Hay tacaños ricos y tacaños pobres. La "tacañería" no es patrimonio de la aristocracia. Es lo normal en todas las clases sociales, es una "enfermedad" psicológica que se vuelve psicosomática y a sus "enfermos" se les cierra el puño. El tacaño "tacañiza" todo lo que toca : el dinero, la amistad, el tiempo..........
Vivir es dar y el que no da vive menos.
La palabra más odiada para un tacaño es GASTAR, que para él siempre será derrochar.
La largitas o generosidad, es la razón de ser de la aristocracia, y sin embargo es la palabrita más temida de la aristocracia actual.
Un Guevara recordaba que " el oficio del caballero es dar, porque el día que el caballero comienza a atesorar hacienda, aquel día pone en pregones su fama. Dar es señorío; recibir es servidumbre".
Muchos hombres eran, desde siempre, tomados por nobles porque eran ricos. Sin el gasto visible y señorial debido a su rango no había modo de buscar el poder, el mandar sobre otros.
En las sociedades igualitarias de hoy ya no hay estamentos con distintas funciones y privilegios (salvo la casta de los políticos profesionales) como lo había en la España de 1800 :nobleza, clero y pueblo.
Hoy la poderosa clase burguesa ha barrido a las demás, y la inmensa mayoría de los occidentales se educa en colegios parecidos, ve la misma televisión, puede acceder a cualquier tipo de actividad, tiene una vida similar y quiere que todos sean iguales. Sin embargo, hoy como ayer (dejando aparte a la casta de políticos profesionales), existen unos seres más capacitados, más talentosos, más creativos, más esforzados y más exitosos. Son los "distintos".
Siempre han existido y existirán los "distintos". Atreverse a ser distinto en cada campo del saber o del hacer es la condición primera, básica y esencial del prototipo de élite.
El que es igual a todos, y desconocido, ni destacará ni creará ni hará que la sociedad progrese. El elitismo es el mayor regalo que se puede hacer a una comunidad para que gracias a él haya evolución, haya cambio. Los grandes señores de la política, de la economía, de la ciencia, de la literatura, de la guerra, de los distintos mundos, son los que irradian la luz para que las masas vivan. Y un sol o élite no puede ser pobre.
Y ello ¿porqué?
Porque es la muerte del elitismo, la mediocridad. Precisamente por eso, a lo largo de la Historia cuando los nobles ( o élites de los otros siglos) se empobrecian, al poco tiempo se extinguian.
Todo rico es inicialmente un "nuevo rico", como decía Claudio el emperador :"Todas las cosas que ahora se consideran muy antiguas fueron nuevas".
Y aquí entramos en el campo dificil de la valoración de la riqueza.
Para la cultura griega y para la cultura actual de la libertad, esta vida es la única real, por lo que vivir es afirmar la pluralidad y sus riquezas. La riqueza de cualquier tipo es una virtud, un bien.
Para el cristianismo y otras ideologías, los negadores de la vida, la apología hay que hacerla de la pobreza.
Pero son unos hipócritas porque el mundo está lleno de cristianos riquísimos que van a las misas de su multimillonaria Iglesia para que sus autoridades eclesiásticas les insulten sistematicamente con aquello del camello y el ojo de la aguja, asegurándoles que no irán al paraiso. Lo mismo pasa con los socialistas y comunistas que lo más suave que dirán de los ricos es que "hay que colgarlos", que son "viles sanguijuelas que chupan la sangre de los obreros".
Como la realidad es que el mundo está lleno de ricos cristianos, socialistas y comunistas, nos surge la pregunta : ¿Cómo se han forjado las riquezas de los nuevos ricos, magnates, reyes y cardenales? Y entonces viene lo que no sucedía antaño : la ocultación y simulación de las riquezas por los ricos.
Antaño no sólo no lo hacían porque en la ostentación de ellas estaba su poder, el de los ricos, sino que lo buscaban porque era el valor necesario para mandar a las masas.
¿Cuántos respetables señores que pululan por ahí han sido respetabilísimos delincuentes?
Un caso fascinante es el de Mahoma. En muchas biografías serias sobre él se narran hechos verificados : su propensión imparable al robo, al crimen y a la fornicación. Se apodera de innumerables mujeres ajenas (incluída Aiha, una niña de nueve años cuando él tiene cincuentta y tres). Además de saquear a todo el que puede, el angelito asesina a miles de enemigos y amigos. Resultado : Alá le inspira el Corán a través de San Gabriel y es ahora el santo varón más elitista para mil quinientos millones de personas.
Por eso decía más arriba que para ser élite se precisa de riqueza o no se puede ser pobre. Desde las crónicas medievales hasta las revistas del corazón ( o de los genitales) lo que admira el gentío son los bienes de los grandes magnates o de los prebostes que dominan a las masas. Una duquesa de Alba pobre sería una perfecta desconocida.
Antes se medía ésta, la riqueza, por la cantidad de séquito que acompañaba al poderoso rico. El Conde Duque de Olivares llevaba doscientos, el de Osuna trecientos, el de Medinaceli hasta setecientos. Todos debidamente vestidos y adornados. Hoy cualquier empresario o magnate que se precie compite para ver quién trae más guardaespaldas uniformados y cableados.
Hasta el siglo XVI la cultura estaba en manos de los clérigos y los letrados. A partir de la reforma luterana la cultura implica también la educación y quien controle la cultura, la educación y la propaganda tiene más posibilidades de imponerse a todos los demás.
Por Tellagorri
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