14 noviembre 2008

MARATON y SALAMINA


LUCHA ENTRE LIBERTAD y ESCLAVITUD.


La actual civilización occidental o cultura greco-romana ha estado a punto de ser borrada para siempre jamás en cuatro ocasiones a lo largo de los últimos 2.500 años,y evitada en cuatro acciones memorables (digno de memoria o de no ser olvidadas).
La última fue en 1944 cuando los aliados derrotaron a los nazis en Normandia y evitaron la cración a nivel mundial de un orden vertical de señores y esclavos. Sin intermedios.

La anterior ocasión lo fue en Lepanto cuando Felipe II evitó que toda Europa fuera actualmente dominio musulmán islámico, y posiblemente América también.El imperio turco ocupaba toda Asía, gran parte de Rusia y la Europa oriental hasta las puertas de Viena. Con Lepanto se evitó la otomanización de todo el continente.

La segunda vez lo fue cuando en el año 451 d.c. el general Flavio Aecio derrotó en los Campos Catalaúnicos (cerca de Orleans) a los 500.000 guerreros siberianos de Atila.Los romanos prepararon un formidable ejército con los gentes aportados por visigodos, alanos, burgundios y francos además de los propios soldados imperiales.
El choque entre las dos masas guerreras se produjo a 20 kms. de la ciudad francesa de Troyes.

En pocas horas, las tropas del orgulloso Atila fueron superadas, sobre todo gracias a la destreza que los visigodos demostraron en momentos puntuales.

La victoria fue aplastante para Roma, y el propio Atila llegó a ordenar se levantara una pira funeraria para quemarse antes de ser cogido prisionero. Sobre el campo de batalla yacían 160.000 hombres de ambos bandos.

Y la primera y la más gloriosa de todas lo fue en Maraton en el año 480 a.c. en que diez mil ciudadanos atenienses (de 16, 40 y 60 años de edad), convertidos en soldados hoplitas de la noche a la mañana, al mando de Milciades y Themistocles derrotaron a un inmenso ejército persa del rey Dario de más de 40.000 guerreros (y a las órdenes del general Datis, que invadieron las playas de Grecia con 600 naves y pretendieron borrar del mapa a la civilización griega.)

Lo que más se conoce de esta batalla, por parte de la gente, es que tras la victoria ateniense, el mensajero Fidipides recorrió a la carrera los 42 kilómetros que separaban la planicie de Maraton con la ciudad de Atenas, para comunicar a sus habitantes la salvación de su civilización y su fin al terror a ser esclavos del Imperio Persa.

El Imperio Persa o Iraní (persas, medos, sacas) abarcaba desde Afganistan y la India hasta Egipto, Babilonia y todo el próximo Oriente actual, con capital en Susa.

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Los atenienses elegian cada año a los diez generales que iban a dirigir a su ejército de ciudadanos normales transformados en soldados para cada ocasión, denominados HOPLITAS. Al frente de los generales designaban a un "Polemarca" o General en Jefe y por un año también, en tanto que todos ellos representaban a las diez tribus que formaban la ciudadanía ateniense.

Entre Atenas y Esparta no sólo había una distancia de 250 kms., sino que los primeros eran todos iguales y en Esparta gobernaba una Monarquia que se designaba por elección y por turnos. En esa época el rey espartaco era Leónidas.
La ciudad de Atenas, a diferencia de las restantes griegas, no disponía de murallas salvo para proteger la Acrópolis.

El tipo de soldado ateniense u hoplita era de infantería pesada para la lucha cuerpo a cuerpo, con un escudo de madera de roble, reforzado con una placa de cobre, una coraza de cuero hervido y con placas de metal del tamaño de media mano cosidas en la zona abdominal, y una lanza de madera de tejo de dos y medio metros de largura, del grosor de un pulgar, con un regatón de bronce terminado en punta. Se cubria con un yelmo dejando parte de la cara al descubierto y provisto de carrilleras para defender las mandíbulas.
La formación era de 8 en fondo, con un espacio de un metro para cada uno.

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El estilo de lucha de los persas se caracterizaba por la estrategia de esperar acercarse al enemigo para cubrirle con una tormenta de flechas, con una cedencia de varios disparos cada pocos segundos, y una gran cobertura de Caballería para destrozar a los soldados enemigos no abatidos por los dardos.

Según Herodoto, los atenienses, ante el ejército persa asentado en la llanura de Maraton en una proporción de cuatro contra uno, iniciaron el ataque obligando a los de Dario a avanzar. Sin Caballería ni arqueros, parecían una horda de suicidas y sin embargo fueron capaces de rodear (según táctica de Temistocles) a sus enemigos.

El plan de los generales atenienses, comandados por Milciades, era que, dado que los persas tenian su punto más debil en el centro, atacar por allí rompiendo la formación frontal persa, para luego abrirse y tratar de rodearlos por los flancos.
La clave estaba en poder avanzar y llegar todos juntos, con los escudos trabados, hasta el enemigo, que los aguardaba a mil quinientos metros de distancia.

Los atenienses marcharon marcando el paso y cantando un monótono grito de guerra = e-le-leu, e-le-leu.......mientras las trompetas y flautas detrás sonaban con todo su estridor.
Los persas se hallaban quietos con sus enormes escudos, y Milciades dió orden de CARGA a doscientos metros del enemigo.
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Los 10.000 hoplitas salieron a la carrera bajo una lluvia de flechas de hierro y bronce que caía sobre ellos, colocándo los escudos sobre la cabeza, y cuando se hallaron a escasos metros del enemigo bajaron los escudos y pusieron las lanzas de dos y medio metros de largura en posición horizontal, reventando las barrigas de los caballos persas.
Cuando, tras el choque, caían los de la primera fila de los hoplitas, eran sustituídos por los de la segunda y así sucesivamente.
Fue una matanza a degüello de orgullosos persas los cuales se giraron y salieron corriendo en busca de sus barcos, varados en las playas, hasta donde los persiguieron los hoplitas.

En Maraton cayeron 6.500 persas y 192 atenienses.

Poco después falleció Dario y le sucedió su hijo Jerjes I, quien estaba obsesionado con borrar del mapa a los atenienses y vengarse de Maraton.
Organizó una gran flota de más de 1.200 barcos y 300.000 soldados para invadir el Atica. Además sus ingenieros excavaron la península del monte Atos para atravesarla con su inmensa flota y evitar las tormentas de la costa. Abrieron un canal de más de dos kilómetros de largo y 30 metros de ancho por el que podían pasar tres trirremes a la vez.
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Ante el peligro de la invasión bárbara, en el año 490 a.c., Temistocles logró crear la Alianza Helénica con las restantes ciudades griegas, salvo Macedonia que se opuso y Mileto y Eretria que ya estaban bajo la bota persa.

Después de la legendaris batalla de la Termópilas, en la que los espartanos al mando de Leónidas cayeron derrotados y muertos todos los combatientes, la flota griega se dirigió a la isla de Salamina.

Los persas destruyeron Atenas y sus habitantes se refugiaron también en Salamina.
El general en jefe persa, Margonio, decidió acabar de una vez por todas con los griegos, y con su flota de más de 1.200 barcos y 300.000 soldados se dirigió a la búsqueda de la flota griega, comandada por Temístocles y Arístides,y que constaba de 350 barcos y 85.000 hoplitas.

Gran parte de las trirremes persas fueron hundidas o capturadas. Era la victoria de los ciudadanos libres que se autogobernaban frente al sometimiento al poder de un autócrata. La diferencia entre ser libres o esclavos.

Por Javier Tellagorri

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1 comentario:

  1. Toda una lección de historia Jesús, además es muy interesante el recordar cómo hemos estado muchas veces bajo el yugo y gracias a algunos valientes hemos salido de esas situaciones.
    Muy interesante el post de hoy.
    Saludos

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