Alfonso Merlos es uno de los más importantes especialistas españoles en islamismo y su amenaza sobre occidente.
¿Tienen algo que ver, en cuanto a estructura y organización, el terrorismo etarra y el yihadista o son completamente diferentes?
Nunca han sido completamente diferentes. Tampoco ahora. Hace 20 años Al Qaeda comenzó importando la clásica estructura piramidal y paramilitar de grupos terroristas de matriz etnonacionalista como ETA, el IRA, las Brigadas Rojas o Baader-Meinhof. La organización de Bin Laden, sobre la que ha caído la mayor estrategia de acoso y hostigamiento que ninguna organización criminal ha sufrido en la historia, se vio obligada a redibujarse y adoptar una estructura básicamente reticular tras el 11S. Era cuestión de pura supervivencia.
La ofensiva sin precedentes que Aznar lanzó contra ETA hasta dejarla prácticamente moribunda, y que habría llevado a la liquidación de la banda en menos años de los que creemos, obligó a quienes se esconden bajo el anagrama del hacha y la serpiente a copiar esa forma de organización plana. Es su única vía para perpetuarse en el tiempo. Ésa y la confianza en gobiernos como el de Zapatero.
¿Qué papel juega Europa en el entramado terrorista islamista?
Lo voy a decir claramente. Europa es el frente decisivo en la guerra contra el terror. Aquí está en juego nuestra determinación para combatir sin contemplaciones el Islam militante o por el contrario nuestra cobardía al permitir que esa ideología envenene, contamine y acabe destruyendo los pilares de las sociedades libres. Estamos permitiendo por pura corrección política, por miopía y por una imperdonable ceguera moral que crezca impunemente un germen islamista, también en España, que allanará el camino a quienes están obsesionados con la demolición de las sociedades abiertas y no dudarán para ello en pocos años en emplear armamento de destrucción masiva. Si no enderezamos nuestro comportamiento, las generaciones futuras jamás nos lo perdonarán. Ésa es la verdad.
Algunos especialistas destacan que la islamización europea contribuye de forma eficaz a la captación de muyahidines, ¿hasta qué punto se nutre el terrorismo islamista de miembros captados en Europa?
Al Qaeda considera que a medio plazo, Europa será el granero fundamental del que se nutra el movimiento yihadista global. Los hijos de inmigrantes marroquíes o argelinos radicalizados y asentados en el territorio de España, Francia, Holanda o Bélgica conforman un espantoso grupo de riesgo.
Cada día son más las páginas yihadistas que utilizan como ‘lengua vehicular del terror’ el inglés y el francés. A medio plazo, los acólitos de Bin Laden no hablarán árabe. Ni siquiera lo aprenderán para leer el Corán. No es una prioridad para ellos.
¿Cree usted que la inmigración incontrolada ha beneficiado la llegada de radicales y terroristas a España y Europa?
No es una impresión personal, ni siquiera la consecuencia de un sesudo análisis académico. Es un hecho constatado en informes policiales que terroristas que han perpetrado atentados o han sido detenidos durante su intento tendrían que haber estado entre rejas. Otros tendrían que haber estado en sus países de origen. O se infiltraron en suelo comunitario ilegalmente o han asumido esa condición de ilegalidad con el paso de los años.
¿Se están utilizando algunas mezquitas como centros de reclutamiento de terroristas en Europa?
En España el 10-15% propagan ‘las bondades’ de la yihad como camino de purificación. La mayoría están enclavadas en el arco mediterráneo, en Cataluña. En Europa la lista es larga: Finsbury Park y Baker Street en Londres, Al Quds en Hamburgo, Chatenay-Malabry e Iqra en París, Al Tawfik en Bruselas, Al Dawah en Roubaix, Al Furqan en Eindhoven, As Salaam en Argenteuil, las de la Vía Cuarenta y el Centro Cultural Islámico de Milán. Etcétera, etcétera, etcétera.
El terrorismo islamista está utilizando Internet como altavoz de sus objetivos. ¿Es consciente Occidente del peligro que supone que los terroristas utilicen estas redes? ¿Han tomado los gobiernos algún tipo de medida?
Hay consciencia aunque menos de la necesaria para proponer un combate que lleve a una estrategia de victoria en la Red. Las medidas han sido mínimas e ineficaces. Frente a los campamentos de entrenamiento virtual se plantea un dilema similar al que encaraba Estados Unidos antes del 11S ante la presencia de campamentos de entrenamiento real en Jalalabad, Kandahar o Jartum. ¿Se vigila, se investiga y se detiene a quienes transitan por ellos o se destruyen?
¿Qué le parece a usted lo de la Alianza de Civilizaciones de Zapatero? ¿Una buena iniciativa para acabar con el terrorismo islamista?
Más que buena. Es una iniciativa difícilmente mejorable, por no decir perfecta, para premiar con la cooperación y el diálogo a iluminados, como Ahmadineyah, que sólo entienden el lenguaje del chantaje nuclear, que amenazan cada día con el exterminio de Israel y la liquidación del pueblo judío, y que se obstinan en patrocinar el terrorismo internacional a través de grupos interpuestos como Hizbulá o Hamás.
Del ‘comando Dixan’ a los atentados de Madrid ¿Se ha tomado a broma lo del terrorismo islamista el PSOE?
El PSOE en particular ha frivolizado y ha banalizado la amenaza. La izquierda más radical, política y social, sigue justificando el uso de la violencia islamista contra civiles. Váyase el sempiterno caso de Palestina. Hemos de dejar bien claro que quienes obran de esta manera no son un lastre para acabar con el enemigo. Es algo más inmoral y más grave. Están del lado del enemigo.
Organizaciones islámicas españolas como Junta islámica han apoyado sin reservas a Obama en las pasadas elecciones americanas ¿A qué cree usted que se debe ese apoyo?
A puro sectarismo ideológico y doctrinal; y a pura ignorancia. ¿Sabe la diáspora musulmana asentada en España que Obama defiende la política de a-se-si-na-tos selectivos (‘targeted killings’) contra los líderes de Al Qaeda? Hay principios genéricos y tácticas concretas para imponer la democracia en el Gran Oriente Medio y extirpar la semilla del totalitarismo que no son ni de demócratas ni de republicanos. Esto se entiende más fácilmente si uno admira lo que son y lo que representan los Estados Unidos de América.
¿Qué medidas tendrían que tomar los gobiernos democráticos para acabar con el terrorismo islamista?
Lamentablemente nos encontramos en un estadio anterior. Para aplicar medidas agresivas en el área de la inteligencia, las más eficaces y las de más urgente y necesaria aplicación, tiene que haber una inquebrantable ‘voluntad de combate’ de esta lacra y una convicción en la ‘estrategia de victoria’, por parte de los políticos y de las sociedades civiles europeas.
Ni queremos hacer lo primero porque nos parece excesivo ni nos creemos lo segundo, porque nos parece imposible. Si no cambiamos estamos abocados al fracaso. No hay más.
Dice Adolfo Careaga que los veinticinco años de vigencia de la Ley del Euskera se han caracterizado por el esfuerzo denodado del PNV por imponer el euskera y rechazar el español como lengua normal del pueblo vasco. Son esfuerzos, decía don Miguel de Unamuno, que “no nacen del amor al vascuence, sino del odio al español”. Del principio que don Sabino Arana impuso: “Ya lo sabéis euskaldunes; para amar el euskera tenéis que odiar a España”.
El nacionalismo ha dado por supuesto que para su objetivo final de la creación de un Estado vasco separado de España, es imprescindible que los naturales de esta tierra tengan su propia lengua. Y aunque la realidad demuestre que hay naciones tan arraigadas en el corazón de Europa como Suiza, que no tiene una lengua propia sino tres, tan importantes como el alemán, el francés y el italiano; y por más que escritores vascongados tan ilustres como Baroja o Unamuno hayan tratado de demostrarles que están equivocados, los separatistas se han mantenido contumaces en su idea, en pos de la cual han adoptado medidas muy perjudiciales para la comunidad que gobiernan.
Se prima en los concursos públicos de tal manera el conocimiento del vascuence que la capacidad profesional del opositor queda perfectamente relegada. Y un médico castellanoparlante y con brillante expediente académico, no saca la plaza convocada frente a un mediocre galeno que hable vascuence, por más que no tenga oportunidad de usarlo en el ejercicio de su profesión porque la generalidad de los enfermos le hablarán en español.
Se bloquean de esta manera los cargos de las instituciones vascongadas a favor de los que conozcan el euskera con discriminación absoluta para los que sólo hablen español, que es la lengua real de esta tierra.
Se coacciona a los establecimientos comerciales anunciando que se les va a obligar a poner sus rótulos en vascuence y a tener empleados vascoparlantes. Se adoptan disposiciones legales tan disparatadas como la Ordenanza del Euskera en el Ayuntamiento de Bilbao, cuya introducción señala: “El euskera, como lengua nacional del País Vasco es la lengua del municipio de Bilbao”. Cuando es obvio que en esta villa nadie se expresa en vascuence.
En Guecho, hubo un alcalde nacionalista que lanzó la pintoresca idea de crear un prendedor que habrían de llevar en sus solapas los vascoparlantes, para discriminar a los que no hablaran más que castellano. Es decir, como Hitler, sólo que al revés.
Hitler colocaba la estrella de David a los judíos para denigrar a su raza despreciable; el alcalde Zarraoa el pin vasco a los euskeraparlantes como exaltación de la lengua propia de la más noble y antigua raza de Europa. Lo que ocurre es que esas insignias apenas se han visto en Guecho, o porque son muy pocos los que hablan vascuence o porque olímpicamente las han despreciado.
No es este, por supuesto, el único emblema nacionalista que se ha hecho desaparecer. Antes de la guerra se alardeaba del Lauburu como símbolo máximo de la raza vasca. Después se le dejó en el olvido, cuando la Europa nazi se pobló de la cruz esvástica de Hitler, el gran estandarte de la raza aria, que era prácticamente igual que el lauburu vasco.
Se siguen manteniendo, por otra parte, los tópicos de siempre: que la persecución de Franco es lo que más ha perjudicado al vascuence, como si en el año 36 hubiera muchos más euskoparlantes que los que se daban en 1976.
Que los maestros castellanos castigaban en nuestras escuelas, colocándole un anillo degradante al chiquito al que se oía hablar en euskera. Ahora se citan casos, por el contrario, en los que el “maisu” echa una mochila cargada de piedras sobre la espalda del muchacho que se descuida y, jugando en el recreo, habla en español.
No hay que olvidar, por otra parte, que ya en el siglo XVII las Juntas de Guernica exigían a sus miembros el conocimiento oral y escrito del castellano. Y en el XVIII la Real Sociedad Económica Vascongada de los Amigos del País –hoy tan en auge y que con tanto entusiasmo cultiva la lengua vernácula-, iniciaba el artículo primero de su “Reglamente para los alumnos” de la siguiente manera: “Para ser recibidos por alumnos es preciso estar diestros en leer y escribir, arreglados a la Ortografía de la Real Academia Española”.
Quizá a la vista de estos hechos, don Sabino Arana dejó escrito, con disparatado pesimismo: “El euskera se muere. Es verdad. No lo mata el extraño. Los mismos vascos le están dando la muerte. Ha mucho tiempo que empezaron a negarle el sustento y hasta el aire”.
Eran aquellos tiempos en los que, bajo la influencia de la Ilustración, la Enciclopedia y luego la Revolución francesa, las gentes eruditas trataban de superar las tenebrosidades medievales. Y si se cargaron los enjambres de fueros, privilegios, mayorazguías y franquicias, en busca del principio fundamental de la igualdad de los ciudadanos ante la ley, fueron abandonando también los retrógados dialectos y hablas de las distintas comarcas, a favor de las grandes lenguas nacionales. Así en Francia, con las doctrinas del abbé Grégoire se difuminaron las lenguas lemosinas, además del gascón, el bretón o el vasco. Pero de esta manera fue posible la gran literatura francesa del siglo XIX, esencia de la cultura de Europa.
Y tuvo ese movimiento importante repercusión para los pueblos hispánicos, porque en Bolívar y sus secuaces sudamericanos se dio el acierto cultural de no hacer su independencia sobre el quechua o las lenguas guaraníes o aztecas, sino fundamentándola en el viejo castellano, gracias a lo cual son hoy unos cientos de millones los seres humanos que lo cultivan, aunque, al parecer, los vascongados, que fueron en buena parte sus creadores, traten ahora de erradicarlo.
Las encuestas que sobre esta cuestión se hacen tienen, en general, escaso interés, porque de tal manera se ha politizado el tema que si a un bizcaitarra se le pregunta si habla vascuence contestará indefectiblemente “bai”, aunque sea esta la única palabra que domine en el idioma vernáculo. La encuesta más expresiva es la de los periódicos y libros que los vascongados leemos. El 90 por ciento de lo que los diarios de esta tierra publican está editado en castellano sin duda porque los editores saben que en vascuence no encuentran salida. Y, según la patronal del sector, “de cada cien libros que se venden en Euskadi noventa y cuatro son en castellano.
Estos sí que son datos demoledores y que concuerdan con la realidad sociológica de que es el español la lengua que se sigue hablando en las calles, en los comercios, en los bares o en los medios de comunicación de las ciudades vascongadas. Lo que no es óbice para admitir que en algunas aldeas rurales o marineras sea el vascuence el habla prioritaria.
Y es en estos momentos cuando se produce el famoso informe PISA 2006, sobre la evaluación de la enseñanza en la juventud de distintos países y regiones.
El resultado no ha sido ciertamente favorable para la enseñanza española, en general. Pero es significativo especialmente para el País Vasco.
De las tres ramas en que el estudio se desarrolla –ciencias, matemáticas y lengua-, en las dos primeras por delante de nuestra comunidad autónoma se sitúan otras varias como la Rioja, Castilla, Navarra, Aragón y Cantabria. Pero lo dramático es lo que sucede con lengua, donde los exámenes se han desarrollado en español, por decisión del Gobierno Vasco, para que no se manifieste el fracaso rotundo que se daría si las pruebas hubieran tenido lugar en euskera.
Es decir, que muchachos que están en su inmensa mayoría escolarizados en vascuence desde los tres años de edad, al llegar a los quince tienen que examinarse de lengua en español, porque si lo hicieran en vascuence el desastre sería total.
Para justificar el fracaso se alega que esos jóvenes tienen como lengua materna el castellano, con lo que estarían en inferioridad de condiciones si se les hace expresarse en euskera.
Ya en 1953, en un informe de la UNESCO, que cita José Antonio Villarroel, se decía rotundamente que “la lengua materna constituye el mejor método para enseñar a un niño. Desde el punto de vista psicológico, la lengua materna es el sistema de signos que funciona de forma automática en su cerebro y que le permite expresarse y comprender. Desde el punto de vista educativo, el niño aprende más rápidamente empleando esta lengua que cualquier otra”.
Pues han hecho falta, por lo visto, veinticinco años para que los que dirigen la formación escolar vasca se enteren.
Queda en pie la gran pregunta:¿ Cuánto ha costado al contribuyente toda esta despótica operación de intentar cambiar la lengua real de este pueblo?
La respuesta oficial es que el presupuesto anual del área lingüística del Gobierno Vasco para el desarrollo del vascuence, es de 40 millones de euros. Es decir, más de 6.000 millones de las antiguas pesetas. Si a ello se le añade la inversión de ayuntamientos, diputaciones y de entidades sometidas más o menos al chantaje nacionalista, como bancos, cajas de ahorro, empresas públicas y privadas, probablemente estará por lo menos en la cifra que en los años noventa se manejaba como cierta: 35.000 millones de las antiguas pesetas al año.
Un partido como el PNV, al que apoya el 20 ó 30 por ciento de los votos del electorado, ¿qué derecho tiene, por más que ejerza el poder político, a obligar a la ciudadanía de este país a cambiar su lengua de expresión habitual?. Y así lo hace no por un criterio pedagógico sino exclusivamente por un perjuicio político.
Queda el último y más contundente mazazo en la política típicamente totalitaria del Gobierno Vasco para la imposición del euskera: La creación del currículum de euskaldunización escolar, cuya ley se debe de estar elaborando en estos momentos y que no tiene más fin que eliminar la enseñanza en castellano que se daba hasta ahora en al sección A de la enseñanza oficial.
Quedará marginada la lengua de Cervantes y la línea principal de la escolarización será la del vascuence. Con lo cual perderán los padres derecho de elegir la lengua de enseñanza de sus hijos.
Acaso con ello consiga el nacionalismo vasco mayor éxito que el alcanzado hasta ahora. Porque, si cabe suponer que en estos años mucha gente habrá aprendido, con mayor o menor dificultad, a expresarse en euskera, lo que parece es que su lengua habitual sigue siendo el español.
Y es que, como dice el anterior Consejero de Cultura del Gobierno Vasco, don Joseba Arregui: “Sin libertad se conseguirá que se aprenda el euskera pero difícilmente que se use”.
Ayer mismo leía un post de mi amiga Nora al respecto, Europa efectivamente juega ese papel y no nos estamos dando cuenta que nuestros hijos terminaran pagando las acciones políticamente correctas que tan irresponsablemente cometemos.
ResponderEliminarSaludos, estupendo post.
Para aplicar medidas agresivas en el área de la inteligencia, las más eficaces y las de más urgente y necesaria aplicación, tiene que haber una inquebrantable ‘voluntad de combate’ de esta lacra y una convicción en la ‘estrategia de victoria’, por parte de los políticos y de las sociedades civiles europeas.
ResponderEliminarEso creo que es lo más importante. No sólo de los políticos, sino también de las sociedades europeas. Y las sociedades europeas están formadas por muchos millones de personas, algunas de las cuáles apoyan al terrorismo jihadista o al etarra, bien sea de frente (lo que puede decirse que es hasta honesto) o bien simplemente justificando lo injustificable. Porque lo del "hombre de paz" que dijo Zapatero de De Juana, es algo que también dicen los que apoyan al terrorismo jihadista.
Si Zapatero salió elegido es porque lo políticamente correcto mola (hablando en cheli). Y denunciar que no es sólo los políticos, sino la sociedad la que está enferma, es algo que NO sale gratis porque ejercer de Pepito Grillo no está bien visto. Porque supone que cada persona tiene que ponerse las pilas y eso ya no es criticar a Zapatero, que queda lejos. Es criticar la conducta de cada uno, incluyéndome yo. Que aquí el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Me encantó esta entrevista por eso: porque si algo ha perdido Europa (y los europeos) es el título del primer libro de Oriana Fallaci: la rabia y el orgullo.
PS: Gracias, CZP por considerarme tu amiga. Es un honor leer eso.
Amigos NORA y JULIO, creo que todos los no adoctrinados en ideologias estamos siempre de acuerdo en los temas de sentido común.
ResponderEliminarY es porque las ideologias utopistas (socialismo, nacionalismo, islamismo, monoteismos diversos en grado de adicción, etc)impiden siempre ver lo que es SOCIALMENTE bueno para el individuo.
En nombre de la Cruz, de la Media Luna, del Lauburu nazi y vasco, de la bandera aragonesa apropiada por los catalufos y del falsificado concepto de Libertades de una criminal Segunda Républica, se han cometido y se cometen las más increibles fechorías y además obligan a respetarlas como muy dignas.
Siempre he dicho que los ingleses mantuvieron su inmenso imperio (Africa, India, América) gracias a que, como eran mercantilistas sus lideres, respetaron siempre las creencias y costumbres de los lugares dominados por ellos.
Saludos a los dos
Tellagorri