Eran el secreto mejor guardado de Roma hasta que un arqueólogo apodado "Indiana Bones" descubrió 400 enjoyados esqueletos
Las criptas, los subterráneos y los armarios de las sacristías de iglesias de Alemania, Austria y Suiza esconden un macabro secreto: unos 400 esqueletos no sólo bien vestidos sino profusamente decorados con oro, plata y piedras preciosas.
Esos cadáveres exquisitos se encontraban enterrados en catacumbas romanas y fueron enviados a conventos del centro de Europa por autoridades vaticanas, en el siglo XVI, para reemplazar a los cientos de estatuas, imágenes y reliquias que la reforma protestante destruyó en iglesias y monasterios.
Con el tiempo y el cambio de mentalidad ese tétrico muestrario fue quedando arrinconado, confinado a los más oscuros escondrijos. Hasta que ahora lo ha vuelto a sacar a la luz un historiador estadounidense llamado Pauk Koudounaris y apodado Indiana Bones (huesos).
Koudounaris estaba realizando una investigación sobre osarios cuando se dio de bruces con algunos de estos ricos y estremecedores esqueletos, algunos de los cuales tardaron hasta cinco años en ser ornamentados. Se quedó boquiabierto.
Comenzó entonces a recorrer conventos en busca de los santos de las catacumbas, como se conoce a estos muertos. El resultado de sus investigaciones se acaba de materializar en un libro titulado Heavenly Bodies (cuerpos celestiales), y en el que, por primera vez, se muestran fotografías de estos peculiares santos.
"A medida que descubría más cosas sobre ellos me embriagaba la sensación de que tenía el deber de contar su historia", asegura Koudounaris en declaraciones a medios de anglosajones. El historiador sostiene que los santos de las catacumbas fueron desenterrados por orden de Roma y enviados en cajas a aquellos países del centro de Europa más golpeados por el fervor iconoclasta de la reforma protestante.
Cada uno de ellos eran decorados, en la mayoría de ocasiones, por monjas pacientes y laboriosas. Las del convento de Ennetach, en Alemania, decoraron por ejemplo un cadáver que luego sería exhibido como el de la Santa Luciana.
Las joyas y metales preciosos que los engalanan están valoradas en varios miles de euros, eso sin contar con su valor histórico que los hacen incalculables.
"Es imposible ponerle un precio a estos cadáveres", sostiene Indiana Bones.
Hdez. de Velasco (Corresponsal en Roma)
cadaveres exquisitos
Parece sacado de una pelicula de terror.
ResponderEliminarDON MAMUNA
EliminarTodo lo relacionado con los "secretos del Vaticano" es siempre una peli de terror.
Lo suyo es coger esa riqueza y usarla para algo util. No veo el sentido, más alla de su valor arqueologico, para que la iglesia deje todo eso ahí enterrado.
ResponderEliminarSEÑOR OGRO
EliminarEs que no tiene ningún sentido conservar como reliquias todas esas joyas. Más les valdría utilizar toda esa riqueza, como comentas, en algo socialmente util.
Por mucho valor que tengan esos esqueletos, yo me quedaría con la preciosidad que ilustra la cabecera. Esas piernas y esa cara sí que tienen un precio incalculable y, además, están vivitas y coleando.
ResponderEliminarDON BWANA
EliminarMás util, como dice, olvidarnos de la ARQUEOLOGÍA y dedicarnos a lo vivito y coleando como parece ser Prima Catalina, con sus piernas y estiramientos de recién despertada.
En un principio ese estudio hablaba de 401 ejemplares, al principio costó que lo admitiese porque estaba empecinado el tipo en incluir en la lista a la vicevogue...
ResponderEliminarEn fin, si mi memoria no falla mi prima responde al nombre de Kate Beckinsale, y pueden disfrutarla en un ajustadísimo traje de cuero en las pelis de Underworld (quien diría que la pavisosa de la Tabla de Flandes mejoraría tanto con los años... pero no tanto como nuestra diosa patria la Valenciano, ah no, que esta es una vacaburra que inexplicablemente se lo tiene muy subidito).
Es que es hablar de momias y me vienen a la cabeza las sociatas.
DON ISRA
EliminarJodó, mozo, la de cosas que sabes y nos recuerdas. Lo de Mary Tere lo teniamos olvidado y no hay duda de que pertenece a esta colección de exquisitos cadaveres.
Y lo del nombre de la prima me ha dejado boquiabierto : pues, sí, así se llama la jovenzuela y está de muy EXQUISITO VER.
Lo cierto es que a muchísimos el hablar de momias nos trae el recuerdo de las destacadas sociatas. ¿Porqué será?