06 enero 2007

INSTANTANEA

Si prestamos atención a las opiniones de los medios tradicionales de comunicación o a otros de moderna factura -como el presente- encontramos que el común denominador, en cualquiera de los casos, responde a un patrón: confusa ideología.

Nadie es lo que dice ser ni obra como sentencia.

Tengo incluso para mí que el fenómeno va aún más lejos, que no se circunscribe únicamente a la metamorfosis expresiva sino que, además, éste es consecuencia de un batiburrillo ideológico de escasa cohesión cuyo mayor exponente son las divagaciones indefinidas o notorios ocultamientos de posiciones ideológicas, incluso en ámbitos de discusión restringidos.

Así que nos encontramos ante:
- Conservadores que se dicen liberales.
- Socialistas extremistas que se dicen socialdemócratas.
- Utilitaristas auto- autoerigidos en pacificadores.

- Un estamento político parasitario que perfectamente puede ser representado por el portavoz gubernamental, ese Demóstenes gallego de amplios y elevados “concetos”, y, manejando la batuta, los politicastros separatistas y toda su patulea de caganets.

Es desquiciante que el gobierno de cabida a quienes basan sus primeras aspiraciones en el desmembramiento de España, en la destrucción de la nación.

Cuando el núcleo gobernante se apoya en quienes desean destruir la nación, cualquier tipo de aberración o abuso es concebible y así hemos visto aparecer nuevas aspiraciones separatistas, infumables estatutos que dan cobertura legal a la persecución de cualquier signo delator de españolidad; a la puesta en práctica de nuevos instrumentos que atacan directamente las libertades y derechos particulares y colectivos.

LA HORMA DE SU ZAPATO

En torno a esta grey zafia y vocinglera, se despliega la amplia escollera de medios de comunicación conformados a la medida de la sociedad que consume sus productos y que, en numerosas ocasiones, demuestran cuan viles pueden llegar quien en ellos profesan.
Medios que nos venden la estampita de un Ternera desplazado por una supuesta facción “dura”.

Y es que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Desde que se anunció a bombo y platillo la “tregua” se han producido casi centenar y medio de actos violentos (autobuses, cajeros, edificios e, incluso el intento de quemar a una persona viva), además de la demostración evidente de un frenético aprovisionamiento y rearme que casan mal con la vulgar definición de tregua.

Zutabes y etasunos manifestando a coro que la lucha armada todavía es necesaria, informes de inteligencia y policiales (de ambos lados de la frontera) han venido señalando justamente esa situación, que de por sí y sin más aderezamientos era harto evidente.

Así que ¿a quién ha cogido por sorpresa la última brutalidad asesina etarra?

Pero para la volátil memoria de la sociedad española contemporánea están demasiado alejadas la movilización general batasuna del pasado 20 de diciembre, los carteles de las pistolas, el edificio en llamas de Barañain, los zulos o los autobuses y cajeros incendiados.
La voz de su amo mantiene que nos han engañado, incluyendo en el lote a Batasuna.

¿Nos? En absoluto.

Ahora comienza justamente un largo proceso de confusión y desinformación en el que engaña aún más, en el que se retuerce y desdibuja la realidad todavía más. Sus principales actores serán el Gobierno y los medios de comunicación afines (que son casi todos).

Tomen nota y recuerden:

El CNI intervino el teléfono de Ternera, de manera que tras la reunión que mantuvo en Ankara con Eguiguren, se supo que el blando y desplazado Ternera había convencido al Txus de la continuidad del alto el fuego y del “proceso” pero, finalizado el intercambio de impresiones, Ternera llama a otro conmilitón y le pasa novedades: “estos imbéciles han tragado el anzuelo”.

Pero ni toman nota ni recuerdan, el espía dimite y ni tan siquiera veinticuatro horas después salta por los aires la terminal cuatro de Barajas.

No hay peor ciego que el que no quiere ver. Ni peores medios de información que aquéllos que cuentan mentiras.

DEMAGOGOS.

A cualquier sociedad pueden resultarle funestas muchas cosas, pero sin duda los peores productos serán aquéllos generados y manipulados por los demagogos. Además, cuando coinciden en el mismo punto e intereses demagogos y trust de información, la sociedad queda inerme ante las manipulaciones y maquinaciones.

Demagogia y maquinación es que se diga que la larga lista de atentados en el año previo a la “tregua” no son atentados, sino medidas de presión; que las bandas urbanas organizadas son jóvenes traviesos; que sanguinarios terroristas resulten ser hombres de paz; que el robo y aprovisionamiento de armas quizás sean actividades mercantiles y que los asesinatos pasados y futuros no sean otra cosa que meros accidentes.

Incluso tras la voladura de la terminal de Barajas este lenguaje romo y bastardo sigue diciendo que el Gobierno debe dar más oportunidades para la paz y seguir intentándolo con ETA.

Sí, es un lenguaje bastardo, pero a la vez es un lenguaje capaz de adormecer inquietudes, pues si hacemos caso de la máxima, a mayoría de los hombres no busca más que buenos amos y sólo unos pocos prefieren la libertad.

Nombra a las cosas de otra manera y serán de otra manera.

En esas estamos desde el 14 de marzo de 2004: La reiterada actitud del Gobierno de enterrar la cabeza en la arena ante robos de armas, aparición de explosivos, amenazas directas de los terroristas y otros signos inequívocos de actividad delictiva, ignorando además las repetidas advertencias de la policía francesa de que ETA se estaba rearmando.

Actitud que ha permitido envalentonarse y facilitar las cosas a quienes consideran el crimen como un modo alternativo de vida.

Buscando el objetivo de mostrar y magnificar leves máculas en el contrario y tapar las propias vergüenzas, que en muchas ocasiones son bastante más que leves imperfecciones, esta dialéctica inconexa, mitinera y, reitero, bastarda, parece que es capaz de anular cualquier reserva moral o intelectual en los oyentes, espectadores y lectores.

Ya he escrito largo y tendido en este foro y en varios blogs en los que colaboro directamente que ello es posible gracias a que en la sociedad española contemporánea no sabe ni que son, ni para qué sirven, los valores morales o cívicos.

El estado de agit-prop no comenzó -como muchos creen- con la actual legislatura. Es un estado largamente planificado desde los incidentes pancarteriles del accidente del AVE, pasando por el naufragio del Prestigue y con un punto y seguido en el asalto de las sedes del PP durante la jornada de reflexión electoral.

Después, como cabía esperar, la propaganda se institucionalizó y la agitación pasó a ejercerse por decreto: enseñanza, convivencia, religión, historia, y libertades personales están en el constante punto de mira del gobierno.

No me cabe duda alguna respecto a que tal situación de agitación permanente ha sido consciente y minuciosamente planificada, etapa a etapa, y si me apuran, diría que es una estrategia nacida a raíz del traumático batacazo electoral anterior del PSOE.

LOS INFRASERES ORCOS

¿Goza de buena salud nuestra sociedad? Decididamente, no.

En cada pueblo del País Vasco y Navarra hay un núcleo de insurgentes, descerebrados y de alimañas que celebran cada atentado y muerte violenta ocasionada por sus gudaris.
Son pocos o muchos, dependiendo de la entidad de la población, pero ahí están. Ayer (5 enero) salieron a tomar su parcela, a airear su pancarta, reclamando sus irracionales pretensiones en todos y cada uno de los pueblos de Vizcaya, Guipúzcoa, Alava y Navarra.

La cuestión es que no sienten vergüenza ni reparo alguno en comportarse de tal forma cuando aún no se había rescatado de los escombros la segunda víctima mortal del atentado de Barajas.
Puede asumirse que estos infraseres carezcan de ningún principio ético ni moral, pero ¿qué pasa con sus conciudadanos?
¿Cómo es posible la impasibilidad general? Porque quienes queman los autobuses, quienes berrean tras la pancarta son cuatro, y no se esconden precisamente para hacerlo ¿Por qué no hay reacciones a este comportamiento?

Un observador ajeno colegiría que nadie afea la conducta ni presenta frente a los orcos porque la población está de acuerdo con los fines de los infraseres y, por tanto, los tolera.
¿Lo está?
En conciencia, nadie lo sabe. Los disconformes son silenciosos y esperan que “otros” resuelvan la papeleta. Pero que la resuelvan sin conmociones, de tapadillo y sin molestar a sus conciencias ni carteras. Que apaguen el fuego sin agua ni manguera. Incluso aquí.

De manera que, sí. El observador ajeno ha acertado. Orcos y paisanaje tienen cierto punto de encuentro. Unos y otros merecen sufrir su destino.

LA ULTIMA FRONTERA

Se viene a señalar Navarra como la última frontera, fundamentándolo en la errónea suposición del españolismo navarro y en la fobia de los navarros a los posibles procesos anexionistas.

Esta es una percepción equivocada, debida más a una esperanza que a la realidad, y se deriva de la incorrecta lectura de los parámetros y tensiones políticas que se dan en dicha comunidad autónoma.
Incorrección que comienza por tener presentes en su gobierno a 8 parlamentarios de partidos políticos de origen vasco y fines separatistas.

Equiparar esta realidad a otras comunidades, significaría que en el parlamento de Castilla- La Mancha se reservasen escaños para partidos políticos extramuros tales como ERC, PNV o EA.

Basta comprobar los últimos sondeos de opinión para darse cuenta de que el gobierno de UPN caerá en la próximas elecciones y que será tomado por la coalición PSN- NABai. De ahí en adelante el órgano común ya tiene el camino expedito.

¿La responsabilidad de los navarros? ¿Qué navarros? allí hay no pocos votos para PSN, NA- BAI, ARALAR, EA, PNV, sindicatos atberzales y batasunos disfrazados con tropecientas siglas.

No existe tal última frontera. Ojalá me equivoque y alguien pueda desmentirlo.

Por Ibaia

No hay comentarios:

Publicar un comentario