La capacidad y la catadura política de ZP ha sido objeto de las más diversas discusiones en los últimos años. Para unos, es tonto hasta decir basta y malo por añadidura; para otros, resulta un prodigio de perversión unida a la astucia y, por supuesto, no faltan los que lo consideran un iluminado de buena fe e incluso -en un ejemplo de despiste fenomenal- un "gran político".
Tengo para mí desde hace mucho tiempo que ZP no pasa de ser un cacique de pueblo.
Me explico. ZP es un hombre de miras estrechas y chatas nacidas, en buena medida, de la ignorancia y, en no escasa parte, de su ansia insaciable de mandar.
Se comporta pues como lo han hecho toda la vida los caciques. Que alguien no le cae bien, pues se las arregla para que abran la zanja de la luz delante de su comercio y no pueda entrar nadie a comprar. Que le es próximo y sumiso, pues utiliza los bienes públicos como si fueran suyos y le recompensa con una subvención, un mural o una prebenda de cualquier tipo.
Esa visión caciquil explica su éxito entre una parte considerable de la población española que es intelectualmente paleta y, sobre todo, desentraña la clave de su éxito en Cataluña que, junto con las Vascongadas, es la parte de España que más se ha paletizado en las últimas décadas.
Naturalmente, el cacique tiene que salir de vez en cuando de su área de dominio y, por regla general, ahí es donde hace el ridículo que es la manifestación habitual de conducta zapateril en el extranjero. Más despistado que Paco Martínez Soria en "El turismo es un gran invento", ZP se pasa por el ministerio de su amigo Sarkozy a ver si le pueden hacer un favor que, por supuesto, pagará con los dineros de sus administrados.
Pero hete aquí que en un momento determinado ha tenido que ir a Washington, la capital de ese imperio siniestro que lleva combatiendo con tesón -y positiva repercusión electoral- desde hace años. Y, una vez más, ZP se ha comportado como el artero cacique que es.
Para consumo interno, para los catetos que lo siguen, se filtró hábilmente a los medios que defendería las sandeces que lleva diciendo hace años sobre el neo-liberalismo, los neo-cons, Reagan, Thatcher, Aznar y, si me apuran, el cardenal Rouco. Da igual que ZP no sepa lo que es el neo-liberalismo o que ignore que los neo-cons no tienen relación con la economía.
Se aferra como buen cacique a la idea de que los de Villabotijos de Arriba tienen la culpa de que no haya tendido eléctrico en el pueblo a pesar de que quien se ha cargado a hachazos los postes de la luz es ZP. Pero, una vez en Washington, ZP se ha percatado de que no se puede permitir convertirse en el hazmerreír por enésima vez y ha apoyado tesis liberales como el peligro del proteccionismo o la necesidad de transparencia. Es verdad que esas dos circunstancias no rigen en su cortijo, pero fuera, de cara a los otros, las ha defendido. Y todos tan contentos.
Entre los catetos, ZP ha mantenido su imagen de progre, y ¿los otros? bueno, ni lo han escuchado. Pero ¿a él que más le da si, a fin de cuentas, sigue siendo el cacique?
Los asesores de Zapatero sabían muy bien lo que hacían porque el líder español necesitaba la humareda del G-20 para enmascarar su desastrosa actuación nacional en la crisis económica. Mientras Rajoy disfruta placentero del poder de la oposición, arrellanado en su poltrona genovita, aromándose con el incienso que en su loor queman Soraya y Dolores, el think tank zapateresco trabaja a marchas forzadas para mantener a su líder en el machito.
El Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, aprovechando que llega el invierno; ha subido un 9,6 % el gas a los consumidores. En el año la subida es de un 19,6 %. Pero eso sí, son el partido de los trabajadores.
Perderán su trabajo, les quitarán sus casas, pasarán frío y hambre pero les seguirán votando.¡Pues que sigan.
No sé si algunos académicos han reparado en el hecho de que ningún país de la UE incurre en el disparate lingüístico de España que consiste en la eliminación del español en Cataluña, Baleares, Galicia y Vascongadas. Tome nota el Director de la Academia.
No sé si se han enterado en la Academia de que en el mundo sólo en las Islas Feroe hay un cerco y un desprecio de la lengua oficial y común parecido el que existe en Cataluña y en los otros lugares españoles dichos. Pero las Islas Feroe están muy lejos de la metrópoli y son sólo 48.000 ciudadanos los que habitan allí y no sangran al Estado como hacen en España los catalanes y los otros comilitones contra el español.
Los nacionalistas (Galeuscat), Galicia, Euskadi y Cataluña, (y ahora Baleares) han impuesto (trágala) el catalán, el vasco y el gallego reiterando mentiras y chantajes.
Tellagorri
Yo pienso que su éxito va unido en proporcionalidad a la incultura, la total falta de implicación como ciudadanos y evidentemente a la irresponsabilidad de más de 11 millones de españoles.
ResponderEliminarSaludos
Completamente de acuerdo, Julio, creo que aciertas en las causas totalmente.
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