Desafortunadamente, no es algo nuevo ver cómo líderes carismáticos y populistas alargan su estancia en el poder en Latinoamérica. Desde el siglo XVIII, los caudillos han gobernado varias zonas de América Latina, mayormente con poco éxito.
Entre los contemporáneos encontramos al dominicano Rafael Trujillo y a la dinastía Somoza en Nicaragua. Y, por supuesto, ninguna lista de caudillos tiránicos estaría completa sin mencionar al líder máximo de Cuba, Fidel Castro, y ahora a su hermano, Raúl.
En el mejor de los casos, a algunos caudillos se les podría reconocer modestas reformas para mejorar la situación económica de sus pueblos al mismo tiempo que estimulaban la modernización.
Pero en general, estos regímenes representan un asalto contra la humanidad, la democracia y las libertades civiles. Unos pocos se han beneficiado a expensas de muchos. La historia es testigo del abuso, corrupción y nepotismo de los caudillos a pesar de haber prometido una mejor vida para todos.
Casi 50 años después del inicio de la revolución cubana, la isla representa un buen ejemplo de las consecuencias de concentrar el poder en unas pocas manos. Cuba, un lugar que goza de una gran belleza natural, va de tropiezo en tropiezo con una economía rota y unos líderes que viven en el pasado.
La isla ha sufrido una serie de "décadas pérdidas" por la falta de crecimiento económico. Mientras tanto, muchos de los problemas que la "revolución" intentaba eliminar siguen adelante de manera imparable: la desigualdad económica, la discriminación y el desempleo. Pero el precio que los cubanos han pagado soportando la represión policial, la censura y un conformismo impuesto a través de los años es incalculable.
La democracia se diferencia de la dictadura y del totalitarismo porque ésta realza los derechos y libertades del individuo frente al Estado. Reconocer el valor de las elecciones libres y justas es solamente una de las muchas características de una democracia.
Y sin embargo, a pesar de los pésimos resultados del autoritarismo, todo indica que el atractivo del populismo y de la redistribución de la riqueza es demasiado intoxicante para muchos hasta el punto de que simplemente no se pueden resistir.
Al final, cada país escoge el camino a tomar.
Hoy por hoy los seguidores del autoritarismo y la negación de las libertades son muchos en Latinoamérica, desde Bolivia a Venezuela, pasando por Ecuador, Nicaragua y Brasil.
Latinoamerica,dificilremedio
Se han entregado a los populismos de izquierdas más rancios y casposos,lo mismo revestidos de ínfulas bolivarianas como Chavez,que de "indigenismo" de poncho como Evo Morales.
ResponderEliminarLatinoamérica,salvo Chile,se han entregado en brazos del marxismo,en una demostración palpable de que la capacidad de discernimiento de los pueblos está bajo mínimos.
Es dificilísimo sacar a la gente del populismo en el que viven, solo tenemos que mirar a Andalucía, donde se manifestaron ciudadanos y sindicatos para reclamar más ayudas populistas, pero en ningún momento para reclamar empleo.
ResponderEliminarSalidos
Encajados entre una oligarquía criolla de origen hispano, que atesora todos los defectos de la Madre Patria, y unos líderes indígenas entre borrachos y drogados, podridos de marxismo y de odio ¿qué pueden hacer los sudamericanos?.
ResponderEliminarHoy mismo hablaba con una paciente argentina, ofendida (con toda justicia) por los comentarios de una compañera de trabajo. Le he dicho que, sinceramente, España es como el Congo, pero con Palacios de Congresos y Ferrán Adriá. Es decir: un pais notablemente incivilizado, pero con un barniz muy superficial de modernidad.
Saludos