05 noviembre 2012

Desahucios inútiles y miserables

Cuando una familia pierde su hogar en España cada cuatro minutos y al tiempo que se concreta el "banco malo", reconstruimos la tragedia que hay tras una casa desahuciada, la de María. Tenía 33 años y se suicidó dos días después de recibir la carta del banco.

En los 17 meses transcurridos, hasta cuatro inmobiliarias han intentado venderla. ¿Tanto dolor para tener casas vacías o convertidas en nidos de paloma, como la de Esther? ¿Reaccionará Rajoy?

Dos carteles están pegados en la ventana de la antigua casa de María, en el segundo piso de una barriada de Chiclana (Cádiz). Uno, raído por el tiempo, está roto e ilegible. El otro, más reciente, indica el teléfono de una inmobiliaria. Pero pocos paseantes se toman la molestia de anotar el número. Diecisiete meses después de asistir al desalojo más traumático que cabe imaginar, la vivienda no encuentra comprador.

Su antigua dueña, María, se citó con la muerte tras esa ventana el 12 de mayo de 2011. Dos días antes, el cartero le había entregado la orden final del desahucio. Fue el golpe definitivo para esta agente inmobiliaria en paro. A sus 33 años, ingirió una sobredosis de pastillas. Atrás dejó a sus dos hijos adolescentes y a su marido enfermo del corazón, a quien ocultó la gravedad de las finanzas familiares para no dañarle la salud. 

Pese al suicidio, el embargo siguió adelante. La entidad que le arrebató la casa, NovaCaixaGalicia (NCG), ya la ha puesto en manos de cuatro inmobiliarias. Pero ninguna ha conseguido despacharla. Nadie quiere pagar los 68.000 euros que reclaman por estos 100 m² de ladrillo que costaron la vida a la chiclanera. 

Sobre la casa de María pesaba una de las 400.000 hipotecas que la banca ha ejecutado desde el reventón de la burbuja. Más de la mitad, unas 215.000, ya han llegado a su fase más dramática: el desahucio del dueño. Son 325 familias al día. Catorce a la hora. Una vida rota cada cuatro minutos...

Y tanto dolor, ¿a cambio de qué? En muchos casos, los desahucios sólo sirven para engordar las saturadísimas carteras de ladrillo de la banca. Para que áticos como el de Esther y Juan Carlos, en Valladolid, desahuciado este verano, se conviertan en nidos de palomas. Yermos, vacíos, inútiles: como las vidas de sus antiguos propietarios.

"Es una inmoralidad", tronó este jueves el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, cuya voz se unió al creciente clamor contra la epidemia de desahucios. "Los bancos que echan gente a la calle están siendo subvencionados con dinero público. A diferencia de otras empresas que han tenido que cerrar".

La persona que compre el inmueble (si eso ocurre algún día) compartirá edificio con la madre de la suicida, instalada en la planta baja. Pese al dolor, la mujer, viuda, se niega a abandonar su piso de toda la vida, conectado con el de su hija a través de un patio interior. Allí vivió María hasta el día de su boda, cuando se mudó sólo unos metros más arriba. Uno de los dos hermanos de la difunta explica que, en ese momento, "la casa estaba prácticamente pagada".

Dos imitaron a la suicida la semana pasada: un quiosquero granadino se ahorcó horas antes de que lo desahuciaran y un joven canario se tiró de un puente de Las Palmas. Un tercer embargado lo intentó tirándose por la ventana de casa en Burjassot (Valencia). Afortunadamente, fracasó.

Hay cientos de suicidios silenciados. Otros miles han intentado quitarse la vida o lo han pensado seriamente.

Según Fernando Acuña, director de la web Pisosembargados.com, las entidades financieras ya tienen 250.000 pisos a la venta. De ellos, la mitad corresponde a obra nueva, de promotores arruinados, y el resto, 125.000, provendría de inquilinos desahuciados. Harto de este contrasentido, Miguel Samper, decano del colegio de abogados de Terrasa, creó una oficina de mediación entre la banca y sus deudores. El objetivo, explica, es mantener a la gente en sus casas, con fórmulas como el alquiler social.

 -¿Cómo recordaremos el ladrillazo dentro de 10 años?

 -Los alemanes todavía se preguntan cómo permitieron que Hitler llegara al poder. Nosotros no entenderemos cómo dejamos a cientos de miles de familias en la calle...

 M.A. Santos

POBREZA EN ESPAÑA

4 comentarios:

  1. Si mejora la cosa, dentro de diez años nadie rcordará el ladrillazo y posiblemente comencemos a hacer más de lo mismo.

    Es lo que más me molesta de los recortes y de los impuestos, ni siquira te queda el consuelo de ayudar a otros, todo ha ido a los bancos y nadie les obliga a cumplir con su función de prestar, que es lo mínimo. Pero ya te digo, por indecente que sea, a poco qu mejore la cosa la gente volvería a picar si le ponen el cebo.

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    1. DOÑA CANDELA
      Estoy de acuerdo, dentro de unos años cuando estemos como cuando Ansar, todo kisto volverá a picar con los créditos fáciles y tontorrones y vuelta a empezar. Y los Bancos cada vez más grandes y más ricos y los españolitos cada día más bobos y con menos formación que un gitano de carro con burro.

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  2. Yo tengo aqui un dilema..

    Por un lado si creemos en la responsabilidad individual, toca preguntarse por todos aquellos que se metian en créditos largos como la vida, y con enormes cargas mensuales, siempre viviendo al filo. Es SU problema si intentaron vivir como nuevos ricos.

    Pero por otro, estamos en una situacion donde como bien se ha escrito, estos bancos y cajas están recibiendo chorros de dinero publico. Siendo así, ¿como es posible que se les permita semejante maltrato a las familias en plena crisis?, no es justo.

    Hay un tercer aspecto que no veo claro. Si no se echara a la gente, no dudo habria gente que dejaria de pagar. ¿Y entonces que pasaria con un sistema financiero en esa situacion?. Si ahora dan poco o nada credito, ¿que darian luego?. No soy economista, pero vamos....

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    1. El dilema tiene algunas alternativas más humanitarias y no perjudiciales para las Entidades Financieras.

      Ciertamente, como dices, demasiada gente se metió alegre y tontamente en hipotecas que ni sabian si podian cubrir con sus ingresos. Sigue pasando con las tarjetas VISA y similares con las que el gentío paga sus más mínimas compras semanales y a principio de mes quedan con la nómina a la mitad o menos.

      Los cientos de miles de viviendas de las que se han hecho propietarias las Entidades Financieras por medio de embargos, no les sirven economicamente para nada porque no las pueden vender y cuando lo hacen recuperan como mucho la mitad de lo que prestaron.

      El famoso "rescate" que ofrece Europa podría servir para que dejaran los Bancos de "desahuciar" inquilinos, a cambio de un dinero pagado a medias por el dinero de ese "Rescate" y a medias por el embargado mediante fórmulas de inquilinato.

      También es necesario modificar radicalmente la mentalidad de quienes han vivido como "burguesía floreciente y boyante" sin disponer de más bienes que un sueldo que han perdido al desaparecer empleos. En USA es habitual que los "apeados" del buen empleo se vayan a vivir a barriadas en donde habitan dentro de caravanas de alquiler de baja renta.

      En cualquier caso, una vivienda embargada y desahuciada no sirve absolutamente para nada al Banco. Pero deja en la calle a cientos de miles de familias. Ante eso ¿Para que sirve en España un Estado recaudador de impuestos salvo para mantener organismos públicos y políticos parasitarios?

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