10 agosto 2018

El URINARIO de las Ramblas


En 1902 una huelga paralizó la ciudad durante una semana.Poco antes se habían instalado por el centro las primeras vespasianas, urinarios de fabricación francesa que tendrían mucha trascendencia en el último episodio de la propaganda por el hecho en suelo condal.
Eran de diseño y fabricación francesa, su estructura era metálica, tenían base y forma circular y capacidad para seis personas, viéndose sus pies, como si de este modo el anonimato fuera relativo y pudieran controlarse los movimientos de los apurados peatones.
No deja de asombrarnos la proliferación de estallidos en ese mingitorio.
El 4 de septiembre de 1904 unos paseantes hallaron en su interior una cazuela que, como todos sospechaban era una bomba repleta de metralla. Era de inversión. Si la girabas estallaba. La trasladaron al Palacio de Justicia del Salón de San Juan con el objetivo de accionarla en el lejano Campo de la Bota, pero estalló en la sede judicial, produciéndole múltiples desperfectos y cargándose un balcón cercano.

Dos años más tarde, concretamente el día de San Esteban de 1906, Benito Llop paseaba tranquilo por la Rambla de Sant Josep, con tan mala suerte que pasó al lado de la mítica vespasiana cuando esta estallaba como consecuencia de otro explosivo que partió el pavimento de mármol del recinto. El pobre e incauto aragonés abandonó la urbe mediterránea con una pierna destrozada.

El sábado tres de septiembre de 1905 una produjo cuatro víctimas mortales y más de sesenta heridos en la calle Pechina, muy cerca del urinario. Murieron dos menores de edad.
Las autoridades decidieron finiquitar la maldición del urinario, trasladándolo al Paralelo, donde aún recibió el regalo de otro artefacto en verano de 1909, quizá durante la Semana Trágica.

Fue demolido los últimos días de agosto de 1909, a petición de los dueños de cafés y empresarios del Paralelo.




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