El asesino de Ordoñez y Múgica

Tendrá que recogerle un pariente, acudir a comisaría todos los días... Son las medidas del Gobierno para controlar el "prematuro" permiso del asesino de Gregorio Ordóñez y de Múgica, además de otros cinco..

Su libertad, dicen en Interior, es "inminente". Quedan "días" para que Valentín Lasarte dé su primer paseo en libertad tras 17 años de encierro.

Su prisión de Nanclares dee la Oca  no quería liberarle. La Fiscalía, tampoco. Y el Gobierno, aún menos. Sin embargo, se ha impuesto el criterio de la Audiencia Nacional de conceder tres días de asueto al tótem de la ETA más neanderthal. Ese tosco pistolero que escupió un "tú serás el siguiente" a José María Múgica cuando aún se humeaba la pólvora de un disparo en la nuca de su progenitor, el socialista Fernando Múgica.

La decisión ha disgustado al Gobierno. De ahí que la junta de tratamiento de Nanclares haya aguado su libertad con cuatro medidas cautelares  para controlar sus movimientos. La quinta la ofreció él mismo: gozará de sus tres días de libertad fuera del País Vasco, en la vivienda de un pariente, para evitar cruzarse con una víctima de la violencia etarra.

La primera medida cautelar es que Lasarte "será recogido y acompañado a su reingreso" a la prisión de Nanclares por un familiar. Además, viajará "directamente" al lugar donde disfrute de su permiso, sin escalas que valgan. También tendrá que presentarse "diariamente" en "la comisaría de Policía o cuartel de la Guardia Civil de la localidad donde fije su residencia" en esos tres días. Y, finalmente, deberá "abstenerse de participar en manifestaciones públicas de enaltecimiento o legitimación de la violencia, especialmente de la banda terrorista ETA y/o hacer declaraciones de esta naturaleza, así como las que conlleven desprecio o desconsideración de las víctimas del terrorismo".

Salvo sus íntimos, nadie ha quedado satisfecho por la decisión de la Audiencia Nacional. Aunque los más indignados son los familiares de sus víctimas, que han denunciado el "pasteleo" de la Audiencia Nacional con el caso.

"Me gustaría que lo atropellara un camión en cuanto pusiera un pie en la calle y pasara la verja de la cárcel", declaró esta semana Rubén Múgica sobre el terrorista que asesinó a su padre. Pero tampoco se brindará por la libertad de Lasarte en las herriko tabernas.

Allí hace casi un lustro que se considera un traidor al maestro del tiro por la espalda. No le perdonan que rechazara la violencia, que reconociera el daño causado e, incluso, que se reuniera con víctimas como Consuelo Ordóñez, la hermana del popular Gregorio Ordóñez, que rechazó su petición de perdón.
 "Quien te tendría que perdonar está muerto", le espetó en junio de 2012.

ETA expulsó a Lasarte, condenado a más de 370 años de prisión por siete asesinatos del comando Donosti el 4 de enero de 2010. De ahí que, en sus 72 horas de libertad, el asesino vaya a tener que andarse con mil ojos.

Su hijo adolescente, por ejemplo, ya recibió amenazas del entorno batasuno en el casco viejo de San Sebastián. La Ertzaintza investigó los hechos, aunque su familia, abertzale de pura cepa, no quiso denunciar lo sucedido. Los Lasarte tenían motivos para guardar silencio.  Así lo avisó José Ramón Lasarte cuando la Ertzaintza detuvo a su hermano Valentín, casado y con dos hijos, el 25 de marzo de 1996: "Euskadi es un pañuelo y el que traiciona a un gudari suele tener problemas de salud". Aquella amenaza no fue baldía. Meses después, ETA pegaba un tiro en la nuca a Eugenio Olaciregui, vendedor de la tienda Bike Sport de Oyarzun (Guipúzcoa). Los terroristas aseguraron, sin ninguna prueba, que era la persona que había denunciado a Lasarte cuando acudió, tan pancho, a comprarle una bicicleta, pese a que era el enemigo público número uno de la Policía.

Lasarte, decían, era un pistolero de fe ciega. Pero, ya en prisión, sus principios se resquebrajaron.

En la primavera de 2009 se convirtió en el primer etarra con una nómina del Estado. Desafiando las consignas de la banda, aceptó un trabajo en el módulo 5 de la cárcel de Villabona (Asturias). Más concretamente, en el economato, donde servía cafelitos a sus compañeros de prisión y, también, a los carceleros del Estado opresor. Se nota que le tiraban las barras. Fue el inicio de su conversión. Más tarde, rechazó la violencia, colaboró a regañadientes con la Justicia e, incluso, dedicó parte de su sueldo carcelario a pagar la responsabilidad civil a las víctimas.

Hoy, sigue dedicado a la hostelería: por la mañana trabaja en la cocina de Nanclares y, a mediodía, distribuye el rancho entre los módulos con un carrito.

Este martes la Audiencia Nacional aceptó su recurso y decretó que le concedan un permiso. Sólo queda un trámite pendiente para que Lasarte salga de prisión: que acepte las medidas cautelares impuestas por Prisiones. Luego, le bastará con comunicar su lugar de destino y elegir fecha para su excursión de tres días.

Todo indica que su ansiada liberación temporal se producirá el próximo fin de semana. Será entonces cuando, finalmente, cruce el portón de Nanclares.  Eso sí, nunca se librará de mirar de reojo al horizonte: nadie le garantiza que no aparecerá un gudari tan "gambarras" como él... y que le aborde por su flanco favorito: la espalda.

G. Suarez

NOTA BLOGUERA
A este neanderthal lo conocí cuando servía "chiquitos" en el bar de su padre, en el centro de San Sebastián, junto a la Plaza de Guipúzcoa.. Lo que no se entiende es que los ropones condenen a un criminal a 375 años y le concedan permisos a los 17 de cumplirlos. La "cuarta parte" de esa condena, básica para un permiso, son 93 años de encierro. Porque ya sabemos, por demostrada experiencia previa, que el siguiente y breve paso será dejarlo en "libertad condicional".

PRISIÓN DE NANCLARES DE OCA

asesino ordoñez