08 marzo 2016

Tribunal para "impotentes"

Un tribunal compuesto por un sacerdote, un médico y una matrona debían evaluar la capacidad de erección del acusado
Esta práctica resultaba muy habitual entre la nobleza francesa del siglo XVI
¿Te imaginas ser acusado de impotencia y que tu único recurso para defenderte fuera probar tu capacidad eréctil delante de un tribunal?
Por surrealista que pueda parecer esta situación, se trata de un hecho real y documentado por los historiadores que se produjo de manera recurrente durante tres siglos en la Francia de finales de la Edad Media y del Renacimiento.
La impotencia del cónyuge es uno de los escasos recursos que una mujer podía esgrimir para solicitar la nulidad matrimonial ante la iglesia católica. La acusación, para la que debían abonarse tasas judiciales, daba lugar a un proceso público en el que la carga de la prueba se correspondía al acusado, según explica el libro Culpabilizando a los inocentes. Estos particulares procesos judiciales prestaban unas garantías muy escasas, prácticamente nulas, que dificultaban que el acusado pudiese demostrar su potencia.
En primera instancia de este proceso canónico, el acusado debía presentarse ante un tribunal mixto formado por sacerdotes, médicos y parteras, que se encargaban de evaluar las propiedades y la potencia de su miembro. En primer lugar, se encargaban de realizar observaciones sobre "su tensión elástica" y "su movimiento natural". Una vez anotados los comentarios oportunos, se le requería al acusado una "prueba de eyaculación" para terminar de demostrar su inocencia.

Sin embargo, las totalmente antieróticas condiciones en las que la prueba debía llevarse a cabo provocaban que muchos hombres sin problemas de potencia sexual, acabasen siendo declarados como impotentes. "Simplemente con mirarles hace que me arrugue", declaró un acusado ante el tribunal.
Para evitar convertirse en la comidilla del barrio, los hombres declarados impotentes en primera instancia podían recurrir a un Juicio por Congreso. Una vez llegados a esta instancia, los acusados debían ejercer sus deberes conyugales delante del tribunal. Antes de pasar a la acción, el tribunal se encargaba de examinar  en profundidad al hombre y la mujer para cerciorarse que ninguno de ellos hacía trampas. Mientras que los médicos y sacerdotes se situaban tras un biombo alejado para gozar de una buena perspectiva de la situación, las matronas se situaban a ambos lados de la almohada para disponer de una visión cercana de lo que estaba sucediendo.

Se precisaba de un "hombre con una determinación maravillosa, e incluso brutal para no volverse flácido en tales condiciones", aseveraba un crítico de la época. Una o dos horas después de que comenzase el ritual, los se aproximaban al lecho y estudiaban todos los detalles. Entre los requisitos establecidos para que el hombre saliese vencedor del litigio se encontraban que se hubiese consumado el coito y que las emisiones fuesen "apropiadas" para el grupo de observadores. La evaluación final del Juicio por Congreso resultaba ser extremadamente meticulosa. Este fue el caso de Mosieur de Bray que, a pesar de que su atributo fue declarado como "grande, firme, rojo, largo ... en su sitio y en buen orden", perdió el litigio porque los restos de su semilla hallados en las sábanas fueron calificados de "acuosos" por el grupo de expertos equipados con un candelabro para poder visualizar la anatomía de los litigantes.

El carácter público de estos procesos hacía que fuesen seguidos en las gacetas de la época, tornando una gran relevancia pública. De hecho, era habitual que las multitudes se concentrasen a la entrada del lugar donde se celebraban los procesos para abuchear y cantar canciones obscenas a los litigantes. Esta práctica, que alcanzó sus años de mayor popularidad durante el siglo XVI, fue perdiendo relevancia con el paso del tiempo hasta su desaparición final tras la Revolución Francesa.

fcinco


6 comentarios:

  1. No hay comentarios, leo y por mi parte seguirá sin haberlos, porque me resulta de todo punto imposible comentar nada al respecto, tal es la descojonación convulsiva que padezco y que me hace doler el diafragma y costoso el respirar, jojojojojo.

    ¡Vaya con el tribunal!, ante semejante jurado, no se empalma ni Nacho Vidal en plena filmación. Yo no se si ante acusaciones tales me defendería o si aceptaría ser declarado, oficialmente, impotente, para poder dedicarme a hacerle hijos a todas las damas de la corte, con total y absoluta impunidad, debiendo cuidar solamente no ser pillado "nudus cum nudus, solitur in letto".

    Lo que si es seguro es que sus primas antifeministas y su prima Chelina, no podrían formar parte de tan púbicos tribunales, so pena de desbaratar la impotencia del mas impotente.

    Abrazo gordo.

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    1. DON TANN.
      Eres un cachondo total. Da gusto sacar estas cosas por el divertimiento que produce a las personas inteligentes y con sentido del humor. Pero lo que se relata es todo absolutamente cierto.
      Y como bien sugieres, era mejor que te declararan IMPOTENTE y cepillarte a todas las damas de la Corte con absoluta impunidad. Nada como disponer de un Certificado de ese Tribunal para ser un Tenorio en acción.
      A prima Chelina no le dejaríamos que formara parte de esos tribunales.

      Aquello era como ahora la facción activa de las FEMINAZIS : el fin de las erecciones y la proliferación de maricones.

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  2. Manda huevos. Diré más: manda huevos!.

    Además de las mofas a soportar, tengamos en cuenta que posiblemente aquí se jugarían fortunas, títulos, etc, cuando no pactos entre familias etc.etc.

    Dicho esto, y risas aparte, me hace gracia lo científicas -para la época- que se volvían las pruebas, con diversas mediciones más o menos empíricas

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    1. SEÑOR OGRO.
      Y hasta puedes decir "manda caralho" y "Mon Dieu".
      Yo lo comparo con las actuales feminazis que hacern FALSAS DENUNCIAS de malos tratos para obtener más beneficios en un divorcio. Las que entonces denunciaban de impotencia al marido es sumamente probable que tuvieran intereses económicos.
      Pero probe del denunciado.
      En todo caso y según a quien le venía de cine ser públicamente declarado IMPOTENTE para mariposear sobre todas las damas de la Corte, sin peligro de ser acusado de violador.

      Los métodos científicos utilizados para las comprobaciones, tal como comentas, ya los quisieran para sí los de la actual Policia Científica.

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  3. Jolines, la prima Chelina es para ponernos a prueba, ¿eh don Javier? De todo el articulo que ya de por si me parece de oro, lo de la conclusión acuosa a la luz del candelabro lo borda...

    un abrazo

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    1. DON JAVICHU.
      Eres muy generoso al calificar los escritos de este blog y te lo agradezgo, pero mi objetivo es ENTRETENER a los lectores con realidades o sucedidos ciertos.
      Ya ves que con prima CHELINA no hubiera sido tan dificil comprobar si los mutikos se empalmaban o no al verla.

      Un abrazo

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