27 octubre 2008

PATÉTICO el marginado internacional

Del "que inventen ellos" pasamos al "si ellos tienen UNO, nosotros tenemos dos"... y así hasta el día presente, en el que acogidos a sagrado en la desvencijada catedral europea, seguimos convencidos de que las cosas del mundo son demasiado importantes como para que los españoles nos metamos en ellas. Eso es lo que, más o menos, piensa la gente común y la práctica totalidad de nuestros políticos, convalecientes de un eterno complejo de inferioridad que se los come por dentro según saltan el Atlántico o los Pirineos.

Falta de espíritu, esa es la principal causa de la poca influencia que España ejerce en el mundo desde, por lo menos, las guerras napoleónicas. Influencia política, se entiende. Las otras influencias, como la cultural o la económica, van sus propios derroteros y viven al margen de lo que los españoles y sus dirigentes decidan. Así, por ejemplo, el español es una de las principales lenguas del mundo y nuestra economía es la quinta de Europa situándose sin demasiado esfuerzo en el Top 10 mundial.

Francia no anda demasiado lejos en esas dos magnitudes pero es, en cambio, un gigante diplomático que enreda todo lo que puede en los foros internacionales, y en los que no lo son. Está algo más poblada que España (18 millones de habitantes más), es ligeramente más rica (3.000 dólares per cápita más), pero, como compensación, el francés está menos extendido y es mucho menos útil que el español. Su vocación, sin embargo, ha sido siempre mundial y, aunque ya no lo sea, los franceses siguen considerando París como el epicentro de la vida civilizada.

La política francesa juega a ser un actor fundamental e imprescindible en el acontecer global, la española a sobrevivir sin hacer mucho ruido y sin que les recuerden lo que son. Los franceses cuidan los pilares de su prestigio mundial como el ejército o la diplomacia, mientras los españoles relegan a uno a ejercer de hermanita de la caridad y al otro a entenderse con bandidos tercermundistas. El resultado está a la vista. Unos se pasan en día en los noticieros de medio mundo, los otros sólo salen por la tele para anunciar compungidos que un avión se ha estrellado en Barajas o que unos desalmados han reventado cuatro trenes de cercanías en Madrid.

No es de extrañar, por lo tanto, que nadie se acuerde de España cuando las cosas se ponen feas y toca tomar decisiones que afectan a todo el mundo. Así lo hemos querido y, en el fondo y aunque nos quejemos, así lo seguimos queriendo. Nada perdemos, a lo más el llamado "prestigio internacional", ese que los políticos se cobran en metálico y al contado. Que se lo queden otros.

Photobucket Dice Fernando Díaz Villanueva :
¿Pudo algún mandatario europeo evitar reírse del presidente español en las actuales circunstancias? ¡Imposible! Las carcajadas debieron ser sonoras cuando recordaban aquello de que hablar de crisis era –en mayo de este año– "antipatriótico, inaceptable y demagógico". El mismo Zapatero que afirmaba hace semanas que los españoles estábamos en el mejor barco para sortear la crisis provocada por Bush acude ahora a París tras aprobar deprisa y corriendo un plan "no necesario" (¡sic!) para comprar activos de la banca por 50.000 millones de euros.

Toda la prensa económica y generalista europea y norteamericana refleja las insistentes gestiones del gobierno socialista por estar presente en la cumbre anticrisis del 15 de noviembre. La imagen que se proyecta con esta patética ofensiva diplomática de Zapatero, es que si España consigue asistir, será por pesada. Si se queda fuera, el ridículo será completo.




El Herald Tribune (Estados Unidos) dice que España está “presionando a los actuales y futuros líderes estadounidenses y argumentando que su economía merece que Madrid tenga un lugar en ese foro” y comenta que Zapatero está dispuesto a cambiar su agenda, visitando China, “para conseguir una invitación que le lleve a la cumbre de Washington”.

Berliner Zeitung (Alemania), “El Gobierno español activó ayer todas las palancas diplomáticas para poder participar en la cumbre financiera internacional que se celebrará en Washington el mes que viene. España no está invitada, y el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero lo considera un error que debe ser solventado lo antes posible”.

La Tribune (Francia) “La diplomacia española está en pie de guerra desde que el país, que no forma parte del G-20 ha sido excluido de la cumbre del 15 de noviembre. José Luis Rodríguez Zapatero, que cuenta con los apoyos de Gordon Brown, José Manuel Barroso y Nicolas Sarkozy, negocia actualmente ‘con todo el mundo y a todos los niveles’ para obtener la presencia de la ‘octava potencia económica mundial’ en esta cumbre” Nótese el regodeo de los franceses con lo de la octava potencia económica.

Corriere della Sera (Italia) “En la casilla de los contrastes abiertos encontramos a España. Una España enfadada por la exclusión, lo que evidencia acaso una cierta debilidad política de Zapatero, dado que anteriormente Madrid no se había quejado nunca de no estar en el G-8. Pero es que –explica Sarkozy – la elección del formato le correspondía a Bush. Y Bush ha optado por el G-20: un grupo creado en el 99 para responder a la crisis de los mercados asiáticos, que reúne a los miembros del G-8 y a un buen número de países emergentes y que hasta hoy se ha reunido solamente a escala ministerial”. “Desgraciadamente, España se queda fuera de los dos billetes de entrada”.

Diário de Notícias (Portugal) “El Presidente del Gobierno español no fue invitado para ir a la Casa Blanca el día 14 de noviembre para discutir la reforma del sistema financiero internacional. Pero para que España todavía pueda participar en el encuentro Madrid anunció ‘estar trabajando en todas las direcciones con todo el mundo’. ¿Todo? Todos menos el anfitrión, George W. Bush. Zapatero habrá dado indicaciones para sus diplomáticos contacten, en alternativa, las campañas de Obama y Macain. ¿Falta de cortesía o pragmatismo?

NRC Handelsblad (Holanda) “España quiere formar parte de la conferencia económica mundial que se prevé para finales de noviembre en Nueva York. El presidente del Gobierno español, Zapatero, mantuvo al efecto ayer contacto telefónico con el presidente francés Sarkozy.

Y es que hasta en China ha llamado la atención la pataleta de la diplomacia zapateril, su principal agencia de noticias Xinhua dice que “el cuerpo diplomático español en Estados Unidos busca apoyo en ese país con el objetivo de conseguir la participación de España en la cumbre que las principales economías del mundo celebrarán los días 14 y 15 de noviembre en Washington para abordar el tema de la crisis financiera.

A Zapatero se le veía venir porque tiene ideologizado hasta el culo y no lo levanta ante la bandera barraestrellada que amparó tanta sangre para las libertades en Europa y el Pacífico, además de otros desmanes. A todos los presidentes les fascina la política internacional y la dirigen personalmente, como Napoleón su artillería. Menos a ZP, a quien sólo interesa si repercute en la política nacional. Tiene alma de aislacionista, no le gusta viajar, quiere dormir en Moncloa y ha suspendido encuentros exteriores por cansancio.

El declive americano puede ser cierto, pero será lento como una glaciación y para cuando se pueda tratar sin maneras al inquilino de la Casa Blanca, este socialismo -que ha hecho bueno a Felipe González- y el propio ZP estarán más caducados que la geometría no euclidiana. Del error analfabeto de que el PSCE es equivalente al Partido Demócrata sacará a estos tuercebotas el vicepresidente de Obama, Biden, que olvida nuestro papelón en Irak menos que MacCain y Bush juntos.

Mejor colocar un biombo a la ridícula figura que averguenza a los pocos españoles que aún se molestan en enterarse de lo que hacen sus "señoritos" gubernamentales.

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^Por Tellagorri

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3 comentarios:

  1. Has dado en el clavo en el análisis que haces en tu post, y es que los españoles carecemos de lo que abunda en nuestros competidores.
    Saludos
    P.D: Felicidades por el premio, sin duda te lo mereces.

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  2. España, suspenso en diplomacia

    Ofensa a la bandera estadounidense en un desfile en Madrid, retirada inmediata de las tropas españolas de Irak, proponerse para encabezar a los países que retiren sus tropas de Irak, promover una alianza de civilizaciones de espaldas a…, apoyar los regímenes totalitarios de Cuba, Venezuela, Bolivia…, por si fuera poco, hace sólo unos días Zapatero culpaba de forma explícita a EE.UU. de la crisis que sufrimos.

    Después de todos estos agravios Rodríguez Zapatero se ve obligado a mendigar ante un atribulado Sarkozy un puesto de invitado a una cumbre, la del G-20, y de la G-8 en las que, no sólo no formamos parte, sino que precisamente el Gobierno estadounidense ejerce de líder y anfitrión. También se ha mendigado ante Brasil y finalmente ante China.

    Pienso que España merece, por meritos propios, estar entre los países líderes pero tenemos lo que, por culpa de su Presidente, nuestro Gobierno merece. Parece mentira, pero Zapatero sigue sin aprender la lección. No se puede ir ofendiendo a quienes, le guste o no, son la indiscutible primera potencia mundial y encima esperar situarse al lado de los más grandes del panorama internacional. Haciendo alarde de antiamericanismo queda muy bien ante una buena parte del electorado y determinados ámbitos mediáticos, pero al final esa irresponsable actitud acaba pasando factura.

    Factura que pagamos los españoles, nuestra diplomacia no cuenta en América y ni siquiera en Europa, a pesar de los alardes de Rodríguez Zapatero y de que algunos ministros, entre ellos Sebastián, hagan de voceros y se sientan orgullosos.

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  3. Por cierto, Javier, estuve leyendo el Informe del Fondo Económico Mundial 2008-09 (le dí entrada) y España no aparece entre los 20 países más competitivos, sino de 29. Y en el Informe 2008 sobre Libertad Religiosa en el Mundo, se reseña que la libertad religiosa en España está amenazada. ¿Qué tal?
    Un abrazo

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