Los hispanogodos eran más cultos que los musulmanes. Dos siglos después esa relación se había invertido porque la cultura mozárabe se había estancado y el Occidente cristiano en general había decaído mientras que el mundo islámico se había enriquecido con las aportaciones de Persia y Bizancio.
El fluido intercambio cultural existente en el mundo islámico permitió que muchos andalusíes visitaran Oriente como peregrinos a La Meca o como estudiantes en Bagdad.
Bagdad era entonces el centro cultural más prestigioso del islam, el lugar a donde acudían estudiosos de todas partes a cursar sus masters. Bagdad competía en esplendor con Bizancio e irradiaba cultura y civilización a todo el mundo islámico.
Aquellos viajeros y aquellos estudiantes se convirtieron en eficaces inseminadores de ideas. Por otra parte, la grandeza de un emir o de un califa se medía en razón de las mezquitas, palacios, obras públicas, fiestas que costeaba, y en los artistas, en los músicos, en los poetas que amparaba con su mecenazgo.
Córdoba, en el siglo x, era la joya rutilante de Occidente. Mientras la vida material de los reinos cristianos experimentaba un retroceso considerable y sus condes chapoteaban en el barro de calles malolientes y se resignaban a habitar en chozas que compartían con los animales y en húmedos castillos desprovistos de las más elementales comodidades y llenos de corrientes de aire, la capital del Andalus se enriqueció de castillos, edificios, largos acueductos que suministraban agua a los palacios, mezquitas y fuentes públicas, se rodeó de lujosas mansiones, de huertas y paseos públicos, de jardines botánicos, de baños, de fondas, de hospitales, de mezquitas, de zocos cuyos tenderetes exhibían exóticos productos llegados de todo el mundo a través del activo comercio mediterráneo y africano.
La robusta economía de Córdoba se apoyaba, además, en una inteigente explotación agrícola y minera y en una floreciente industria especializada en objetos pequeños y caros de fácil transporle y altos precios: tejidos de seda o algodón, perfumes, medicinas, repujados, cordobanes, piezas de marfil.
Algunas cajitas del precioso material diseñadas para guardar los cosméticos de las favoritas de los harenes cordobeses serían utilizadas como relicarios o vasos sagrados en las iglesias y abadías cristianas, lo que da Idea del diferente grado de desarrollo del norte cristiano y el sur musulmán.
La moneda cordobesa era tan fuerte que circulaba en el mundo cristiano con el prestigio que hoy tiene el dólar en los países subdesarrollados. Incluso era falsificada en Cataluña (y, para que se vea lo que es la mudanza de los tiempos, cuatro siglos después, serán los árabes granadinos los que falsifiquen la prestigiosa moneda catalana).
Los califas de Córdoba imitaron a los de Bagdad, que a su vez imitaban a los emperadores bizantinos y a los monarcas sasánidas. El califa se sacralizó, se convirtió en un autócrata inaccesihle cuyos actos se adornaban con un recargado ceremonial ante una corte numerosa en la cual ocupaba destacado lugar el espléndido harén.
No es que los califas fueran especialmente lascivos, que muchas veces el ejercicio del poder deja poco espacio, sino más bien que el harén se había convertido en símbolo de estatus y poder.
También era un grupo de presión nada despreciable. Hay que tener en cuenta que en él convivían varias generaciones de mujeres de sangre real y una cohorte de eunucos amujerados que las custodiaban y servían (se consagraban a intrigar y espiar). A menudo las más altas decisiones políticas se fraguaban en el harén.
Un Estado tan complejo como el cordobés precisaba de una burocracia cuyo mantenimiento generaba ingentes gastos; pero el califato vivía tiempos de gran prosperidad económica, con un comercio mediterráneo tan intenso como en los mejores tiempos del Imperio romano, lo que redundaba también en un notable desarrollo de la agricultura.
Los que más tributaban eran los judíos, naturalmente, y los cristianos, aunque el número de estos últimos disminuía constantemente desde que muchos se convertían al islam, tal vez más atraídos por las ventajas fiscales y por el prestigio de una cultura superior que por la doctrina de Mahoma.
Abd al-Rahman III, en su imitación de los grandes soberanos de Oriente, se pudo permitir el lujo de construirse un gran palacio a las afueras de Córdoba, en la famosa Medina Azara.
Había en aquella ciudad palatina jardines recorridos por arroyuelos, huertos con árboles de las más variadas especies, estanques, lagos, residencias para los cortesanos, cuarteles, escuelas, baños, caballerizas, almacenes, mercados y calles por las que iban de un lado a otro pajes y esclavos lujosamente ataviados. Todo lo necesario para el funcionamiento de una pequeña ciudad administrativa habitada por más de trece mil funcionarios y unos cuatro mil servidores.
La magnitud del palacio se manifiesta en la lista de los materiales empleados en su edificación: "mil quinientas puertas, cuatro mil columnas de las cuales muchas eran de mármoles de colores especiales importados de Francia, de Constantinopla, de Túnez y de distintos lugares de África".
Solamente los peces de los estanques consumían diariamente "doce mil hogazas de pan y seis cargas de legumbres negras" según dicen sus cronicones (aquí el escéptico se permite la sombra de alguna duda: ¿qué clase de ballenas insaciables criaba el moro en su jardín?).
La sala del trono, calculada para reflejar la magnificencia del califa y asombrar a los embajadores de potencias extranjeras, era una maravilla que parece sacada de Las mil y una noches: "El techo estaba forrado de láminas de oro y las paredes y suelos de mármoles de colores. Cuando el sol penetraba por las ocho puertas de la estancia, los reflejos de muros y adornos cegaban la vista. En el centro había una fuente de mercurio que al agitarse reflejaba las luces como si la habitación se moviera."
Medina Azara tardó casi medio siglo en construirse. Tanto esplendor tuvo una vida corta, apenas cincuenta años, porque en 1011 fue saqueada e incendiada por los bereberes amotinados. Las ruinas de Medina Azara sirvieron durante siglos de cantera donde se surtieron de mármoles y columnas los constructores cordobeses. Lo único que despreciaron fue los yesos hermosamente labrados que cubrían las paredes.
Abd al-Rahman III reinó cincuenta años, siete meses y tres días. Cuando falleció, encontraron entre sus papeles personales una lista de los días felices de su vida: solamente catorce, y no seguidos.
El sucesor de Abd al-Rahman III, su hijo al-Hakam II, se encontró el Estado fuerte, una hacienda saneada, un país próspero, una corte brillante y un ejército capaz de mantener a raya tanto a los cristianos en el norte como a las levantiscas tribus marroquíes.
Además, hombre de suerte, su reinado coincidió con una prolongada crisis interna del reino leonés. Reyes y condes siguieron pasando por taquilla para dejar sus impuestos en las arcas cordobesas y al-Hakam II invirtió el superávit juiciosamente en obras públicas, en la ampliación de la mezquita de Córdoba.
Los bibliófilos tienen por santo patrón a este moro suave que llegó a reunir una biblioteca de unos cuatrocientos mil volúmenes que, dicen los cronistas, había leído en su mayoría.
Caso semejante de capacidad lectora en un político no vuelve a repetirse hasta don Alfonso Guerra, salvando distancias. Lo que se le puede reprochar es que con tanta atención a la cultura descuidara el gobierno del reino y sobre todo que lo dejara en las manos débiles e inexpertas de su hijo Hisham.
Con este jovenzuelo ya no pudo Córdoba seguir funcionando por pura inercia, porque el Estado quedó a merced de diferentes grupos de presión que lo condujeron a la anarquía y dieron al traste con la gran obra de los Abd al-Rahman.
Este Hisham que sale ahora era, por cierto, hijo de una concubina de origen cristiano y navarro, llamada Subh, y que fue avasallado por su emir ALMANZAOR, casado con su madre, antes concubina del Califa, su padre.
Los altos mandatarios y en general los musulmanes de posición desahogada apreciaban mucho a las mujeres cristianas, especialmente si eran rubias, de piel blanca, y gordas. Debe ser por la novedad, igual que los lechosos anglosajones se prendan de las morenazas mediterráneas.
Este relato sobre la magnificiencia de Córdoba no trata de ansalzar a los moros, sino de mostrar la diferencia entre aquellos moros cultísimos y los que luego han devenido en analfabetos asesinos.
Tellagorri
córdoba en su esplendor
Gracias por la parte que me toca. Hermoso post, como todo lo cordobés. je je.
ResponderEliminar¡Ayyyyy mi Córdoba bella!
Cuando les digo a mis hijas que Córdoba fue la capital más grande del mundo en el siglo X, se muestran incrédulas. Entonces les digo... fijaos como cada vez que escavan para hacer una obra tienen que parar porque siempre, siempre encuentran restos árabes o romanos debajo. Y es la pura verdad. Los yacimientos se extienden mucho más allá de las fronteras de la urbe cordobesa... y tengamos en cuenta que en aquellos entonces se edificaba en horizontal, no en vertical como ahora. Eso nos da una idea de la magnitud de la ciudad que pudo ser.
La cultura y la riqueza también tenían un auge sorprendente. Hasta nuestros días llegan los textos de muchos inolvidables filósofos y poetas de esta tierra.
¿Y qué decir de la renombrada joyería cordobesa? Es una herencia que dejaron los judíos y que continúa brillando en la actualidad. Dicen que en el barrio de la Judería (que se conserva todavía), en cada casa había un negocio... prestamistas, orfebres, etc.
Y es que tuvimos una buena combinación de pensadores y economistas. Algo quedara... digo yo. jajajaja
Lástima que las ruinas de Medina Azahara fueran saqueadas de la forma que cuentas. Es completamente cierto. Cuando yo era pequeña y las visité por primera vez aún seguían yendo a recoger columnas y piezas cerámicas los especuladores de arte y coleccionistas. A poco que escavaban encontraban algo.
En fin, creo que se me ha notado demasiado mi orgullo cordobés.
Gracias por acordarte de mi tierra y felicidades por esta entrada extraordinaria, como acostumbras a ofrecernos.
Un saludo.
Gracias.
ResponderEliminarGracias por acordarte de esta bella ciudad para ocupar una de tus magníficas entradas. Y gracias por la dedicatoria.
Sobre lo que cuentas, poco que comentar, es historia narrada con datos objetivos. Fue la capital de occidente, con cerca de un millón de habitantes.
Nos comentas sobre los objetos que comerciaban, pequeñas obras de arte, efectivamente, en mi última visita pude comprobarlo, en el museo, tras unas vitrinas había unas pequeñísimas arquitas que llamaron mi atención por lo lujosas. No pude fotografiar dentro del recinto.
Por cierto, tengo entendido, que la actuación de Carmen Calvo, ex-ministra de cultura del PSOE, fue decisiva para la recuperación de la ciudad palatina; inyectó gran cantidad de dinero e impulsó la creación del recinto para recibir a los visitantes y el museo que cito.
Sabes que ningún socialista es objeto de mi devoción, pero es justo reconocer las cosas, y la cordobesa hizo más de lo que pudo por la ciudad.
Por último, aprovecho la oportinidad y utilizo tu blog (con tu permiso)para decir que Córdoba es firme candidata a ser capital europea de la cultura 2016, porque tiene un patrimonio extenso y hermoso. Fue bella y lo sigue siendo.
Mil besos para mi escribidor bloguero favorito.
ADELAIDA
ResponderEliminarQué grande es Alá. Yo creía que las bravas cordobesas que honran a este Blog, iban a comerme churruscado y con Tabasco por no haber estado a la altura de la Gran Córdoba, y observo que no he debido de fallar mucho.
Estoy encantado de que a Elena y a tí os haya parecido bien la descripción humilde de este escribidor de buena voluntad.
También observo que se os pasado por alto la ironía que hago sobre lectores de muchos libros citando a vuestro "ARFONSO", el hermano de "Miemano".
Dices = tuvimos una buena combinación de pensadores y economistas.
No he querido entrar en ese terreno porque necesitaría cien folios para relatar la lista de brillantes, mundialmente, médicos, astrónomos, matemáticos y filósofos que produjo Córdoba en ese periodo.
Un cariñoso saludo
ELENA
ResponderEliminarHago extensivo a tí lo que comento a ADELAIDA, sobre tu aceptación de lo quE aquí se dice de la Gran y muy Culta Córdoba.
Encantado de que te haya parecido bien.
Sois candidatos a Capital Europea de la Cultura 2016, al igual que San Sebastián, y os deseo que os la concedan a vosotros los cordobeses.
San Sebastián, tras el paso bereber de los peneuveros, ha quedado hecha unos zorros culturales porque los prohombres artísticos, científicos y pensadores emigraron hace mucho de esta Ciudad elegante, bonita, cómoda y de espíritu muy alegre y liberal en otros tiempos.
Tranquilo, Tella.
ResponderEliminarYo, si te como churruscado tendría que ser con algo dulce, que es lo que me gusta, porque el tabasco "me hace los mandados de lejos" je je.
Y el hermanísimo de sus hermano es sevillano, no cordobés, así que cuando te leí "vuestro Alfoso" supuse que te referías a que era andaluz... y en cuanto a lo que ese hombre haya podido leer, lo ignoro, pero no creo que sea mucho, porque ha estado demasiado ocupado buscándole puestos y "dineros" a sus hermanos.
ADELAIDA
ResponderEliminarLo de Alfonso Guerra viene a cuento de que, cuando era Vicepresidente de González, todos los días del año presumía de su VASTÍSIMA CULTURA, y rascando muy poquito se veía que apenas era capaz de estar a la altura cultural de un chaval de 14 años que va al cole.
Incluso llegó a decir, y varias veces, que él "leía a los clásicos en LATÍN".
Fantoche en sumo grado y ridículo.
Sí me he equivocado en si origen : es sevillano. Nada que ver con los austeros y serios cordobeses. Muy del estilo de Séneca.
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ResponderEliminarHombre yo venía a alabar las virtudes de Córdoba y de las cordobesas que dan brillo a este blog, con sus comentarios y mira me encuentro con una loca amenazante de Cambrils diciendo lo que se puede y no se puede hacer.
ResponderEliminarPero a lo que vamos, Córdoba es una de los bellos legados que nos ha dejado la Historia con mayúsculas de nuestro país; uno de los pozos donde la cultura alcanzo sus más altos escalones hasta que llegaron los de siempre los intolerantes, los avanzados de su tiempo a destruir todo...
Coño, si parece que este hablando de hoy en día. Un magnifico post, como siempre.
No hay que olvidar,Javier, que la hegemonía del califato llegó con Almanzor que, a fin de cuentas, basab su gobierno en una dictadura militar y en un puño de hierro implacable.
ResponderEliminarSus constantes incursiones contra los reinos cristiano,amén de mantener a raya, cobrar los impuestos y marcar el territorio, obedecían a la necesidad de mantener en movimiento un inmenso ejército que se financiaba gracias a los botines de guerra y el saqueo y el comercio de esclavos, con los cristianos apresados.
Cuando Almanzor muere cerca de Soria, y es llevado a Córdoba, se le entierra con un ladrillo en el pecho, fabricado con el polvo que se recogía de sus ropajes por los criados en una alfombra de cuero, cuando se desvestía después de la vuelta a Cordoba tras una campaña militar.
Entiendo que también tú has leído el mensaje AMENAZADOR y AUTORITARIO del descerebrado o descerebrada que firma CURACAO, prohibiéndome entrar en el Blog de Leona.
ResponderEliminarNo sabe, el probe o la probe, que ha dejado tal MOKORDO en mi Blog, lo que suele suceder con blogueros serios y libres ante esa clase de evacuaciones destinadas a sanitarios denominados INODOROS.
Aupa Córdoba y aupa La Leona Catalana.
NATALIA
ResponderEliminarEstupenda aportación sobre Córdoba. Aunque yo creo que el periodo de maximo bienestar y brillantez de la ciudad lo alcanzó con el Califa al-Hakam II.
Porque todo el trabajo de Abderraman III para engrandecer el califato creado por el Abderramán I, lo disfrutaron en PAZ los de los tiempos de al-Hakam II. Y comenzó a destruirse cuando Almanzon se autoproclamó Califa sin el menor derecho y en base a que había sido el tutor de HISHAM, y luego emir suyo.
Almanzór se casó con la madre de Hisham ( la navarra Aurora) y tuvo un hijo llamado SANCHUELO, al que asesinó otro de los hijos de Almanzor.
JAVIER
ResponderEliminarMi comentario que va detrás del de NATALIA, iba destinado a tí. Nada que ver con lo que dice Natalia.
No te preocupes ya me di cuenta, y si vi el comentario amenazante. ¡Ah! y es descerebrada y residente en Cambrils, Tarragona; también paso por mis blogs amenazando que no volviera a comentar en el blog de Leona, como no estoy este fin de semana por ir a visitar a mis padres, deje activado la moderación de comentarios en los blogs y ya me dejo varias perlas.
ResponderEliminarLa lleva clara si piensa que sus amenazas nos van acojonar, ya estamos trabajando para conseguir su IP, ya iremos informando y veremos como se comporta.
Un saludo.
Mi estumado Javier.
ResponderEliminarCon este comentario en tu blog deseo cerrar momentáneamente mi paso por Blogger puesto que dentro de unas horas entro en dique seco.
Por Alá, bendito sea su nombre, que a quien esto dicta y firma se le han humedecido ambos tumefactos periscopios al serle leído tu excelente post y de igual forma los comentarios que lo adornan.
Séase pues así, ya que mi cuerpo y alma tuvieron hace lustros el privilegio y la dicha de morar y convivir en Córdoba durante un tiempo que en verdad al día de hoy, puedo calificar como de esplendor espiritual.
Todavía hoy, en mi ocaso, continúo amando a Córdoba como amé a mi primer amor en la adolescencia. Siempre dije y continúo diciendo que Córdoba es el mejor destino para nacer, para vivir y también para morir.
Un fraternal abrazo para todos vosotros.
José Luís de Valero.
(al dictado y teclado, Mari Carmen L. de Valero)
Interesantísimo artículo, amigo Tellagorri.
ResponderEliminarLa cultura árabe me fascina. Ojo, la C-U-L-T-U-R-A... Hoy ya no existe. Los criadores de camellos tienen palacios y harenes, pero no se preocupan por el pueblo que vive en la miseria.
La leyenda de los Abencerrajes dispara la fantasía y LA CAUTIVA, de Zorrila, refleja la predilección mora por las mujeres cristianas:
Corriendo van por la vega
a las puertas de Granada
hasta cuarenta gomeles
y el capitán que los manda.
Al entrar en la ciudad,
parando su yegua blanca,
le dijo éste a una mujer
que entre sus brazos lloraba:
"Enjuga el llanto, cristiana
no me atormentes así,
que tengo yo, mi sultana,
un nuevo Edén para ti.
Tengo un palacio en Granada,
tengo jardines y flores,
tengo una fuente dorada
con más de cien surtidores,
y en la vega del Genil
tengo parda fortaleza,
que será reina entre mil
cuando encierre tu belleza.
Y sobre toda una orilla
extiendo mi señorío;
ni en Córdoba ni en Sevilla
hay un parque como el mío.
Allí la altiva palmera
y el encendido granado,
junto a la frondosa higuera,
cubren el valle y collado.
Allí el robusto nogal,
allí el nópalo amarillo,
allí el sombrío moral
crecen al pie del castillo.
Y olmos tengo en mi alameda
que hasta el cielo se levantan
y en redes de plata y seda
tengo pájaros que cantan.
Y tú mi sultana eres,
que desiertos mis salones
están, mi harén sin mujeres,
mis oídos sin canciones.
Yo te daré terciopelos
y perfumes orientales;
de Grecia te traeré velos
y de Cachemira chales.
Y te daré blancas plumas
para que adornes tu frente,
más blanca que las espumas
de nuestros mares de Oriente.
Y perlas para el cabello,
y baños para el calor,
y collares para el cuello;
para los labios... ¡amor!"
"¿Qué me valen tus riquezas
-respondióle la cristiana-,
si me quitas a mi padre,
mis amigos y mis damas?
Vuélveme, vuélveme, moro
a mi padre y a mi patria,
que mis torres de León
valen más que tu Granada."
Escuchóla en paz el moro,
y manoseando su barba,
dijo como quien medita,
en la mejilla una lágrima:
"Si tus castillos mejores
que nuestros jardines son,
y son más bellas tus flores,
por ser tuyas, en León,
y tú diste tus amores
a alguno de tus guerreros,
hurí del Edén, no llores;
vete con tus caballeros."
Y dándole su caballo
y la mitad de su guardia,
el capitán de los moros
volvió en silencio la espalda.
Costumbres bárbaras (al fin y al cabo, bárbaro significa 'extranjero'), pero tampoco diferentes de los "cristianos" de la época, con el derecho de pernada. Sin embargo, la cultura reinaba, el conocimiento era superior y nunca se cansaban de seguir estudiando. Su pueblo vivía maravillosamente y, como apuntas, hasta los cristianos se convertían por el indudable beneficio.
Todo esto se ha perdido, por desgracia.
Sobre la locatis, has hecho muy bien borrando, querido amigo. No hace más que ensuciar allí donde va.
¡Muchas gracias!
Un abrazo.
Una aclaración, aunque el poema de Zorrilla se refiera a Granada, es por lo de las cristianas raptadas por los moros. :D
ResponderEliminarDON JOSÉ LUIS DE VALERO, almirante de la Mar Oceana y Mariscal de las Altas Torres.
ResponderEliminarTodos, y yo el primero, deseamos que tu estancia en clínica sea provechosa y vuelvas con los faros encendidos.
Me doy cuenta de que no hay lugar por el que no hayas pasado y que Córdoba te trae buenísimos recuerdos de juventud.
Como tú y yo "semos" unos chavales (creo que tú los Mundos vistes allá por 1942 y quien suscribe en 1938)y estamos conformados mentalmente para aguantar batallas que jamás en siglos atrás se vieron igual de gloriosas (cual parecido decía el bravo Don Miguel), esto de ahora te va a parecer una especie de gota temporal como las que aquejaban a los otrora grandes hommnes.
Aquí quedamos, echando de menos al valiente bloguero que no calla ante los malandrines ni follones, y que la espera sea corta.
Un abrazo
DOÑA LEONA CATALANA y de ARAGON
ResponderEliminarPrecioso poema el de Zorrilla, y aunque el escribidor del blog no gusta de poemas por ser demasiado PROSAICO (de prosa), éste me ha gustado. Especialmente por ese lenguaje que ya no se sabe usar al utilizar el castellano.
Los moros, moros son, pero hubo una época en que imitaron a la Civilización (oséase Bizancio) y llegaron a ser los mejores en todo.
Los cristianos, con sus aficiones a la Caballería Pesada y dedicar sus ocios a escuchar a los frailes, se convirtieron en unos borregos sin el menor sentido de la belleza ni la cultura.
Afortunadamente, la Revolución francesa puso las cosas en su sitio, previo una inyección de inteligencia de los Renacentistas, y algunos pueblos llegaron a ser muy civilizados mientras los moros volvian a donde habían salido : a los camellos y al AK-4.
No te preocupes por la CENCERRA esa que te persigue, que tanto javier Pol como yo y otros estamos acostumbrados a peores ataques.
Un cariñoso saludo
Holaaa, hooolaaaa!!!, que entrada más bonita, amigo Tellagorri!!.
ResponderEliminarGracias por la dedicación.
Pues parece ser que sí y, hay documentos que demuestran que nuestra Córdoba (la Perla de la españa Musulmana), allá por el siglo X, fué la ciudad más grande del Mundo y, como dice nuestra amiga Elena, en ella llegarón a vivir hasta un millón de habitantes, llegando a convivir conjuntamente la cultura árabe, la judía y la cristiana.
Córdoba es ciudad de Arte y Cultura
y aunque su esplendor fué en otra época, las diferentes culturas, razas y religiones que se han paseado por ella, han dejado un rico legado por toda la ciudad que, no solo podemos contemplar sino también degustar, por que Córdoba poseé una gastronomía envidiable.
Y, no es por nada señor Tellagorri, pero se dice que en Córdoba nacen las mujeres más guapas de toda Andalucía!!!. Jejejeeee...
Saludos!!!.
Pues nada, que entro hoy por tercera vez para dos cosas: la primera es que leí el maleducado comentario que ha sido eliminado, y ésta ha sido la mejor propaganda que se le pueda hacer a la Leona, porque no hay nada como prohibir algo despóticamente para que den más ganas de hacerlo.
ResponderEliminarYa me he pasado por el blog en cuestión picada por la "amenaza" y creo que me quedaré.
Y la otra es que acabo de darme cuenta de algo. El otro día recibí por correo electrónico un video que titulaban "con dos cojones", en el cual aparecía un locutor hablando sobre un juicio que se le había hecho a un chaval por gritar "viva la guardia civil". Me llamó mucho la atención porque el locutor tenía más razón que un santo en lo que decía y el título del mensaje era muy, pero que muy acertado.
Hoy he visto aquí a un comentarista cuyo nombre me sonó y fui a mi bandeja de mensajes.
Efectivamente es el mismo José Luís de Valero que aparecía en el video... con un par de cojones. je je.
Mis felicitaciones a José Luis, a quien yo antes no conocía, por hablar sin pelos en la lengua.
Ha sido una gratísima sorpresa encontrarlo en este blog.
Un post muy real e ilustrativo sobre la bella Córdoba del lejano siglo X.
ResponderEliminarDeseo que la elijan como capital europea de la cultura 2016, se lo merece.
Esos "políticos sevillanos ilustres", son muy queridos en Sevilla, incluída la Calvo, la que decía que "el dinero público no es de nadie", a ella hay que agradecerle "las obras de reforma" del Archivo de Indias, je,je.
Qué pena siento por mi querida Sevilla, lo que están haciendo con ella estos socioslistos/as y de toda Andalucía. Abrazos
LOLA
ResponderEliminarGracias por el comentario y por dar el Vº Bueno a mi visión de esa maravilla de ciudad, que no conozco, pero de la que siempre he leído mucho.
Eso de las mujeres más guapas "der mundo mundial", me lo puedes decir a mí que soy guipuzcoano, y no lo pongo en duda, pero si se lo dices a mis vecinos de BILBAO, te dirán que son guapas porque son de BILBAO aunque hayan nacido en Córdoba.
ADELAIDA
ResponderEliminarLa estúpida esa que ameneza a los que entramos en el Blog de la LEONA, no merece ni citarla, porque, al parecer, busca llamar la atención.
Pues, sí, VALERO es un lobo feroz con todo lo que huela a INJUSTICIA, y arremete como valeroso Don Quijote contra los malandrines.
Está, desgraciadamente, con un problema de vista. Le han operado ya varias veces, y creo que ahora se somete a otra operación. Esperemos que vuelva pronto a su Blog.
PASION
ResponderEliminarEs una verdadera lástima que sean los sociatas lo que mangonean a la civilizada y refinada SEVILLA.
Un cariñoso saludo y gracias por dar tu opinión sobre una ciudad de tu tierra.
Cené allí, en Córdoba, una Noche Buena, creo que fué la del 2002, en un restaurante anclado en el barrio judio, quizás el único que quedaba abierto aquella noche, a un paso de la Mezquita. Tuve la sensación de que el tiempo se habia detenido en épocas antiguas. Primero, con la Mezquita, me retraía a la Edad Media de Abderraman del siglo X, incluso antes, a Roma, contemplando sus estatuas junto al Guadiana, al pié de la Mezquita...Y luego, paseando entre las callejas, incluso dentro de aquel restaurante, con un patio cubierto de inequivoca estructura judia, pozo incluido, a la época de los Reyes Católicos...En mis ensoñaciones, mitad eróticas y mitad sentimentales, recuerdo haberle comentado a mi acompañante, hoy mi esposa, todas las sensaciones que el lugar me inspiraba, un autentico barrio judio..."Seguro que aqui venía a cenar D. Luis de Góngora, el gran poeta culterano cordobés, judio para más señas"...En Córdoba, cada época se podía hasta oler. Y el rio, un impresionante Guadiana que llevaron en sus aguas las mas bellas páginas de nuestra historia. Gran post, Tella...
ResponderEliminarCHARNE
ResponderEliminarBonito y culto recordatorio de una visita.
Da gusto leer semejantes comentarios llenos de sabiduría y sentido de la Historia.
Un abrazo
Solo hacer una aclaración. El río que pasa por Córdoba, es el GUADALQUIVIR.
ResponderEliminar"Al Alba
la luz nace del agua.
Guadalquivir la trae
pálida.
Empieza siendo un beso,
un ala,
que acaricia y desvela
el alma
de Córdoba dormida,
de Córdoba callada”.
Buenas noches. Buen descanso.
Gracias Lola, por la rectificación...Desconozco el origen de ese lapsus. Es curioso. Incluso ahora que está aclarado el entuerto, volveria a escribir "Guadiana" de manera inconsciente...Estábamos hospedados en Sevilla muy cerca del puente nuevo sobre el Guadalquivir y subimos hasta Cordoba siguiendo la autovia, que es casi como subir el rio arriba. Tampoco entiendo porque la musica de Albinoni, aun sabiéndolo, a veces se la adjudico a Bach.
ResponderEliminarUn lapsus lo tiene cualquiera y, si es verdad que a veces aún sabiendo que no es así decimos o escribimos algo y no quedamos tan panchos y, leemos y releemos y, no vemos el fallo. Pasa también con las faltas de ortografía.
ResponderEliminarNo paaasssa naaaada, un fallo lo tiene cualquiera!!!!!!.
Saludos!.
Buenas tardes, señor Tellagorri.
ResponderEliminarPrimero darle las gracias por reflejar parte de la historia de mi tierra ¡A la que tanto amo!
Segundo comentarle una bella historia sobre Medina Azahara o Madinat Al-Zahra, el suntuoso palacio que hizo Abderraman III primer califa cordobés, que usted comenta en su entrada.
Cuenta la leyenda que para que su favorita no extrañara las nieves de su Granada natal, hizo sembrar miles de almendros para que en primavera con sus flores parecieran árboles nevados.
Sin duda, y si la leyenda es real es una bella señal de amor.
Comentarle que Córdoba ya alcanzó la brillantez con Abderraman III, se podrá decir que Al- HakemII vivió de las rentas de lo que había construido su padre.
Solamente entabló una guerra en la que brilló, contra el liberto Gálib. El éxito fue tan contundente que ya no volvieron a la armas mientras vivió Al Hakem II.
Luego, sufrió un ataque de hemiplejia del que nunca se recuperó y la mitad de su cuerpo se quedó paralizado.
Por ello se dedicó a su mayor tesoro… Los libros.
Al- HaKem II amaba los libros creando una biblioteca incluso mayor que la de Damasco, teniendo a una mujer como directora de ésta, cosa que en aquellos tiempos era impensable y que fue en contra de todos sus consejeros.
Comentarle también que la madre de Hisham II, Aurora en su nombre cristiano y Suhb en su nombre árabe, era una concubina esclava, de origen vascongado, a quien significativamente Al Harem II dio el nombre masculino de Chafar, por vestirla de hombre para tener relaciones… Ya que el califa Al- Hakem II se inclinaba mucho más a los efebos… Es decir, que le gustaba más los chicos jóvenes que su propia esposa y concubinas.
Suhb o aurora (Como quiera) jamás se casó con Almanzor…. Solo fueron amantes, y en parte podría hasta ser normal ya que su “marido” iba por otros derroteros ¡Usted ya me entiende! Y porque a la muerte de Al-Hakem el niño solo tenía 11 años y ella no podía gobernar por ser mujer. Por lo tanto ambos se utilizaron.
Con quien se casó Almanzor fue con Abda Sánchez (conocida como “la vascona”) hija de Sancho Garcés II con la cual Almanzor tuvo un hijo, Abderramán, apodado "Sanchuelo" por el gran parecido con su abuelo Sancho.
Sancho Garcés viajó a Córdoba para renovar su sumisión y también visitó a su nieto, que al morir Almanzor, gobernó el Califato de Córdoba con tan pésimo resultado que se disolvió entre los reinos de taifas.
Bueno, sin más insistirle, de nuevo, en mi agradecimiento por abrir una ventanita a mi ciudad
JERUSALEM
ResponderEliminarMuchas gracias por el brillante y culturizador comentario sobre lo escrito por mí respecto a Córdoba. En un Post no es posible describir todo, pero sí en los comentarios, tal como lo hace Ud.
Un cordial saludo