Ante el precipicio

A los que nunca hemos estado en la equivalencia nos cuesta demasiado encontrar el talante del liberalismo y del reformismo social en la boca de quienes se levantaron con espíritu cuartelero y ánimo de guerra carlista a destiempo.

Y sentimos que el franquismo, heredado por una derecha poco cultivada, nos llevara a la amputación moral de la idea de España, patrimonio considerado suyo por el integrismo más torpe y menos relacionado con el envidiable liberalismo conservador de Europa. Han hecho que los no peperos ni de las Jons queden excluídos de la idea de ser españoles serios.

Hemos acabado por disponer de una España reducida a institución jurídica, y unas autonomías que han pasado a ser la centralidad del sentimiento nacional. Hablando en plata : el concepto de nación y patria ha pasado a los autonomistas y lo ha perdido el Estado. Todo lo contrario a lo que se pretendía, seguramente, pero todo lo que podía ocurrir cuando se negociaba lo esencial del modo menos riguroso. Y no se libran de esta culpa ninguno de los gobernantes habidos.

Que nadie se equivoque. En plena crisis económica, el discurso nacionalista ha dejado a un lado sus ideas de la identidad mística. Estas últimas elecciones las ha ganado el nacionalismo en Cataluña y los proetarras en Vascongadas gracias al sentido práctico de los nacionalistas y a la indolencia y carencia de dirigentes no nacionalistas.

Los nacionalistas, una vez capturado el campo de su condición respetable, de que se les permita la constante negativa a ser españoles mientras forman parte de las instituciones del Estado, han pasado a otro nivel más peligroso y de sustanciosos réditos electorales.

Un nacionalismo que va a basarse ahora en la reivindicación de un bienestar económico que no ha sido saqueado por la crisis, sino por el expolio de los socialistas.

La "liberación del pueblo" adquiere una textura mucho menos lírica que hace treinta años: precisamente por ello ha conseguido triunfar. Porque ha conseguido relacionar el sufrimiento de la gente con la condición de sometimiento al Estado, con el atentado a sus recursos, con el drenaje de sus fondos materiales.

Una vez se ha aceptado por casi todos esa identidad del nacionalismo, ¿podrá sorprendernos que crezca ahora sobre otra representación, que será la de los defensores de las condiciones de vida, de los servicios públicos, de los niveles salariales de los catalanes frente a la avidez del fisco español?

Mikel Buesa, catedrático de Economía de la Universidad Complutense de Madrid ha respondido a las preguntas de periodistas y detalla los costes que supone el terrorismo y el dinero que mueve la banda asesina. En este sentido, asegura que ETA esconde su dinero "debajo del colchón", en referencia al patrimonio hallado en los zulos, y que "no es una organización con capacidad financiera para hacer grandes negocios en los mercados bursátiles".

En cuanto a su modo de financiación, Buesa ha explicado que, en los últimos veinte años, ha habido dos etapas distintas: la de las "subvenciones públicas" en la década de los noventa y comienzo del siglo XXI, y, a partir de 2002, tras ilegalizarse Batasuna, "la extorsión, y negocios como las herriko tabernas" se convierten en la principal fuente de liquidez de la banda. "Y ahora retornamos al modelo de la subvención pública con la entrada de Bildu y Amaiur en las instituciones", ha advertido.

Bildu percibe "entorno a los 30 millones de euros anuales, incluyendo las retribuciones de las 600 personas que se han colocado en los ayuntamientos, las subvenciones a grupos municipales, y el manejo de los presupuestos para ayudar con subvenciones a las organizaciones afines a ETA". Por su parte, Amaiur "maneja unos 700.000 euros al año, entre el pago de nóminas a los diputados, un par de asesores y las subvenciones al grupo parlamentario".

A pesar de estas grandes cifras, el catedrático de Economía asegura que financiar una organización terrorista "no cuesta demasiado dinero". "En los noventa, mantener ETA costaba 26 millones de euros al año, pero, en la última década, han funcionado con unos ocho millones de euros anuales".

Un patrimonio que permite "pagar sueldos a los entre 50 y 100 militantes activos que tiene la banda" y a los 600 presos. Además, Buesa recuerda que "las personas que están vinculadas con ETA y que se dedican a labores de carácter político, de propaganda, control e información están cobrando en la nómina de los ayuntamientos".

¿Ningún dirigente pepero está en condiciones de reaccionar de una vez antes de que seamos la vieja Yugoeslavia?

Qué aburrido ¿verdad?

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