa misma hora, a 7.000 kilómetros de allí, este periodista visita un centro de investigación al norte de Miami (EEUU). Un vigilante registra al periodista, le toma una foto y pregunta el motivo de la visita.
-Vengo a ver a Akaitz Dorronsoro González...
-Ah, claro, al doctor González.
Al cabo de un minuto, Akaitz aparece en el lobby. El doctor no luce bata blanca, sino un pantalón claro y un jersey de rayas. Su rostro, con barba y una corta melena oscura, se altera en cuanto se percata de que el inesperado visitante es un periodista español.
"Ya sé por qué has venido", dice mientras estrecha la mano de su interlocutor.
Akaitz es el único testigo de uno de los asesinatos más crueles de ETA. Cuando tenía tres años, contempló cómo un pistolero abatía a su madre, Dolores González Katarain, Yoyes. El delito de la menuda guipuzcoana, la primera mujer que llegó a jefa de la banda, fue renunciar al terrorismo.
Y José Antonio López Kubati, el etarra que hoy goza de sus primeros días de libertad, se encargó de ejecutar la sentencia.
-Quiero hablar contigo sobre...
-Lo siento, pero no quiero hablar de eso-, dice antes de zanjar la conversación y regresar a su laboratorio.
Aquel 10 de septiembre de 1986, ni siquiera la mirada infantil de Akaitz aplacó al terrorista Kubati. El niño estaba jugando con un tractor en la Plaza Nueva de Ordizia (Guipúzcoa). Por eso no vio cómo aquel tipo malencarado se cernía sobre su madre con una pistola bajo la ropa.
-¿Eres Yoyes?
-Sí.
-¿Sabes quién soy?
-No.
-Soy un militante de ETA y vengo a ejecutarte.
En Florida le conocen como el doctor González. Nadie conoce su pasado. Se doctoró en bioquímica. Desde aquel instante, Akaitz se ha pasado la vida huyendo. Del estruendo de aquellos cuatro tiros que resonaron un mediodía otoñal. De la presión de ser el único hijo del mayor símbolo de la barbarie etarra. Incluso de los batasunos que trataron de atraerle a su entorno. Siendo él quien es. El hijo de Yoyes.
Hoy su huida también es geográfica. Recién superados los 30 años, Akaitz se ha convertido en un prometedor bioquímico. Sin embargo, como tantos científicos de su quinta, se ha visto empujado al exilio por la falta de oportunidades en su tierra.
Ella también tuvo que dejar Euskadi, tras su ruptura con ETA. Regresaría tres años más tarde, cuando pensaba que ya habrían perdonado su traición. Se equivocaba.
KUBATI AHORA |
El encuentro con el periodista apenas dura unos segundos. Era previsible. Nunca, en sus 31 años, ha hablado en público del asesinato de su madre. Tampoco hace una excepción ahora, pese a que el carnicero Kubati ya campa a sus anchas. Igual de lacónicos son sus familiares.
Su padre, Juanjo Dorronsoro, se enteró el miércoles de la inminente liberación del asesino de su esposa. Fue a través de la llamada del periodista. El Ministerio del Interior no tuvo la delicadeza de advertirle antes.
-¿Qué le parece la excarcelación de Kubati?
-No quiero decir mi opinión.
-Varios responsables del asesinato, como Txelis, se mostraron dispuestos a pedirles perdón...
-Todo son cuentos chinos. A nosotros nadie nos ha pedido perdón.
Los ocho hermanos de Yoyes también guardan silencio. Hace tiempo que dejaron de pronunciarse en público sobre la barbarie. Su único gesto es la modesta corona que, cada aniversario, coloca una de las cinco hermanas en el lugar del tiroteo. "Por atreverse a discrepar y por usar la libertad", reza la pancarta que acompaña a las flores.
Desde la familia deslizan que han vivido la liberación de Kubati con cierta indiferencia. No culpan directamente al pistolero, sino que apuntan más arriba: a la maquinaria de ETA que se ensañó con su hermana para evitar la deserción de más pistoleros. Cuando mataron a Yoyes, ellos eran duros entre los duros de Ordizia, un pueblo de mayoría abertzale. Al menos tres de los nueve hermanos militaron en ETA, pero sus convicciones empezaron a resquebrajarse con la vuelta de Yoyes a casa. Pese a que la ex etarra jamás se arrepintió de sus actos ni se chivó a la Policía, muchos vecinos boicotearon la tienda de ultramarinos de la familia y las pintadas de "Yoyes chivata" inundaron el pueblo.
El atentado certificó el alejamiento de los hermanos del mundillo batasuno. Cuentan las crónicas de la época que a Isabel, ex etarra, se la vio en marchas contra la banda. Y que Asun, activista de las Gestoras Pro Amnistía, pasó a colaborar con idéntica pasión con Gesto por la Paz. Kubati es el único de los cinco responsables de la muerte de Yoyes que no se ha arrepentido.
"Jarrai contactó con él cuando tenía 13 o 14 años", relató una fuente antiterrorista. "Sin embargo, el chico los mandó a la mierda. Nadie odia más a ETA que él... Pero siempre en la intimidad".
Akaitz vivió su adolescencia como un chico normal: montaba en bici, jugaba al fútbol, cogía olas en la playa... Hasta que, a los 18, dejó la casa paterna para estudiar bioquímica en Navarra, donde los abertzales volvieron a tocarle. Es probable que su frustrado reclutador no supiera que hablaba con el hijo de Yoyes. Así se lo inculcaron desde pequeño sus familiares: que jamás hablara con la prensa, que no contara a nadie sus orígenes, que pasara desapercibido... Akaitz sigue cumpliendo a rajatabla estas consignas.
En su laboratorio de Florida, nadie conoce el pasado del "doctor González". Allí se le considera un científico avispado y trabajador que, en el último año, ha publicado seis artículos en prestigiosas revistas científicas.
A mediodía del 5 de septiembre de 1986, la madre de Yoyes paseaba por la plaza de Ordizia. Oyó cómo se cuchicheaba que una chica se había suicidado. Al acercarse a husmear, reconoció los calcetines: "¡Es mi hija!". Luego, recibió el abrazo de Akaitz, que le dijo asustado: "Abuela, dos hombres la han matado".
Por si acaso, la propia Yoyes dejó una carta manuscrita en la que acusaba a sus antiguos compañeros de banda: "Tengo la firme convicción de que mi seguridad personal no peligra por el lado de las fuerzas de seguridad españolas (...) Por tanto, afirmo que la responsabilidad de mi muerte corresponde a ETA".
Yoyes temía que, tarde o temprano, se toparía con un matarife como Kubati. Siguiendo las instrucciones de la cúpula, el etarra asestó tres tiros a su ex compañera. Luego, la remató de un cuarto balazo en la cabeza.
Curiosamente, el liberado Kubati es el único de los cinco responsables del asesinato que sigue creyendo en la violencia. Los otros se han arrepentido, incluido el otro pistolero del comando, José Miguel Latasa Fermín, que identificó a Yoyes. También se arrepintieron los tres dirigentes de la cúpula que autorizaron la vendetta. Se trata de Francisco Mujica, Pakito, José María Arregi, Fitipaldi y José Luis Álvarez, Txelis. Veintiocho años después del asesinato de su madre, a Akaitz ya no le queda ni el consuelo de que el pistolero siga entre rejas.
Por G. Suarez
YOYES y su HIJO de tres años |
doctor gonzalez
La lectura de este artículo me dejó una buena dosis de tristeza y rabia, a partes iguales. También me dejó mucho asco, un profundo sentimiento de asco, la foto de Kubati.
ResponderEliminarDON ROMERO LANDA
EliminarEs repugnante que este bichejo salga en libertad. Es un asesino de cadena perpetua y en el entorno de países civilizados jamás de darían casos así. Y los gobiernos llevan décadas sin legislar de verdad porque están conchabados o han sido colaboradores en algún tiempo de la existencia de etarras.
En tierras vasco-navarras hay cientos de casos similares pero a nadie le importa un pimiento. Cada vez nos parecemos más al sistema de gobierno narco mexicano.
Hace un tiempo, en mi blog, discutiendo con un batasunillo del tres al cuarto, me decía que la justicia española era una mierda (y daba sus habituales "explicaciones")
ResponderEliminarA esto le dije yo que estaba de acuerdo, que nuestra justicia era una mierda (aunque claro, mis motivos eran distintos), y le pregunté si le molaría tener códigos penales como el aleman, francés o inglés. Evidentemente me dijo que no.
Y es que todos sabemos nuestra ley protege al delincuente, en cualquier otro país CIVILIZADO del mundo, estas bestias, estos asesinos inmundos, no volverían a ver el sol.
SEÑOR OGRO
EliminarMenos mal que ese batasunillo te reconoció que no le convenía la legislación penal de los países occidentales civilizados. Porque a éstos si los cogen los alemanes, british o gabachos, tal como dices, no ven un parque público en el resto de su vida.
Recordemos todos lo que la justicia alemana hizo con Ulrike Meinhoff y como Tacher declaró abiertamente haber sido ella quien apretó el gatillo.
ResponderEliminarCon políticos sin cojones y con complejos de culpa nunca llegaremos a nada
DON CHAFACHORRAS
EliminarEsa que citas es la clave de que vivamos como en Kenia : "políticos sin cojones y con complejos" hasta en el calzoncillo.
A todos estos, como el Kubati que dispara en una plaza pública cuatro disparos a la cabeza de una persona con niño al lado, hace tiempo que en Usa hubieran sido electrocutados y en Europa metidos en el sótano más olvidado de una prisión como La Santé.
Aunque uno pretenda considerarlo dentro de la normalidad creada por Gonzalez, Zapatero y Rajoy, resulta deprimente que sigamos siendo una colectividad pasiva ante tanta bestialidad producida con consentimiento e incluso aliento de políticos oportunistas.
ResponderEliminarEse chico, el Dorronsoro, me gusta por su discreción y deseo de no figurar en ninguna parte. Deben de haber bastantes adultos que en su día eran niños que asesinaron a un padre o familiar muy próximo. No quisiera que volviera la barbarie pero me encantaría que la ciudadanía en general abucheara permanentemente a todo político que se atreva a hablar por un micrófono público.
DON LEONIDAS
EliminarQuizá es porque somos el país más INDIVIDUALISTA o EGOISTA del Mundo en el cada quién va a lo suyo y no quiere involucrarse ni siquiera mentalmente en lo ajeno, salvo para el tema de cotilleos de comadreo.
También a mí me gusta el chico ese.
Esta "suelta" de criminales, realizada con una rapidez inusitada para la lentitud usual de nuestra justicia, me parece repugnante.
ResponderEliminarAfortunadamente coloca Vd. a una preciosidad en su cabecera que hace olvidar, de momento, lo que está pasando.
ADD: No se qué tiene más bonitos, los ojos, la naríz o la boca. Le concedo el Nº 1 de las primas.
DON BWANA
EliminarDa la impresión fuertísima de que el Rajoy y sus ministros tenían como único objetivo de su gobernar dos cuestiones : esquilmarnos hasta dejarnos como a los griegos pobres más pobres, y soltar a todos los criminales de las cárceles.
Vaya, me siento honrado con sus palabras sobre Prima CECILIA. Lo tendrá en cuenta y procuraré que la dama no se nos vaya a otra parte en una temporada.
Si estuviera en mi mano al Kubati le sometía a un tratamiento consistente en meterle pinchos de agujas partidas en sus órganos genitales, hacerle tragar kilos de laxantes fuertísimos hasta tal punto que su intestino parezca explotar; y no consiga salir nunca más de una letrina.
ResponderEliminarDON LUCIO
EliminarNo es mal tratamiento : que viva el resto de sus días sin poder salir de una letrina y con agudo dolor de huevos.
Se explica perfectamente que el Dr. González no haya querido hablar con el periodista español.
ResponderEliminarCreo que demasiado hace con conservar su nombre y sus apellidos.
Otro se habría cambiado de nacionalidad y de nombre y apellidos, a Jonh Smith,por ejemplo, por decir algo que no suene a nada carpetovetónico.
Debe ser muy duro que tu madre haya sido asesinada en tu propia presencia y que despues, pasados los años, el asesino campe por sus respetos, libre con todos los pronunciamientos favorables e incluso se permita el lujo de mofarse de sus victimas.
Demasiado cerca de Carpetovetonia esta Florida existiendo las antípodas; pero claro en los USA un científico goza de una libertad y unos medios y un ambiente de paz y trabajo como no existen en ninguna parte del mundo.
DON FJ de C
EliminarDe acuerdo. No es facil sobrevivir, espacialmente en el entorno de una familia muy secesionista coo es la de ese chico y ese pueblo, y ha hecho lo más probable que se podría esperar : irse a un país con libertades garantizadas y mucha cadena perpetua. Y con todas las medidas económicas que garantizan la libertad de trabajo de un CIENTÍFICO.
¿ Para cuando la cadena perpetua?
ResponderEliminarDON MAMUNA
EliminarYa. Desde ahora mismo si dependiera de mí y de otros muchos millones de carpetovetónicos.
He observado que llevas un par de días sin publicar nada y echo de menos tus habituales frases llenas de sentido, de tu Blog.