03 marzo 2014

La verdad de cómo retiraron de Irak al Ejército español

El punto de inflexión de la misión para el contingente español en Irak se produjo el 4 de abril de 2004, con la que bien podría llamarse batalla de Nayaf, la acción armada más importante vivida por las tropas españolas en el último medio siglo, cuando los insurgentes del llamado Ejército del Mahdi, la milicia chií dirigida por el ayatolá Muqtada Al Sadr, asaltaron por la fuerza la Base Al Ándalus, en Nayaf.

Desde meses antes se venía observando en Nayaf, y más concretamente en la mezquita de Alí, lugar santo para los chiíes, la presencia de tribunales islámicos que aplicaban la sharia, y con los que Muqtada Al Sadr iba extendiendo su poder sobre la población.

Los norteamericanos exhortaban a la Brigada bajo mando español a neutralizarlos. Por lo delicado del contexto, la operación que se diseñó al efecto, y que se programó finalmente para el 20 de febrero de 2004, dejaba todo el protagonismo a la policía iraquí, a fin de no producir el agravio que representaría la entrada de soldados extranjeros e infieles en recintos sagrados. Sin embargo, a la hora de la verdad, la policía iraquí, muy infiltrada por la insurgencia chií, se negó a actuar.

En ese momento, el general en jefe norteamericano, Ricardo Sánchez, ordenó al general español, Coll, que utilizara sus tropas para forzar la situación. Era el modus operandi habitual de los estadounidenses, y que cuando encontraban resistencia  atacaban con contundencia y con todo lo que tenían.
Coll llamó a Madrid para consultar con sus superiores del Ministerio de Defensa, quienes le preguntaron si en la acción se podían producir bajas. Coll, militar experimentado y conocedor del terreno que pisaba, no tuvo más remedio que admitir esa probabilidad.
Desde Madrid, en plena campaña electoral, se denegó el permiso.

Cuando los norteamericanos supieron que los españoles se retiraban, montaron en cólera. Y decidieron tomar las riendas de la situación. Los Navy SEAL, los mismos que años después se cobrarían a Bin Laden, lanzaron en la madrugada del 3 de abril una operación nocturna sobre Nayaf que llevó a la captura de Al Yacubi, el lugarteniente de Muqtada en la ciudad.

Sus seguidores, que imputaron la acción a las tropas españolas, acudieron encolerizados a la Base Al Ándalus para exigir su liberación. Los españoles, desconocedores de aquella acción norteamericana en el territorio teóricamente bajo su responsabilidad, negaron su participación en la caza del hombre con el que, justamente, habían estado negociando hasta fechas recientes para controlar la situación. De nada sirvió.

En la mañana del 4 de abril se inició el asalto a la base, que duró todo el día y que  obligó a los 200  españoles que componían la guarnición a usar sus armas hasta casi agotar las municiones. La columna al mando del alférez Guisado hubo de hacer dos salidas, a través de una ciudad hostil, para rescatar a los soldados salvadoreños que habían quedado atrapados en sus calles, lo que les llevó a vivir escenas dignas de "Black Hawk Derribado", avanzando a toda velocidad con sus blindados mientras ametrallaban las azoteas desde las que se les hacía fuego de fusilería y lanzagranadas.

A partir de ahí, ya nada fue igual, hasta la retirada. Si hasta ese momento se había podido trabajar en la reconstrucción, desde entonces los españoles no hicieron más que sufrir emboscadas y ataques con morteros sobre sus bases, que hubieron de repeler, y con la tensión del combatiente que anda ojo avizor  y ha de matar para que no le maten.

Y lo dicho vale para el conjunto de la Historia. Hace diez años, unos militares españoles, arrojados en medio de una guerra lejana, hubieron de usar sus armas. Lo que aprovechó el ministro Bono para ordenar su retirada.

Escritor Lorenzo Silva

El autor del asesinato de 7 agentes del CNI

ACOTAMIENTO
Es incomprensible, del todo, que se manden tropas armadas hasta los dientes a zona de guerra con orden de "No usar las armas". Y que cuando se ven obligados a defender su propia vida, los retiren de vuelta a casa. Me gustaba más el "ejército" de Gila. Para el caso hubiera sido mejor enviar a la famila Bardem como represntación militar española.

 

8 comentarios:

  1. Parece que no tiene que ver, pero si tiene y mucho lo de este gran artículo de lo que hace Putin: http://www.libertaddigital.com/opinion/rafael-l-bardaji/putin-hace-lo-que-puede-70891/

    Frente al buenismo y la tontería del unicornio rosa, se impone lo real, lo mundano, lo que define al mundo desde que es mundo: el fuerte hace lo que quiere, el debil traga, se adapta, o muere.

    Como dice don Iñigo, es cuestión simple: si mandas ejército a un punto, aunque intentes evitar que actue como tal, sigue siendo ejército, en territorio enemigo, contra un enemigo real, y por tanto se debe estar dispuesto a matar y por desgracia, a morir. Un soldado no es una ONG

    Hay que asumir lo que se puede hacer, lo que no, sus consecuencias, pero desde una base realista. ¿Se acuerdan aquella parida de Bono de "¿prefiero morir a matar?", he ahí la quintaesencia de la sandez, de la retórica hueca y de la tontería de moqueta.

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    1. Sí Bardaji es realista, como debe de ser todo periodista profesional, y pone los puntos en las iés.
      "Tiene la capacidad de intervenir y se sabe relativamente impune para hacerlo. Y lo hace cuando considera que sus intereses nacionales están en juego. Ni Tucídides ni Maquiavelo se mesarían los cabellos. Al contrario, les parecería lo más natural. Lo que convendría hacer es definir de verdad dónde se juegan nuestros intereses estratégicos, fijar una claras líneas rojas y fortalecer las acciones comunes en esos puntos y políticas. Y declarar que Crimea nos importa un pimiento.

      Estamos en un país que es tan bobo en cuanto a dirigentes que éstos siguen al pié de la letra lo que el ENEMIGO quiere que hagamos : vestirnos de monjas y cuidar enfermos.

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    2. Llegué a conocer de cerca a Fulgencio Coll Bucher, fue mi capitán.
      Hombre de acción, de familia de tradición militar, me lo imagino al pobre mordiéndose las uñas y poniendo a parir para sus adentros a los que desde Madrid le dieron la orden de no intervenir, aunque como militar disciplinado que es, la rabia le quedaría dentro.

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    3. Amigo TRECCE
      Me satisface que conocieras al general FULGENCIO COLL y lo que debió de sentir cuando los burócratas pitiminí del Ministerio le denegaron el permiso para actuar.. Para un militar profesional la rabia en esos casos debe de ser suprema ya que primero han de obedecer aunque sea una chocholada estilo sociata.

      Pobres militares españoles. Bajo qué mandos civiles se hallan.

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    1. DON MAMUNA
      Parecida a la de si te pones el traje de neopreno y la bombona de oxigeno para hacer submarinismo pero con la prohibición de TOCAR AGUA de ninguna clase.

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  3. Un acto mas de la cobardía de nuestros políticos, que por un puñado de votos ponen en gravísimo riesgo la vida de los militares que mandan por el mundo, mientras ellos se escudan detrás de los sillones de sus grandes despachos.
    Se presentan en zonas de combate, muy bien custodiados por esos militares alos que ponen en peligro y gritan aquello de "viva Honduras"; o cualquier otra tontería.
    La vergonzosa retirada que se hizo de Irak, nos dejó ante los demas paises como unos cobardes.
    Salud

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    1. DON JAIME
      Creo que aquellos pobres militares profesionales debieron de sentir una rabia y una verguenza que no la van a olvidar en su vida.

      Nunca en la Historia del país se han enviado tropas de guerra a no hacer guerra. Claro que tampoco ningún país del Mundo hace eso antes ni ahora. Unicamente los mierdecillas de políticos que pululan por MadriZ cobrando millonarios sueldos públicos por ir a tomar el vermouth a las 13 horas.

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