13 agosto 2012

Teresa y Sancho Panza


Para desesperación de su mujer, a la muerte del hidalgo Don Alonso Quixano, Sancho había decidido meditar reposadamente, y se pasaba todo el día en casa, solazado, como ella decía, y allí se lo encontró el criado de Sansón Carrasco, sentado en el patio, trenzando, para entretener sus ocios, un cesto de mimbre. 

No era precisamente una mujer paciente Teresa Panza, y tampoco se ahorraba los comentarios acuciantes e intempestivos, si pasaba a su lado.

-"No es bueno, te lo tengo dicho mil veces, marido mío, que te pases el día mirando las sapas verdes, o maquinando en la mollera, porque no hay cosa peor que la de pensar a secas, sin otra salsa. Para qué queremos más cestos. Llevas hechos más de treinta. ¿Serás cestero ahora? ¿Dónde los venderás, quién va a querer comprártelos, te sumarás a una tribu de gitanos y los mercarás por esos pueblos de Dios? 

 Y no me digas cómo, pero he oído decir que en las casas que recogen a los frenéticos suele haber dos clases de orates, los que se pasan el día gritando como desaforados, y los que como tú clavan la vista en el suelo, y no la levantan en todo el día, como los bueyes mansos, y por más que les pregunten, no responden, como tú, que no parece sino que los locos son todos los demás y no ellos. 

 Ay, que terminarás tú como don Quijote, que mala sombra se lo haya llevado."

 -Calla, perra, y no muerdas la mano que te ha dado tu regojo.Y yo todavía sé hablar, incluso a ti. No consiento que nadie hable mal en mi presencia de quien fue la "florinata" de la caballería andante y por quien comes el pan que ahora comes. 

Y si es cierto que yo, que fui quien mejor lo conoció, certifico los puntos de su locura, también puedo asegurar que nadie como él supo dar consejos al que los necesitaba, y tantas y tan buenas cosas salieron de sus labios, como inmejorables ideas de su magín. 


Y así te digo que vendrán tiempos que lo conozcan en los altares, y me parece que antes de que cunda la especie, hay que atajar la que lo presenta como alguien rematadamente loco. Pudo estarlo, no digo que no, en un principio. 


Pero yo he sido testigo de cómo cada día que pasaba decía más y más cosas juiciosas, y no recobró la cordura de repente, como ahora creen todos, sino que eso ya se había empezado a producir de antes, porque nada de lo que sucede, se improvisa, todo viene de lejos, y eso lo sabíamos mejor quienes más lo tratamos: que si no se le tocaban los asuntos de la caballería, nadie hubiera podido negar que tenía enfrente a uno de los más cabales hombres de este siglo


Y en lo de su locura no fue diferente de todos los hombres, incluido el papa y el rey, que si se buscara en las entretelas de sus cabezas no sería dificil encontrarle a cada cual su propia locura, tan subida, si no más, que la de don Quijote. 


Y le bastaba su conciencia para obrar, y a ella sola se atenía, y socorriendo al necesitado, a la viuda, al viejo o al niño, no se equivocaba nunca, porque nadie se equivoca ayudando al débil, al pobre, al menesteroso. No hay más santidad que la de la voluntad, y él quiso, e hizo el bien. Pudo querer y quiso poder.



Por Trapiello

8 comentarios:

  1. Y es que un punto de locura en esta vida nos viene muyyyyyyyy bien a todos para poder llevar esta vida de locos que tenemos. Y don Quijote, yo no sé si estaba loco o era demasiado listo y sensible. Siempre me quedó la duda :):)
    Millllllllllllll besitosssss don tellaaaaaaaaa!!!

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    1. DOÑA MIDALA
      La respuesta la tienes en el propio Sancho :

      "que si no se le tocaban los asuntos de la caballería, nadie hubiera podido negar que tenía enfrente a uno de los más cabales hombres de este siglo. "

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  2. Que buen sentido el de Sancho, tambien, cuando dice :
    ...Y en lo de su locura no fue diferente de todos los hombres, incluido el papa y el rey, que si se buscara en las entretelas de sus cabezas no sería dificil encontrarle a cada cual su propia locura, tan subida, si no más, que la de don Quijote...".
    Parece mentira cómo este "cazurro" se anticipa a las ideas de la psicología/psiquiatría que, mas o menos, dicen que todos somos mitad locos, mitad cuerdos y muchos ni siquiera al 50%.

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    1. DON F.J. EUGENIO
      Sí, Sancho es la sensatez en persona, el hombre del campo con su lógica inexpugnable y aplastante, sabio por su ignorancia de las letras y ciencias.

      Pero que te conste que este texto no lo escribió Don Miguel ni tampoco el "autor moro del que él tradujo" según explica Cervantes, y al que llamó Cide Hamete Benengeli.

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    2. Gracias a tu puntualización he descubierto que el tal Cide es un personaje ficticio, un supuesto historiador musulmán creado por Miguel de Cervantes....
      ¡Cuánto ignora uno a pesar de no ser, gaD, víctima de la LOGSE!.

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    3. DON F. J. EUGENIO
      Tranqui que la mayoría (un 97%) de españoles ni siquiera se ha leído el libro. Y por ello se han perdido el mejor sentido del humor creado en España, y que copiaba, a su estilo, Mingote.

      En efecto, Don Miguel comienza su novela diciendo que ha encontrado unos papeles escritos en "lengua morisca" y firmados por un tal Cide Hamete Benengeli. Que él se limita a traducirlos. Una especie de "humildad" literaria que áun le honraba más.

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  3. Es imposible ser un hombre cabal sin recurrir a ese toque de locura que lo aisla del mundo exterior, tan sórdido y vulgar, y lo sumerge en su propia y vital fantasía. La locura es una evasión, un mecanismo de defensa de mentes privilegiadas, o símplemente inteligentes.

    Sáncho, como escudero exigente, supo a quién elegir como Señor.

    Qué pena da este fragmento..

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    1. DOÑA CANDELA
      Has sabido o sabes encontrar el punto clave de este diálogo, inventado por uno los más prestigiosos escritores y que es parte de un libro titulado "Al morir Don Quijote". Desarrolla lo que él cree que pudo suceder con los personajes diversos de la novela al fallecer el protagonista.

      Las cavilaciones de Don Quijote en temas, como dice Sancho "ajenos a las caballerías", son una gozada leerlas porque son una exposición de sentido común privilegiado y una permanente lección de vivir.

      Supongo que esa "locura" de cada quién es la que nos evita salir con un cuchillo de cocina a la calle a buscar políticos.

      A todo ello se suma la ironía y extraordinario sentido del humor de Cervantes en sus diálogos entre Caballero y escudero.

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