Liu Zhijun, el ministro de Ferrocarriles de China entre 2003 y 2011, aprovechó las mordidas millonarias que cobraba por adjudicar contratos para construirse una vida digna de Baco. Centenares de apartamentos en propiedad, más coches de lujo de los que podía conducir y, por encima de todo, un harén con decenas de amantes.
Gran Salto Liu tenía, además, un gusto sofisticado. Su posición en el Partido y en el Gobierno le garantizaba la atención de cierto público femenino. Podría haber elegido presas dispersas, actuando con discreción, al igual que suelen hacer numerosos cuadros comunistas.
Un informe de la Universidad del Pueblo señalaba que el 95% de los funcionarios investigados por corrupción en 2012 mantenía a una o varias amantes.
Liu, en cambio, fue más allá de las convenciones del concubinato moderno y decidió fundar su propio serrallo ambientado en el siglo XVIII.
Liu Zhijun tenía a 18 mantenidas, según los medios locales. Se dice que hay más queridas. Al parecer, las chicas prestaban también servicios a otros altos funcionarios del Gobierno chino.
La función ha acabado, sin embargo, para Liu. Al menos por ahora.
Un tribunal de Pekín lo condenó esta semana a pena de muerte. Esta condena está suspendida y podría ser conmutada, como sucede habitualmente, a cadena perpetua tras dos años de buen comportamiento en prisión.
El ex ministro podría pasar el resto de su vida en la cárcel. Pero tras leer y comentar las vilezas de Liu durante meses, a la gente le sabe a poco este castigo.
Muchos internautas piden directamente su cabeza. El ex ministro fue hallado culpable de aceptar sobornos por ocho millones de euros y por abuso de poder. Xinhua, la agencia oficial de noticias del gobierno, ha informado que los jueces tuvieron en cuenta que Liu se declaró culpable y su colaboración en la investigación para mostrar clemencia.
En un país donde cientos de millones personas sudan la gota gorda en las fábricas, en la construcción y en los servicios, en una nación en la que el salario medio en las ciudades ronda los 430 euros, la vida de lujos libertinos que se pegaba el ministro a costa de los impuestos de los ciudadanos se ha convertido en un verdadero escándalo.
Liu Zhijun es estos días, y por derecho propio, el enemigo público número uno.
Por D. Torres
chino trenes
¡Que le quiten lo bailao!
ResponderEliminarDON BWANA
EliminarEste ha tenido que bailar mucho con tanta geisha del Kun-Fú.
Yo cuando sea grande quiero tener los lujos del chinito de los ferrocarriles, sin necesidad de ser corrupto, por que me da mucha pereza y te juegas la guillotina.
ResponderEliminarSalud
DON JAIME
EliminarMe uno a tí en la solicitud, a los cielos, de tener los LUJOS del chinito de los trenes. Qué tío, y luego dirá que "es comunista".
Será por eso que los de aquí se pegan enormes mariscadas a cuenta de los demás.
Javi, es que con 18 mantenidas no me extraña que el pobre cobrase lo que pudiese.
ResponderEliminarDON MAMUNA
EliminarSí, con lo dificil que es mantener a UNA, este pringao se metió a crear un harén sin saber lo que eso supone.